domingo, 29 de julio de 2012

CAPITULO 21. TE TENGO


21 TE TENGO

·         VISHOUS

Cojo su taza de la mesa porque me está poniendo de los nervios verla allí, al lado de mis juguetes y me siento en la silla.

Apago la pantalla y le miro.

-He descubierto algo.

-¿Y? ¿Me lo vas a contar o tengo que adivinarlo?

El cabreo que tiene ahora mismo juro que casi puedo verlo flotando entre nosotros.

-Tu sangre no es normal.

Me mira confundido sin entenderme.

De pronto su gesto se vuelve preocupado.

-¿Quieres decir que estoy enfermo? ¿Es eso? - me dice sin parpadear.

Niego con la cabeza despacio.

-No, quiero decir que tu sangre tiene algo que no tiene la sangre humana común. Creo..., estoy casi seguro de que tienes algo de nosotros dentro de ti.

Se le abre la boca y se pasa la mano por la cara, en un gesto como si así, pudiera pensar más claramente.

-Pero... ¿Cómo?

-No lo sé. Esta noche, voy a investigar un par de puntos y te podré decir algo más seguro.

-¿A dónde vas a ir?

Le miro durante un segundo y me digo que no es buena idea contarle la excursión que tengo preparada.

-Sólo voy a investigar. Me convertiré en un policía como tú durante un rato, eso es todo.

Se aleja de mí y se sienta en el sofá.

-Y si es como tú dices, ¿Qué va a pasar?

Cojo uno de los liados que tengo en el cajón y lo enciendo.

-Habría que hacer una regresión ancestral pero antes la virgen escribana debe dar su consentimiento. Te pondremos en trance y miraremos dentro de ti, retrocediendo mucho tiempo, aunque debo decirte que eso es una cosa muy peligrosa. Para hacerlo, tu mente y tu cuerpo quedan sumidos en un trance muy intenso que puede provocar que todos tus sistemas queden dormidos y eso puede ser peligroso. Para tu corazón y para tu cerebro. El riesgo es muy alto y no puede hacerse a la ligera.

Le veo echar humo por esa cabecita y le obligo a que se tranquilice. Tampoco hay que adelantar acontecimientos.

-Mira, de momento no te preocupes. Déjame ver si esto tiene una base sólida y luego piensa y preocúpate todo lo que quieras. No quería decírtelo hasta tener algo seguro, pero bueno...

Me levanto de la mesa y me paro junto a él. Por un momento estoy tentado a acariciar su pelo pero en la situación en la que estamos, no me parece lo mejor.

Cierro mi mano en un puño y antes de volverme, le doy un par de toques en el hombro del todo ridículos.

-Me voy ya. Quiero estar de vuelta cuanto antes. Si todo va bien, no creo que tarde más de media hora.

Llego a mi habitación y me visto, colocando todo el arsenal que siempre llevo encima y salgo del cuarto poniéndome la cazadora. Butch al verme se levanta y se queda parado. Por un momento creo que quiere venir hacia mí pero no lo hace. Mete las manos en los bolsillos del pantalón y se queda parado, mirándome, como si esperara algo.

Vete a él y dale un beso. Prometo que no vas a morir si lo haces” me susurra la perra de mi conciencia.

Hazlo. Déjale ver que no todo está perdido

Sacudo mi cabeza y me doy la vuelta mientras oigo como un suspiro se escapa de sus labios.

Eso es, cretino. Arréglalo a tu modo. Estropeándolo a cada segundo todavía más

Abro la puerta y miro hacia atrás.

Butch me mira con ojos tristes y aprieto mi mano enguantada con fuerza.

-Nos vemos más tarde - le digo cerrando la puerta de un golpe seco y llego al jardín donde me desmaterializo sin perder un sólo segundo.

*****

Vuelvo a tomar forma dentro de la habitación de la madre de Butch.

Está absorta viendo la televisión y sin pensar en lo que puede ocurrirle al verme allí de repente, doy un paso al frente, entrando en el foco de luz para que pueda verme.

Tras unos segundos por fin dirige su mirada hasta mí y luego me sonríe.

-Me gusta lo que estoy viendo. Es muy entretenido.

Yo asiento tranquilo, dejando que se acostumbre a mí aunque no parece atemorizada por mi aspecto en absoluto.

Tal vez su enfermedad le ha permitido alejarse de los convencionalismos.

Me mira fijamente, pasando sus ojos por mi cuerpo, mi cara, y por un momento, juro que me mira como si me conociera. A saber con quién ha podido confundirme en su mente aún más confundida.

