21 TE TENGO
·
VISHOUS
Cojo su taza de la mesa
porque me está poniendo de los nervios verla allí, al lado de mis juguetes y me
siento en la silla.
Apago la pantalla y le
miro.
-He descubierto algo.
-¿Y? ¿Me lo vas a contar
o tengo que adivinarlo?
El cabreo que tiene
ahora mismo juro que casi puedo verlo flotando entre nosotros.
-Tu sangre no es normal.
Me mira confundido sin
entenderme.
De pronto su gesto se
vuelve preocupado.
-¿Quieres decir que
estoy enfermo? ¿Es eso? - me dice sin parpadear.
Niego con la cabeza
despacio.
-No, quiero decir que tu
sangre tiene algo que no tiene la sangre humana común. Creo..., estoy casi
seguro de que tienes algo de nosotros dentro de ti.
Se le abre la boca y se
pasa la mano por la cara, en un gesto como si así, pudiera pensar más
claramente.
-Pero... ¿Cómo?
-No lo sé. Esta noche,
voy a investigar un par de puntos y te podré decir algo más seguro.
-¿A dónde vas a ir?
Le miro durante un
segundo y me digo que no es buena idea contarle la excursión que tengo
preparada.
-Sólo voy a investigar.
Me convertiré en un policía como tú durante un rato, eso es todo.
Se aleja de mí y se
sienta en el sofá.
-Y si es como tú dices,
¿Qué va a pasar?
Cojo uno de los liados
que tengo en el cajón y lo enciendo.
-Habría que hacer una
regresión ancestral pero antes la virgen escribana debe dar su consentimiento.
Te pondremos en trance y miraremos dentro de ti, retrocediendo mucho tiempo,
aunque debo decirte que eso es una cosa muy peligrosa. Para hacerlo, tu mente y
tu cuerpo quedan sumidos en un trance muy intenso que puede provocar que todos
tus sistemas queden dormidos y eso puede ser peligroso. Para tu corazón y para
tu cerebro. El riesgo es muy alto y no puede hacerse a la ligera.
Le veo echar humo por
esa cabecita y le obligo a que se tranquilice. Tampoco hay que adelantar
acontecimientos.
-Mira, de momento no te
preocupes. Déjame ver si esto tiene una base sólida y luego piensa y preocúpate
todo lo que quieras. No quería decírtelo hasta tener algo seguro, pero bueno...
Me levanto de la mesa y me
paro junto a él. Por un momento estoy tentado a acariciar su pelo pero en la
situación en la que estamos, no me parece lo mejor.
Cierro mi mano en un
puño y antes de volverme, le doy un par de toques en el hombro del todo
ridículos.
-Me voy ya. Quiero estar
de vuelta cuanto antes. Si todo va bien, no creo que tarde más de media hora.
Llego a mi habitación y
me visto, colocando todo el arsenal que siempre llevo encima y salgo del cuarto
poniéndome la cazadora. Butch al verme se levanta y se queda parado. Por un
momento creo que quiere venir hacia mí pero no lo hace. Mete las manos en los
bolsillos del pantalón y se queda parado, mirándome, como si esperara algo.
“Vete a él y dale un beso. Prometo que no vas a morir si lo haces”
me susurra la perra de mi conciencia.
“Hazlo. Déjale ver que no todo está perdido”
Sacudo mi cabeza y me
doy la vuelta mientras oigo como un suspiro se escapa de sus labios.
“Eso es, cretino. Arréglalo a tu modo. Estropeándolo a cada segundo
todavía más”
Abro la puerta y miro
hacia atrás.
Butch me mira con ojos
tristes y aprieto mi mano enguantada con fuerza.
-Nos vemos más tarde -
le digo cerrando la puerta de un golpe seco y llego al jardín donde me
desmaterializo sin perder un sólo segundo.
*****
Vuelvo a tomar forma
dentro de la habitación de la madre de Butch.
Está absorta viendo la
televisión y sin pensar en lo que puede ocurrirle al verme allí de repente, doy
un paso al frente, entrando en el foco de luz para que pueda verme.
Tras unos segundos por
fin dirige su mirada hasta mí y luego me sonríe.
-Me gusta lo que estoy
viendo. Es muy entretenido.
Yo asiento tranquilo,
dejando que se acostumbre a mí aunque no parece atemorizada por mi aspecto en
absoluto.
Tal vez su enfermedad le
ha permitido alejarse de los convencionalismos.
Me mira fijamente,
pasando sus ojos por mi cuerpo, mi cara, y por un momento, juro que me mira
como si me conociera. A saber con quién ha podido confundirme en su mente aún
más confundida.
-Te pareces al padre de
Bryan - me dice mientras los ojos se le llenan de lágrimas.
Ese comentario me sienta
como si me atravesaran con un hierro al rojo, pensando que no soy un cabrón
capaz de matar a golpes a un simple niño indefenso.
-No creo que tenga nada
en común con su marido - le digo cabreado.
Ella niega con la cabeza.
-He dicho al padre de
Bryan. No a mi marido. Él era igual que tú. Se aparecía ante mí de repente y me
miraba fijamente. Igual que tú lo haces ahora.
El corazón me da un
vuelco al oír sus palabras. Ella sigue hablando, con la mirada perdida, como si
recordara tiempos felices, ahora casi olvidados.
- Lo conocí en el
hospital donde yo trabajaba y me quiso tanto que por un tiempo fui feliz...
hasta que mi marido se enteró y me obligó a abandonarlo. A él y el trabajo. No
lo vi nunca más. Ni supo que Bryan era su hijo.
Trago saliva mientras el
corazón me va a mil por hora.
-¿Cuál era su nombre?
Ella no me escucha pues
sigue hablando sin dejar de mirarme.
-Yo fui mala, muy mala y
Dios me castigó por ello.
Se pasa las manos por el
pelo, igual que hace el poli cuando está nervioso.
-No pude dar todo el
cariño que Bryan se merecía para no faltar el respeto a mi marido. Él siempre
lo odió y Dios me castigó quitándome a mi hija por haber sido infiel.
Me acerco otro par de
pasos hasta quedar al lado de su cama.
-Dígame su nombre.
Ella niega con la
cabeza.
-No recuerdo… a veces,
todo se me olvida ¿Sabes? Si pudiera recordar… - baja la mirada por unos
momentos pero luego alza la cabeza otra vez hacia mí, como si acabara de
recordar algo importante - ¿Bryan es ahora feliz? ¿Lo cuidaras?
Suspiro cerrando los ojos
pensando en le respuesta. ¿De veras es feliz ahora?
La mujer alarga su mano
y toca la mía.
- Está contigo, ¿Verdad?
Ahora él está con su gente.
-Sí. Está conmigo.
Se reclina sobre la
almohada dejando salir de su boca un débil suspiro mientras cierra los ojos.
-Eso está bien. Ahora
está todo en su sitio – dice mientras suelta un suspiro. Luego abre los ojos,
centra su mirada de nuevo en el el televisor y sigue hablando tranquila - ¿Sabes, Teddy? Tu hermana vino ayer a
visitarme con un bebé. Es un bebé precioso pero no me trajo mermelada de
fresas.
Yo me doy la vuelta
mientras la anciana sigue hablando, perdida otra vez en su mundo confuso.
-¿Me traerás mermelada
cuando vuelvas, Teddy? Me gusta mucho.
-Sí. Lo prometo –
murmuro mientras vuelvo a la esquina que está sumida en la oscuridad para poder
volver a casa.
*****
Vuelvo sobre mis pasos y
en menos de media hora vuelvo a estar de nuevo en la mansión.
Al llegar al patio, la
cabeza comienza a dolerme mientras noto como mi ojo maldito comienza a dolerme.
Me llevo las manos a la cabeza y en mi mente veo como comienza a brillar una
luz mientras imágines de algo que no puedo llegar a ver con claridad, se
estrellan todas de golpe dentro de ella y del mismo modo que comienzan,
terminan.
Mis putas visiones han
vuelto.
-Esto es lo único que me
faltaba – gruño mientras comienzo a caminar de nuevo, con las manos pegadas a
mi cabeza.
Me dirijo derecho a ver
a Warth y tras buscarlo por todos lados, le encuentro sentado a solas en medio
del gran salón, con la cabeza reposando sobre el alto respaldo de la silla que
preside la mesa.
Me acerco despacio hasta
él y ya me está gruñendo antes si quiera de comenzar a hablar.
-¿Qué coño quieres
ahora, V?
Me siento a su lado y de
mi garganta brota un suspiro de cansancio.
-Tengo que hablar
contigo. Es… algo personal.
-Dispara.
No sé cómo empezar. Voy
a tener que contarle todo para que sepa el por qué de mis actos. Inspiro con
fuerza antes de comenzar a largar como una cotorra.
-Ante todo, quiero que
te guardes los sermones para luego. Ahora mismo no estoy de humor para una
conversación paternal.
Warth sigue sin moverse.
-Escúpelo. Yo tampoco
ando muy hablador.
-Creo… bueno, ya no lo
creo, sé que Butch es un mestizo y antes de que me lo preguntes… Sí, lo hice.
He probado su sangre y al hacerlo me he dado cuenta.
Su cara se dirige a la
mía y sé por su forma de suspirar que la parte de haber mordido a Butch, no le
ha sorprendido. En cambio lo de que sea un mestizo ha captado su atención de
inmediato.
-¿Mestizo? ¿Y puede
saberse cómo lo sabes seguro?
- He ido a ver a la
madre de Butch sin que él lo sepa. Reconoció algo en mí que le recordó a un
antiguo amante. El padre de Butch. El verdadero. Ignoro si supo en realidad qué
somos o no, sólo me dijo que yo era como el padre de Butch. Dijo que él tenía
que estar con su gente.
Warth dirige su mirada
vacía hacia mí.
-¿Entonces?
Me encojo de hombros.
-Hay que hablar con la
Virgen para ver si da su consentimiento para hacer la regresión y luego
dejaremos que Butch decida.
- ¿Y ya está? tienes su
olor por todo tu cuerpo, estás vinculado a él ¿Y tú no vas a decir ni una sola
palabra al respecto?
Me levanto y vuelvo
sobre mis pasos mientras le hablo. Ahora mismo no necesito esta conversación.
-¿Hablarás con la virgen
sí o no?
- Intentaré que sea esta
misma noche.
Asiento con la cabeza y
cuando estoy saliendo del salón, Warth me llama.
-¡V!
Me detengo y le miro de
reojo con una mano apoyada en el marco de la puerta.
-Qué.
-No lo hagas de esta
manera. Intenta abrir aunque sea un poco tu corazón o puede que llegue el día
en que te arrepientas de no haberlo hecho.
Me vuelvo cerrando
fuertemente los puños mientras me dirijo a la entrada de la guarida.
*****
Me quedo mirando
fijamente el pomo de la puerta antes de entrar.
Butch tiene algo nuestro
dentro, de eso no hay duda pero eso significa que hay que hacer algo que me da
miedo.
La regresión es muy
peligrosa. Su mente se puede quedar dormida por siempre y eso me asusta como el
infierno pero hay que hacerlo... si él quiere.
Entro y Butch está con
el vaso en una mano y con la botella fuertemente agarrada con la otra, mirándome con los ojos brillantes por el
alcohol.
-¿Qué? ¿Tu escapadita
secreta ha dado frutos?
Vuelve a llenarse el
vaso y bebe de un trago hasta la última gota.
-Sí, habrá que hacer la
regresión para tenerlo seguro, si quieres. Vuelvo a decirte que es peligroso,
podrías quedar en coma por el resto de tu vida.
Me mira a los ojos
durante unos segundos sin pestañear.
-¿Tú qué harías, V?
Niego con la cabeza.
-Yo no puedo ayudarte en
eso. Tienes que ser tú y sólo tú quién decida el resto de tu vida.
Los ojos de Butch
comienzan a brillar todavía más y aprieta los labios.
-Si voy a ser yo solo
quien tenga que decidirlo, prefiero no hacerlo. ¿Para qué? con mi vida humana
sólo me pueden quedar quince o veinte años si el alcohol no acaba conmigo
primero. Para qué quiero una vida con cientos de años por delante si voy a
estar a estar solo. No merece la pena.
Aprieto los puños con
fuerza.
-No estás solo... estás
conmigo.
Suelta una risotada y se
pasa las manos por el pelo mientras comienza a caminar por el salón.
-¡Oh! ¿Lo estoy? joder,
no me había dado cuenta. Vaya, tienes una manera muy reservada de demostrarlo.
¿Quieres que te diga la verdad? no tengo ni puta idea de lo que somos, ni de lo
que tú quieres, ni de nada. Tengo ante mí una oportunidad única que puede
cambiar mi vida de un modo que jamás soñé y tú ni siquiera quieres opinar.
Me voy tras él y le
agarro del brazo, intentando que deje de moverse como una mosca molesta.
-No es que no quiera
opinar... es que me da miedo hacerlo.
Le agarro por la cara
con ambas manos para que me mire a los ojos.