-Te pareces al padre de Bryan - me dice mientras los ojos se le llenan de lágrimas.

Ese comentario me sienta como si me atravesaran con un hierro al rojo, pensando que no soy un cabrón capaz de matar a golpes a un simple niño indefenso.

-No creo que tenga nada en común con su marido - le digo cabreado.

Ella niega con la cabeza.

-He dicho al padre de Bryan. No a mi marido. Él era igual que tú. Se aparecía ante mí de repente y me miraba fijamente. Igual que tú lo haces ahora.

El corazón me da un vuelco al oír sus palabras. Ella sigue hablando, con la mirada perdida, como si recordara tiempos felices, ahora casi olvidados.

- Lo conocí en el hospital donde yo trabajaba y me quiso tanto que por un tiempo fui feliz... hasta que mi marido se enteró y me obligó a abandonarlo. A él y el trabajo. No lo vi nunca más. Ni supo que Bryan era su hijo.

Trago saliva mientras el corazón me va a mil por hora.

-¿Cuál era su nombre?

Ella no me escucha pues sigue hablando sin dejar de mirarme.

-Yo fui mala, muy mala y Dios me castigó por ello.

Se pasa las manos por el pelo, igual que hace el poli cuando está nervioso.

-No pude dar todo el cariño que Bryan se merecía para no faltar el respeto a mi marido. Él siempre lo odió y Dios me castigó quitándome a mi hija por haber sido infiel.

Me acerco otro par de pasos hasta quedar al lado de su cama.

-Dígame su nombre.

Ella niega con la cabeza.

-No recuerdo… a veces, todo se me olvida ¿Sabes? Si pudiera recordar… - baja la mirada por unos momentos pero luego alza la cabeza otra vez hacia mí, como si acabara de recordar algo importante - ¿Bryan es ahora feliz? ¿Lo cuidaras?

Suspiro cerrando los ojos pensando en le respuesta. ¿De veras es feliz ahora?

La mujer alarga su mano y toca la mía.

- Está contigo, ¿Verdad? Ahora él está con su gente.

-Sí. Está conmigo.

Se reclina sobre la almohada dejando salir de su boca un débil suspiro mientras cierra los ojos.

-Eso está bien. Ahora está todo en su sitio – dice mientras suelta un suspiro. Luego abre los ojos, centra su mirada de nuevo en el el televisor y sigue hablando tranquila -  ¿Sabes, Teddy? Tu hermana vino ayer a visitarme con un bebé. Es un bebé precioso pero no me trajo mermelada de fresas.

Yo me doy la vuelta mientras la anciana sigue hablando, perdida otra vez en su mundo confuso.

-¿Me traerás mermelada cuando vuelvas, Teddy? Me gusta mucho.

-Sí. Lo prometo – murmuro mientras vuelvo a la esquina que está sumida en la oscuridad para poder volver a casa.

*****

Vuelvo sobre mis pasos y en menos de media hora vuelvo a estar de nuevo en la mansión.

Al llegar al patio, la cabeza comienza a dolerme mientras noto como mi ojo maldito comienza a dolerme. Me llevo las manos a la cabeza y en mi mente veo como comienza a brillar una luz mientras imágines de algo que no puedo llegar a ver con claridad, se estrellan todas de golpe dentro de ella y del mismo modo que comienzan, terminan.

Mis putas visiones han vuelto.

-Esto es lo único que me faltaba – gruño mientras comienzo a caminar de nuevo, con las manos pegadas a mi cabeza.

Me dirijo derecho a ver a Warth y tras buscarlo por todos lados, le encuentro sentado a solas en medio del gran salón, con la cabeza reposando sobre el alto respaldo de la silla que preside la mesa.

Me acerco despacio hasta él y ya me está gruñendo antes si quiera de comenzar a hablar.

-¿Qué coño quieres ahora, V?

Me siento a su lado y de mi garganta brota un suspiro de cansancio.

-Tengo que hablar contigo. Es… algo personal.

-Dispara.

No sé cómo empezar. Voy a tener que contarle todo para que sepa el por qué de mis actos. Inspiro con fuerza antes de comenzar a largar como una cotorra.

-Ante todo, quiero que te guardes los sermones para luego. Ahora mismo no estoy de humor para una conversación paternal.

Warth sigue sin moverse.

-Escúpelo. Yo tampoco ando muy hablador.

-Creo… bueno, ya no lo creo, sé que Butch es un mestizo y antes de que me lo preguntes… Sí, lo hice. He probado su sangre y al hacerlo me he dado cuenta.