-¿Te das cuenta de lo
que te he dicho? Puedes quedarte en coma, puede que no despiertes nunca de la
regresión. ¿Quieres que me sienta culpable por el resto de mi vida por haberte
animado a hacerlo?
Me pega en los brazos,
haciendo que le suelte y se dirige a la salida.
-Siempre eres tú, y
luego tú. Lo que tú vas a sentir o lo que tú te vas a reprochar. ¿Ves? nosotros
no somos nada. Si yo fuera algo para ti, decidiríamos juntos, no me dejarías
aceptar o negarme sólo en base a cómo te vas a sentir tú después. Me largo.
Decida lo que decida, se lo diré a Warth. Contigo no tengo nada más que hablar.
Oigo cerrarse la puerta
de un golpe y estrello mis nudillos desnudos contra la pared.
BUTCH
Salgo echando chispas de
la guarida y me dirijo al gimnasio. Voy de cabeza al saco de boxeo y le pego un
puñetazo que hace que mis nudillos crujan.
Es como pelear contra
molinos de viento.
Le doy otro par de
golpes con toda la fuerza de mi cuerpo y al final termino abrazado a él.
Joder, busco consuelo en
un trozo de cuero relleno de arena. ¿Se puede ser más deprimente?
Cierro los ojos con
fuerza dándome cabezazos contra el saco.
¿Pero puede ser posible
que después de todo, mi única razón para hacerlo sea que quiero estar a su lado
siempre?
¿Cómo puede ser que yo
sólo piense en él y él sólo piense en sí mismo?
¿Por qué no soy capaz de
arrancarlo de mi corazón y buscar otras razones para hacerlo?
Ni la vida casi eterna,
ni la fuerza, ni poder sentirme al fin como una persona fuerte, capaz de demostrar
toda mi valía defendiendo a toda una raza me llenan. Sólo pienso en que de ese
modo, podría disfrutar de su compañía durante mucho más tiempo.
Al final, V es la única
razón para hacerlo.
Y lo voy a hacer.
Por él.
Sólo por él.
Aunque sea por un maldito
cabrón egoísta.
Sin pensarlo más, cojo
el teléfono y llamo a Warth.
Cuando contesta, echando
un ladrido, como siempre, no me ando por las ramas.
-Quiero intentarlo,
Warth, esta misma noche, si es posible.
El silencio se hace
visible mientras espero su contestación.
Al final, me llega.
-De acuerdo. Ahora voy a
hablar con la virgen. Si ella da el consentimiento, podremos hacerlo esta misma
noche, en la sala de curas. Todo estará preparado.
- De acuerdo.
Cuando voy a colgar, le
oigo hablar.
-Estoy orgulloso de ti.
Cuelgo el teléfono
deseando que esas palabras hubieran salido de otra boca, pero sería más fácil
que lloviera dinero.
Me quedo con la frente
apoyada en el saco, con mis brazos rodeándolo, pidiendo a Dios que me de
fuerzas para resistir todo lo que se me viene encima.
VISHOUS
Warth acaba de llamarme
y me ha contado su conversación con Butch.
Va a hacerlo y yo no sé
si alegrarme o no por ello.
Porque tengo miedo a
perderlo.
Mi mente comienza a
taladrarme con cientos de dudas sobre la regresión y sobre su futura vida si
todo sigue adelante.
¿Cuánto tiempo tardará
en darse cuenta de que yo no valgo la pena? ¿Cuánto tardará en encontrar a una
vampira que le haga feliz y se dé cuenta de que lo nuestro es pura ceniza?
Me daría de hostias
hasta el día de mi muerte por ser como soy, por no poder exteriorizar mis
sentimientos... por ver cómo se aleja cada vez más de mí y yo no soy capaz de
retenerlo a mi lado.
Me siento en el sofá y
siento pasar el tiempo ante mí, con un nudo en la garganta esperando saber qué
dice la Virgen.
Como si ella me leyera
la mente, me llega un mensaje de Warth.
Se hará esta noche.
La virgen ha dado su
consentimiento.
Me levanto como si mi
cuerpo pesara toneladas de camino a la sala de curas para prepararlo todo con
la mente a un millón de kilómetros de aquí.
Hoy será la primera vez
en muchísimo tiempo que rezaré.
Por él.
Sólo por él.
*****
Mis pasos suenan en el
frío suelo, cansados, pero al final logro llegar a la sala y comienzo a prepararlo todo.
La camilla, el equipo de
reanimación que espero no usar, un recipiente con agua fría y una esponja para
poder limpiar su sudor y aliviar su piel... todo lo que sea necesario para
poder traerlo de vuelta y se sienta bien.
Tardo casi una hora y
cuando termino, me siento en silencio al lado de la camilla, esperando a que
aparezcan todos los demás y me sobresalto cuando Rhage aparece abriendo la
puerta de golpe.
Me mira extrañado y al
principio no entiendo por qué, hasta que me doy cuenta.
Mi olor de marcaje en mi
piel.
El olor de Butch todavía
reciente mezclado con él.
Antes de que diga nada,
le corto.
-Ni una puta palabra o
te corto en dos.
Alza las manos en son de
paz.
-Vale, vale, no pienso
decir ni una sola palabra – me dice con una sonrisa en los labios que me muero
por quitarle a hostias.
Poco a poco van llegando
los demás y me miran, se miran entre ellos pero al ver mi cara, ninguno dice
nada.
Mejor así.
El último en llegar es
Butch.
Me mira durante un
segundo y yo me levanto y camino hasta él.
Por acto reflejo mi mano
sube hasta su cara pero antes de que llegue a tocarlo la cierro en un puño y la
bajo despacio.
-Quítate la parte de
arriba de la ropa y siéntate en la camilla.
Se desnuda en silencio y
yo no puedo reprimir la mirada hacia su cuerpo desnudo mientras él tiene la
vista fija en el suelo.
-Voy a tomarte la
tensión arterial.
- De acuerdo.
Con manos temblorosas
cojo el esfigmomanómetro de aire, y el fonendoscopio.
Ajusto la tira alrededor
de su brazo y meto presión. Al aflojar, cuando oigo el primer latido, le miro.
-Tienes la tensión por
las nubes y todo el alcohol que te has tragado no ayuda.- me doy la vuelta y
miro a Warth- será mejor esperar, o mejor, hacerlo otro día...
- De eso nada - me gruñe
el poli - se va a hacer aquí y ahora.
Se echa en la camilla y
mira al techo.
Por un momento quiero
decirles a los demás que nos dejen un minuto.
Necesito hablar con él a
solas.
Necesito... decirle que
todo saldrá bien.
-¿Comenzamos de una vez?
- me dice cabreado.
- De acuerdo. Ahora fija
la mirada en mis ojos y relájate todo lo que puedas- le digo mientras me
inclino ante él y le acaricio el pelo - mírame, Butch.
Noto cómo mi pupila,
después de tanto tiempo se dilata al máximo mientras sus ojos se abren
asombrados.
-No te preocupes por eso
ahora, sólo mírame, entra en mí...
BUTCH
Me quedo mirando como su
pupila se agranda hasta cubrir por completo todo su ojo y mi mente comienza a
desvanecerse, poco a poco, cayendo en ese vacío, notando como me alejo de mi
propio cuerpo hasta que sólo quedan penumbras.
De repente un fogonazo
me nubla la vista y cuando comienzo a volver a abrir los ojos, un paisaje
extraño se muestra ante mí.
Me miro y mis ropas son
de cuero y pieles, muy antiguas. Estoy rodeado de hombres que conozco aunque no
sepa sus nombres y aunque hablan en un idioma desconocido para mí, los entiendo
perfectamente. Hacen bromas con uno de ellos mientras el calor de la hoguera
nos calienta. Sé que uno de ellos es el padre de Warth, el que está sentado a
mi lado y golpea mi brazo riendo sin cesar. Un lazo de sangre me une a él
aunque no logro entender cómo rayos lo sé.
Me pasa una especie de
bolsa hecha de pieles para que beba y aunque lo cojo gustoso y la llevo a mi
boca, no alcanzo a notar el sabor.
De pronto una luz me da
en los ojos y las escenas pasan por mi mente a toda velocidad, como si
estuviera viendo una película a cámara rápida, mostrándome los retazos de una
vida muy antigua de la que no puedo apreciar ningún detalle debido a la rapidez
con la que pasan hasta que todo se detiene de nuevo y me encuentro mirando a
una mujer joven, que me coge la cara con ambas manos y me besa en la boca con
amor.
Es mi madre.
Pero la veo muy joven,
como cuando veía sus fotos cuando era pequeño.
Y aunque es mi cara la
que besa, no lo siento, como si besara a través de mí a otra persona.
Luego vuelvo a ver un
fogonazo y la imagen cambia de golpe y la veo retorciéndose debajo de mí,
desnuda, acariciando el cuerpo que sé que no es el mío y todo comienza a darme
vueltas.
Gime y me toca, sin
hacerlo en realidad, pero sólo verla en esa postura, echando la cabeza hacia
atrás con los ojos cerrados, mientras hace el amor con una pasión que jamás
podría asociarla a ella, dejándose ir con alguien que sé que no es mi padre, me
tortura.
Quiero salir de aquí.
Esto que veo no me
gusta, quiero salir, salir ya...
Siento que el latido de
mi corazón se ralentiza pero no me importa. Lo único que quiero es adentrarme
en una oscuridad que me llama y apartarme lo más posible de esa luz que me
muestra cosas que no quiero ver. Dejo que me envuelva por completo y ahí
encuentro la paz, pues mis pensamientos y las imágenes que he visto se
desvanecen poco a poco, borrándose para siempre de mi memoria y ya me siento
tranquilo.
Muy tranquilo.
Aunque siento que dentro
de esta oscuridad pierdo algo muy importante para mí, ahora mismo no puedo
recordar qué es. Solo el vacío me calma y eso es bueno.
…pero ¿De quién me estoy
olvidando? – Me repito una y otra vez.
VISHOUS
Todo ha terminado y una
sonrisa sale de mis labios.
Ha estado bien y en
realidad yo tenía razón.
Él es de los nuestros.
Me alegro que una vez
despierto no recuerde nada de ello, pues he sentido que los minutos finales han
sido duros para él.
Miro la presión arterial
y sus constantes y son normales para un humano y eso me hace sentir tranquilo.
Me acerco al poli y le
paso el dorso de la mano por la cara.
-Butch.... eh, poli...
Le doy unas palmaditas
en la cara para que comience a volver en sí pero no hay ninguna reacción.
Paso una toalla húmeda
con agua fría por su cara y su pecho.
-Venga, Butch, enséñame
esos ojos, mírame.
Le cojo de una muñeca y
no hay reacción ninguna. La suelto y cae muerta encima de la camilla.
Ahora sí que me estoy
poniendo un poco nervioso.
Mi voz se va elevando de
tono sin darme cuenta y le golpeo la cara con menos cuidado que antes, pero no
vuelve en sí.
Le zarandeo cogiéndolo
por los hombros sin ningún tipo de cuidado, notando como mi corazón comienza a
latir a mil por hora y mi respiración comienza a cortarse.
Agarro el cubo de agua
fría y se lo echo encima sin ninguna ceremonia.
Lo tiro sin preocuparme donde ha caído y le
paso la mano por la cara, quitando el agua que le recorre el rostro. Mis manos
tiemblan y yo repito su nombre una y otra vez, cada vez más alto sin darme
cuenta.
Una mano se posa en mi
hombro y ejerce presión hacia atrás, intentando alejarme de Butch.
Que alguien lo intente.
Me vuelvo hacia el que
está intentando separarme de mi compañero y mis colmillos salen como cuchillas
de mi boca.
-¡No... me toquéis...! -
gruño enseñando mis colmillos, retando a quien sea que se haya atrevido a
separarme de Butch mientras el olor del vinculo que tengo con él llena el aire.
Mi mirada vuelve al
instante a la cara de Butch y mi expresión se relaja al instante.
Cuánto siento todo lo
pasado, cuanto siento no saber reaccionar e intentar por todos medios separarle
de mi.
Apoyo mi cara contra la
suya, acariciando con el dorso de mi mano su mejilla, su cuello, su pecho...
Subo su cuerpo y la
cabeza se le cae hacia atrás, muerta, le aprieto entre mis brazos con toda mi
fuerza mientras sus brazos cuelgan a ambos lados de su cuerpo. Le sostengo la
cabeza para que quede enterrada en mi cuello mientras comienzo a acunarlo
despacio.
-No me dejes... por
favor... no lo hagas... yo...
Unas manos me separan de
él, intento deshacerme de ellos pero son demasiados.
El cuerpo de Butch cae
de nuevo en la camilla y su cara queda en la dirección donde estoy yo y hacen
falta tres hombres para poder retenerme.
El antebrazo del rey se
pone en mi cuello, dejándome sin respiración mientras me empotran contra la pared y yo lo
único que hago es intentar esquivar su cuerpo para no perder de vista a Butch.
-V... mírame... ¡mírame,
joder! - me grita Warth y yo oigo su voz en la lejanía – Phury, llama a Havers.
Dile que su rey lo quiere aquí en dos segundos. ¡Ya!
Warth baja el tono de su
voz, intentando que suene tranquilo.
-Vas a salir y dejar que
entre Havers a ayudarlo.
Me abalanzo hacia
delante, muriéndome por volver a estar a su lado de nuevo, pero ejercen de
nuevo presión contra mi cuerpo para que no pueda separarme de la pared.
Tengo al rey dejándome
sin respiración por la presión que está ejerciendo en mi cuello y a Rhage y a
Zadist cogiéndome de la cintura, intentando que no me mueva de la puta pared.
-No... no... tengo que
estar con él... nadie va a separarme de él...
La presión del brazo en
mi garganta se hace casi insoportable.
-Aquí no ayudas y menos
en tu estado. Te vamos a sacar fuera y vamos a dejar que Havers haga su trabajo.
– hace un movimiento con la cabeza hacia la salida, seguramente indicando que
me saquen fuera.
Yo sigo mirando su cara
y por mucho que intento luchar, logran sacarme de la habitación a rastras.
Veo entrar al doctorcito
de mierda con la mirada baja y su maletín negro e intento de nuevo
desembarazarme de estos capullos que me retienen.
Rhage se pone a mi
espalda, abarcando mi pecho con su brazo.
-Macho, tranquilo, él
está aquí para ayudarlo. Déjale hacer su trabajo - me dice Warth al oído
mientras me sujeta con fuerza.
Le agarro de la
camiseta, intentando despegarlo de mí y noto como mis ojos comienzan a brillar.
-¿Y si no puede?, dime,
¿Qué será de mí si no consigue que vuelva?
El abrazo de oso que me
da desde atrás Rhage me deja sin respiración.
-Volverá, no lo dudes,
¿Acaso el poli te ha fallado en algo desde que llegó?
-No… pero yo a él le
fallé en todo. Voy a ir con él. Tengo que estar con él.
Me abalanzo contra mis
hermanos y de pronto un rayo me atraviesa el cráneo y un dolor insoportable me
taladra el cerebro y quedo inconsciente.
RHAGE
- He tenido que hacerlo,
Warth, estaba medio loco.
- No te preocupes, es lo
mejor. Cógelo en brazos y déjalo en el gimnasio. Cuando despierte tendrá ganas
de romper algo y el gimnasio es el mejor sitio.
Cargo a V como si fuera
un saco de patatas y me lo llevo por el pasillo.
Nunca había visto así a
V.
Jamás.
Siempre está tras su
máscara de hielo, donde nadie puede llegar a él y sin embargo dentro de esa
sala estaba abatido, como si le estuvieran robando su propia alma.
El poli ha llegado a
donde nadie en este mundo lo había hecho y ahora comienzo a preocuparme en
serio si el poli se queda tal y como está ahora.
Entonces perderíamos a
otro hermano, igual que perdimos a Torh y sólo de pensarlo hace el corazón me
duela.
Estoy seguro que V se
quitaría la vida para seguirlo. Sólo basta ver en qué estado se encontraba.
Llego al gimnasio y lo
tumbo encima de las colchonetas de entrenamiento.
Al hacerlo, un quejido
se escapa de sus labios y me quedo mirándolo en silencio.
Nunca pensé que podría
sentir pena por él, pero ahora mismo es lo único que siento al verle ahí,
tirado, mientras Butch está en un viaje y nadie sabe si podrá encontrar el
camino de vuelta.
Me giro sobre mis pasos
dejándolo allí solo.
Con un poco de suerte,
cuando despierte Butch ya estará a su lado.
Rezaré por ello.
BUTCH
Siento voces lejanas.
Me siento el cuerpo
mojado, la garganta muy seca y el cuerpo está como muerto.
Abrir los ojos es un
esfuerzo monumental de la borrachera que tengo. Tengo la vista nublada y no puedo
enfocar muy bien. De veras que esta borrachera ha sido de las que hacen época
porque no me acuerdo de nada. Tengo el cerebro hecho puré y me siento demasiado
confundido.
Al cabo de lo que parecen
siglos consigo enfocar un poco la vista y me encuentro una cara desconocida.
Algo me dice que tiene
que ser V porque es su olor lo que percibo pero lo encuentro muy raro. Hasta
ahora no me había dado cuenta de que llevara gafas y por alguna razón se ha
afeitado la perilla.
Pero tiene que ser él
porque noto su olor en la habitación.
Trago saliva y me hace
daño hacerlo.
-...V... estás feo... de
cojones... ¿Por qué coño... te has afeitado...?
V se gira y le dice a
alguien que está a su espalda que estoy bien. ¿Me habré dado de morros contra
el suelo? puede ser porque lo único que recuerdo es estar bebiendo como una
esponja.
Cierro los ojos mientras
una voz que no logro situar se mete en mi cabeza, como si me estuviera dando de
golpes con un bate de béisbol, pidiéndome que vuelva a abrirlos mientras en ese
momento oigo como se abre la puerta y alguien a mi espalda dice que ha dejado a
V durmiendo como un angelito.
¿Entonces quién es el tío
de las gafitas?
Vuelvo a abrirlos y
ahora la visión es mucho más clara.
El tipo que confundí con
V me pasa una linterna por los ojos y parpadeo rápido.
Joder que este tío me va
a dejar ciego.
Le aparto con una mano y
giro la cabeza para ver a Warth que me mira sonriente. Todos están a mi
alrededor pero la única persona que quiero ver no está aquí, y esa persona es
Vishous. La debí montar gorda de cojones la otra noche para terminar rodeado de
todos ellos, mirándome con cara de alegría, como si estuvieran felices de verme
otra vez despierto.
Cierro los ojos cuando
un dolor me cruza la cabeza y entonces todo vuelve a mí con un fogonazo.
La regresión, mi pelea
con V. Su pupila creciendo de manera extraña y la sensación de caída dentro de
él.
-Necesita algo dulce -
dice el tío de las gafitas.
Una manaza me coge de la
cara y me mete en la boca una piruleta.
Es lo más rico que he
probado en mi vida. Saboreo el dulce con ansias pero al hablar se me escurre de
la boca.
- ¿Donde está V? ¿Ha
salido todo bien? - les digo pasando mi mirada por todos ellos.
Rhage me coge la
piruleta que tengo pegada en el cuello y sonríe.
-Nos diste un pequeño
susto y V se puso un poco histérico, pero no te preocupes, está bien.
Warth me mira y me apoya
una de sus manos en el hombro y me sonríe, dejando a la vista la punta de sus
colmillos.
-Eres uno de los
nuestros, poli. Por lo visto, he de llamarte primo. Todo ha salido perfecto.
Estás en casa.
La sonrisa de idiota que
se me planta en la cara seguro que quedará inmortalizada en todos sus cerebros
pero no me importa. Ahora estoy mirando a mi familia y siento que por fin he
encontrado mi sitio en este mundo.
La piruleta vuelve a mi
boca y mi mente y mi cuerpo se alían para ordenar.
Queremos ver a V.
Intento incorporarme
pero no puedo con el peso de mi propio cuerpo.
-Espera, machote.
Quédate tumbado un rato hasta que puedas volver a tener el control de tu
cuerpo. Todos te estaremos esperando.
Asiento despacio soltando
un suspiro.
-De acuerdo ¿Donde está
V?
-Está en el gimnasio. Puedes
ir a verle después. Dormirá todavía durante un buen rato. No te preocupes.
Cierro los ojos y me
obligo a relajarme todo lo que puedo, a ver si así logro recuperarme antes porque
me muero por verle aunque no me olvido de todo lo que ha sucedido y todavía
estoy seguro de que no haré nada hasta que él diga lo que tiene que decir.
VISHOUS
La cabeza me duele
horrores cuando abro los ojos.
Por instinto mi mano
vuela hasta el foco del dolor y el bulto que siento me pega una sacudida al
tocarlo. Mi mente me dice que ha tenido que ser Rhage quién me ha regalado esta
magnifico dolor de cabeza.
Me siento en el suelo y
todo a mí alrededor se esfuma dejando un gran hueco negro. Como mi negra alma.
Soy un maldito cabrón,
un maldito miserable por no entender hasta que ha sido demasiado tarde.
Por no entender que lo
amo, con cada latido de mi miserable corazón, por no dejarle entrar dentro mi
alma sólo por tener miedo de lo único bueno que me ha pasado en la vida.
Maldita sea mi suerte y
maldito sea yo.
Me levanto y me dirijo
al saco donde comienzo a soltar toda la frustración que siento. Lo golpeo sin
descanso una y otra vez hasta que mis ojos me escuecen por el sudor que resbala
por mi frente.
No me importa.
Me falta el aliento y
comienzo a sentir mis músculos como de goma hasta que casi no puedo más y me
quedo abrazado a él.
Y entonces lo siento.
Siento el olor del poli
en el cuero del saco y paso mi nariz por él, capturando su débil aroma.
Castigándome en lo más profundo de mi alma por no haber sabido entenderle, ni a
él, ni a mí mismo.
Un gemido se escapa de
mi garganta y me separo de él, soltando un fuerte golpe que hace que casi se
salga del techo.
Cierro los ojos y grito
con todas las fuerzas de mis pulmones hasta quedarme seco por dentro mientras
caigo de rodillas.
Si pudiera volver a la
habitación del ático... si pudiera volver el tiempo atrás hasta el momento en
que me pidió que le hiciera el amor como jamás lo había hecho... ¿Por qué lo
rechacé?
Cierro los ojos y vuelvo
a verlo allí, en el suelo, donde lo dejé después de empujarlo sólo por decirme
que quería cuidarme... con esos ojos avellana que taladran mi alma cada vez que
me miran, sin comprender qué me pasa...
Me tiro con fuerza del
pelo, ahogando un lamento, queriendo arrancarme la piel para ver si así logro
encontrar esto que me pudre por dentro y no me deja vivir en paz.
Al final termino sentado
en medio del gran espacio, con los ojos cerrados, reviviendo una y otra vez la
cara de Butch en mi mente.
Sus ojos, esa boca que
no puede mantener cerrada así le vaya la vida en ello. El tacto de sus manos
ásperas en mi piel. Todo lo que puede transmitirme sólo con una mirada.
Y absolutamente nada de
eso, nada de lo que pueda ofrecerme, me hace ser digno de él.
Mi mente se aleja de mi
cada vez más hasta que noto la palma de una mano en mi cabeza.
No quiero volverme.
No quiero mirar a los
ojos del hermano que esté a mi espalda cuando me diga que no han conseguido
traerlo de vuelta.
Que se ha quedado
dormido sin fuerzas para volver.
-V...
Oigo sólo esa letra y el
corazón me pega un vuelco dentro de mi pecho. El tono de esa voz me desarma por
completo y giro mi cabeza despacio, con miedo a que sea producto de mi mente
cansada.
Y le veo... allí, frente
a mí. Con esos ojos mirándome preocupados, esa mano acariciándome con cuidado y
tengo que cerrar los ojos y volver a abrirlos para convencerme que está aquí de
verdad, de que no es producto de mi mente y alargo mi mano para tocar la suya.
La noto caliente en mi
piel y me levanto a duras penas.
Tengo que abrir la boca
para poder meter algo de aire en mis pulmones y alargo mi mano para tocarlo.
Paso mis dedos por el perfil de su cara.
Me mira serio, sin
demostrar qué coño le pasa por la cabeza.
-¿Estás bien? – le
pregunto con un hilo de voz mientras su mirada un tanto distante me hace
desconfiar algo.
-Sí. Ya estoy bien… al
final… todo salió bien.
Me meto las manos en los
bolsillos de los pantalones de cuero encogiéndome de hombros para intentar
contener mi cuerpo y cogerlo entre mis brazos hasta dejarle sin respiración.
Sin saber verdaderamente qué es lo que quiero hacer. Me da miedo acercarme y me
da más miedo aún, alejarme de él.
-Me alegro. En serio –
le digo en un susurro ronco.
Butch toma una gran inspiración,
soltándola fuerte por la nariz, dándose la vuelta.
-Me voy. Nos vemos
luego.
Comienza a caminar hacia
la salida y me quedo quieto mirando cómo se larga.
A la mierda.
Que se vaya todo a la
jodida mierda.
-¡maldita sea! – gruño
mientras me desmaterializo y aparezco justo enfrente de él.
Butch se frena en seco
dando un pequeño salto por el susto que acabo de darle.
-¡joder, V!
No le dejo decir ni una
sola palabra más.
Estrello mi boca con la
suya, inmovilizando su cara con ambas manos mientras le obligo a que camine
hacia atrás, besándolo como un loco, gruñendo, queriendo meterlo dentro de mí
de alguna manera en la que sea posible poder borrar todo lo malo que tengo.
Butch apoya sus manos en
mi pecho y me empuja hacia atrás con todas sus fuerzas mientras se limpia la
boca con el dorso de su mano.
-Ni se te ocurra volver
por ahí. No creas que esto va a acabar como siempre acaba. Esta vez no, V. Esta
vez vas a tener que hablar.
Lo miro sin saber qué
hacer. ¿Hablar? ¿Yo?
Me vuelve a empujar
haciendo que tenga que dar un paso hacia atrás.
-Habla.
Mis labios se aprietan
en una fina línea y mi mano vuela hasta a su nuca para poder agarrarlo. Él me
golpea y se aparta mientras sus ojos desbordan fuego.
Me golpea fuerte en la
cara de un puñetazo.
-¡Habla, dime algo! ¿Eres
incapaz de abrir esa puta boca para hacer otra cosa que no sea herirme o
alejarme? ¡HABLAME!
Niego con la cabeza
porque no sé qué decirle sin sentirme demasiado expuesto pero tal vez si no lo
hago lo pierda para siempre.
Butch sigue mirándome fijamente
mientras me agarra por la camiseta, retorciéndola con fuerza, zarandeándome
como si tratara de despertarme.
-Dios, eres un cabrón de
boca cerrada. Eres incapaz después de todo lo que ha pasado entre los dos de
portarte como un hombre adulto y reconocer lo que tenemos. Habla… o me voy.
Suspiro y cierro los
ojos levantando la cara al techo.
- ¿Pero qué quieres que
diga? – le digo cansado - Ya lo sabes todo. Sabes… que muero si no te tengo a
mi lado. Sabes que me haces sentir cosas que jamás he sentido. Sabes que me
arrancaría el corazón del pecho si tú me lo pidieras. Sabes que me has
cambiado, que me has hecho saber qué era vivir porque antes de conocerte lo
único que hacía era vagar por este mundo, perdido. Lo sabes. No hace falta que
te lo diga. Tú para mí eres… todo.
Su mirada cobra un
cierto brillo al mirarme pero no me dice nada. Sólo se queda quieto, serio.
-…V…
-Quédate conmigo…
siempre. Sin ti, yo no valgo nada – le susurro con el corazón encogido mientras
mis dedos acarician los suyos a un lado de su cuerpo.
Me abraza con fuerza y
me besa. Yo lo pego a mi cuerpo lo más que puedo enredando mis dedos entre su
pelo mientras con el otro lo abrazo con fuerza por la cintura.
Se separa un poco de mí.
Lo justo para poder mirarme.
-Te costó, cabrón… - me
dice.
-Más de tres vidas… pero
al final te tengo conmigo.
Nuestras miradas quedan
clavadas la una en la otra, sin decir nada, pues creo que ya no hay nada más
que decir mientras nuestros labios vuelven a pegarse.
Es algo lento, suave y
profundo. Sólo le siento a él y dejo que sea sólo eso lo que llene mi alma.
Ya no más preguntas sin
respuesta, ya no más dolor y ya no más herirlo sólo por el placer de herirme a
mí mismo.
Quiero ser suyo,
sentirme enlazado a alguien y quiero que ese alguien sea él.
Aquí y ahora.
Le quito la camiseta
para poder sentir su piel caliente y él hace lo propio con la mía. En un
suspiro nos quedamos desnudos los dos y es tanto el anhelo que siento por él,
que no me importa estar así. Sólo quiero estar con él.
Comenzamos a caminar
hasta llegar a las colchonetas y hago que pierda el equilibrio, enredando una
de mis piernas entre las suyas y me tumbo encima de él. Totalmente pegados.
-Quiero hacerlo ahora,
Butch. No sabes lo que necesito… estar contigo.
Me acaricia la cara con
cuidado, como siempre lo hace. Con un mimo que jamás asocié a mi persona y eso
comienza a gustarme. No es malo sentirse cuidado por alguien. No, no lo es.
Le agarro del cuerpo y
nos damos la vuelta, quedando él encima de mí. Su peso encima de mí manda un
escalofrío por todo mi cuerpo pero me obligo a ignorarlo.
Es Butch, es Butch…. Me
digo una y otra vez.
Su mano me agarra la
polla y todo salta en chispas, como cada vez que me toca. Me acaricia con su
mano, fuerte, como debe hacerlo un verdadero macho y el jadeo que me sale hace
que me duela en la garganta.
Él sonríe y continua un
poco más rápido, seguro de sí mismo.
-Entra en mí, Vishous –
me dice bajito, pasando su nariz por mi cuello.
Niego con la cabeza.
Ahora necesito algo
diferente de él.
-No, quiero que tú
entres en mí.
Su mano se detiene al
momento, se separa lo justo y me mira serio.
-No estás preparado, lo
sé. Si lo hacemos así, saldrá mal y no quiero que eso ocurra. No en este
momento.
Cierro los ojos porque
sé qué tiene razón pero dentro de mí siento que ha de ser así.
-Quiero intentarlo.
Oblígame a ello si hace falta.
Comienza a levantarse de
encima de mí pero yo le detengo.
-No voy a obligarte.
Jamás. Lo siento pero yo no funciono así.
Le agarro fuerte del
cuello y le miro.
-Quiero hacerlo,
necesito hacerlo. Entiéndeme, por favor…
-Pero no te obligaré. Si
no funciona lo dejamos. No quiero que volvamos a joderla, al menos, no tan
pronto.
Noto en sus ojos la
tristeza que siente ahora mismo, el miedo, la incertidumbre, las miles de
preguntas que le asaltan ahora mismo la cabeza y me siento muy humilde ante él.
Humilde por entender cómo se siente respecto a mí. Como si anduviera por un
camino lleno de minas. La verdad siento lástima porque un hombre tan noble como
él, haya terminado enamorado de alguien como yo, tan lleno de mierda.
Susurro al hablarle.
-Ven…quiéreme hasta que
me hagas olvidar quién soy.
-Joder, V…
Me besa y juro que
siento como si bebiera de mí, como si me tragara por entero.
BUTCH
-Ven, joder… quiéreme
hasta que me hagas olvidar quién soy – me dice con la voz ronca y el “joder” que sale de mis labios me hace
darme cuenta en el callejón sin salida en el que estoy.
Si pudiera comprender
cómo me hace sentir cuando me dice esas cosas… ¿Qué quiere? ¿Que lo empotre en
el suelo y le obligue a estarse quieto para que yo pueda follármelo?
Podré ser muchas cosas,
pero sentirme como si fuese un puto violador, por mucho que él me lo pida, no
entra en mis planes. Además aunque quisiera, no tengo fuerza suficiente para
detener a un vampiro de más de cien kilos de peso, de cara contra el suelo.
No.
Lo haré a mi modo y si
no funciona, lo dejamos.
Estoy encima suyo,
besándolo y puedo sentir su cuerpo tenso por mucho que él intenta ocultarlo.
Comienzo a acariciarlo, pasando mi mano por sus costillas hasta llegar a su
cadera, sus muslos. Toda la extensión de piel que tengo libre y su respiración
se corta para luego inhalar fuerte.
Le está costando un
mundo todo esto, pero aguanta, como el guerrero que es.
Le abro un poco más las
piernas con mi cuerpo para quedar completamente encajado entre ellas, con
nuestras pollas rozándose y sus dedos se clavan en mi espalda con fuerza y
tengo que separar mi boca de la suya para contener el gemido de dolor.
Pongo mis manos a los
lados de su cara y le miro.
Está con los ojos
cerrados, apretados.
-Abre los ojos, Vishous.
Tras unos segundos logra
abrirlos y me mira fijamente.
-Quiero que no apartes
tu mirada de mí ¿vale?
Asiente con la cabeza
despacio y logro ver algo de recelo por su parte.
Levanto una de mis manos
del suelo para tocarlo de nuevo, esta vez por el centro del cuerpo hasta llegar
a su polla, dura y caliente.
Al tocarla se le escapa
un jadeo y comienzo a masturbarle, pasando mi mano por toda su longitud
mientras él se arquea, buscando aún más el roce con mi cuerpo, con sus
colmillos alargándose y sin apartar sus ojos de los míos.
Mientras sigo así, hecho
un poco mis caderas hacia atrás para colocar la mía entre sus nalgas. En ese
momento se suelta y se agarra con fuerza a las colchonetas. Pareciera que sus
ojos van a salirse de sus órbitas.
-Tranquilo, iremos todo
lo despacio que necesites. Me apartaré cuando tú digas. Lo juro.
Se pasa la lengua por
los labios, antes de hablarme con los dientes apretados.
-Átame, joder… Haz
cualquier cosa, pero haz algo para que no pueda moverme. Yo… yo tengo miedo de
hacerte daño.
Aprieto con fuerza su
polla y suelta un quejido de dolor.
-No me harás daño.
Nunca.
El brazo que sostiene
todo el peso de mi cuerpo comienza a mandarme calambrazos de dolor pero los
ignoro.
Él necesita esto y yo
también. Al menos, necesitamos intentarlo.
-Vas a mirarme, vas a
oírme y vas a dejar que te posea. Yo no puedo marcarte con mis colmillos, ni
con mi olor, así que lo haré con mi cuerpo. Y tú vas a permitírmelo.
Su respiración se
acelera, los tendones del cuello se le marcan como cuerdas de violín y sus
manos cerradas en puños, hacen estallar el plástico de las colchonetas.
Suelto su polla para
poder tener mejor punto de apoyo, arqueándome algo para poder rozarla con mi
estómago y sitúo mi punta en su entrada. Al hacerlo, yo mismo me siento
nervioso, con el corazón bombeando, sintiendo como mi sangre corre furiosa por
mis venas.
-Debería prepararte
primero – le digo preocupado.
-No. Lo quiero así. Al
menos, concédeme eso.
Impulso mis caderas
hacia delante, intentando entrar en él con cuidado pero he de hacer fuerza para
conseguir pasar. Cuando consigo entrar en él sólo unos milímetros, su cuerpo se
retuerce y me quedo quieto, sin mover ni un músculo. Su frente está perlada por
el sudor, sus ojos abiertos mirándome sin pestañear, su boca apretada, su
respiración a mil por hora y sus puños crispados.
Me impulso un poco más y
su cuerpo me recibe mientras el sordo golpe de su puño se estrella en las
colchonetas. Su cuerpo se estremece y abre la boca para enseñarme los colmillos
mientras su mirada brilla.
-Soy yo, V, mírame.
Siénteme dentro de ti.
Ruge como un condenado y
quisiera saber de dónde saca las fuerzas para no darme un puñetazo y volarme la
cabeza. Tal vez los impulsos de su marcaje es lo único que me separa de ello.
Me acoge en su interior
y siento el calor de su cuerpo.
Es algo completamente
distinto a todo lo que he experimentado. Su calor me quema, es estrecho, tan
estrecho que sé que debe dolerle como el infierno. Sigo balanceándome despacio,
con mis ojos fijos en los suyos, jadeando por todo esto que me está volviendo
loco.
Mi polla está a punto de
reventar por lo cachondo que me siento mientras mis movimientos son cada vez
más profundos hasta que estoy completamente dentro de él.
-Joder V, esto es… Dios,
no sé cómo explicarlo.
Él no dice nada, parece
como si estuviera a millones de años luz de aquí. Sólo resopla. Las colchonetas
a su alrededor están destrozadas por la presión de sus puños y entonces me doy
realmente cuenta de que aunque no haga nada, es como si estuviera obligándolo,
aunque tengo su permiso.
Noto como mi polla
comienza a relajarse en su interior y mis labios se posan en los suyos. Tarda
en devolverme el beso aunque sólo es un roce de labios y entonces comienzo a
salir de él. Cuando estoy por fin fuera, me tumbo a su lado y se levanta como
si algo tirara de él. Se queda sentado en el suelo, a mi lado, pasando sus
manos temblorosas por el pelo, respirando entrecortadamente.
Al rato se vuelve y me
mira.
-Lo siento - dice con
voz triste.
-No sé por qué deberías sentirlo.
Vishous cierra los ojos
y niega con la cabeza.
-Nada es fácil conmigo,
lo sé. Me gustaría cambiarlo pero… - me roza la pierna con su mano – Joder, ni siquiera has acabado…
Me encojo de hombros y
suelto un suspiro.
-Ahora lo que realmente
quiero es estar a tu lado. Sólo eso. Lo demás ahora no tiene importancia.
Me levanto y me dirijo
hasta donde está su ropa. Cojo sus pantalones de cuero y se los doy.
-Vístete. Iremos a la
guarida. A nuestra casa. Quiero tumbarme a tu lado y despertar a tu lado.
Coge los pantalones y se
los pone. Luego se levanta y me mira mientras yo me visto. Cuando acabo,
comenzamos a caminar uno al lado del otro en silencio. Al llegar a las puertas
del gimnasio, las abre y cuando llegamos al pasillo pasa uno de sus brazos por
mi cuello y me abraza.
-Llegará el momento, V –
le digo respondiendo a su abrazo – y cuando llegue, ambos lo sabremos.
Él asiente despacio y
seguimos caminando en silencio.
Cada uno en el
pensamiento del otro. Como ha sido siempre desde que nos conocimos.
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