Su cara se dirige a la mía y sé por su forma de suspirar que la parte de haber mordido a Butch, no le ha sorprendido. En cambio lo de que sea un mestizo ha captado su atención de inmediato.

-¿Mestizo? ¿Y puede saberse cómo lo sabes seguro?

- He ido a ver a la madre de Butch sin que él lo sepa. Reconoció algo en mí que le recordó a un antiguo amante. El padre de Butch. El verdadero. Ignoro si supo en realidad qué somos o no, sólo me dijo que yo era como el padre de Butch. Dijo que él tenía que estar con su gente.

Warth dirige su mirada vacía hacia mí.

-¿Entonces?

Me encojo de hombros.

-Hay que hablar con la Virgen para ver si da su consentimiento para hacer la regresión y luego dejaremos que Butch decida.

- ¿Y ya está? tienes su olor por todo tu cuerpo, estás vinculado a él ¿Y tú no vas a decir ni una sola palabra al respecto?

Me levanto y vuelvo sobre mis pasos mientras le hablo. Ahora mismo no necesito esta conversación.

-¿Hablarás con la virgen sí o no?

- Intentaré que sea esta misma noche.

Asiento con la cabeza y cuando estoy saliendo del salón, Warth me llama.

-¡V!

Me detengo y le miro de reojo con una mano apoyada en el marco de la puerta.

-Qué.

-No lo hagas de esta manera. Intenta abrir aunque sea un poco tu corazón o puede que llegue el día en que te arrepientas de no haberlo hecho.

Me vuelvo cerrando fuertemente los puños mientras me dirijo a la entrada de la guarida.

*****

Me quedo mirando fijamente el pomo de la puerta antes de entrar.

Butch tiene algo nuestro dentro, de eso no hay duda pero eso significa que hay que hacer algo que me da miedo.

La regresión es muy peligrosa. Su mente se puede quedar dormida por siempre y eso me asusta como el infierno pero hay que hacerlo... si él quiere.

Entro y Butch está con el vaso en una mano y con la botella fuertemente agarrada con la otra,  mirándome con los ojos brillantes por el alcohol.

-¿Qué? ¿Tu escapadita secreta ha dado frutos?

Vuelve a llenarse el vaso y bebe de un trago hasta la última gota.

-Sí, habrá que hacer la regresión para tenerlo seguro, si quieres. Vuelvo a decirte que es peligroso, podrías quedar en coma por el resto de tu vida.

Me mira a los ojos durante unos segundos sin pestañear.

-¿Tú qué harías, V?

Niego con la cabeza.

-Yo no puedo ayudarte en eso. Tienes que ser tú y sólo tú quién decida el resto de tu vida.

Los ojos de Butch comienzan a brillar todavía más y aprieta los labios.

-Si voy a ser yo solo quien tenga que decidirlo, prefiero no hacerlo. ¿Para qué? con mi vida humana sólo me pueden quedar quince o veinte años si el alcohol no acaba conmigo primero. Para qué quiero una vida con cientos de años por delante si voy a estar a estar solo. No merece la pena.

Aprieto los puños con fuerza.

-No estás solo... estás conmigo.

Suelta una risotada y se pasa las manos por el pelo mientras comienza a caminar por el salón.

-¡Oh! ¿Lo estoy? joder, no me había dado cuenta. Vaya, tienes una manera muy reservada de demostrarlo. ¿Quieres que te diga la verdad? no tengo ni puta idea de lo que somos, ni de lo que tú quieres, ni de nada. Tengo ante mí una oportunidad única que puede cambiar mi vida de un modo que jamás soñé y tú ni siquiera quieres opinar.

Me voy tras él y le agarro del brazo, intentando que deje de moverse como una mosca molesta.

-No es que no quiera opinar... es que me da miedo hacerlo.

Le agarro por la cara con ambas manos para que me mire a los ojos.

-¿Te das cuenta de lo que te he dicho? Puedes quedarte en coma, puede que no despiertes nunca de la regresión. ¿Quieres que me sienta culpable por el resto de mi vida por haberte animado a hacerlo?

Me pega en los brazos, haciendo que le suelte y se dirige a la salida.

-Siempre eres tú, y luego tú. Lo que tú vas a sentir o lo que tú te vas a reprochar. ¿Ves? nosotros no somos nada. Si yo fuera algo para ti, decidiríamos juntos, no me dejarías aceptar o negarme sólo en base a cómo te vas a sentir tú después. Me largo. Decida lo que decida, se lo diré a Warth. Contigo no tengo nada más que hablar.

Oigo cerrarse la puerta de un golpe y estrello mis nudillos desnudos contra la pared.

BUTCH

Salgo echando chispas de la guarida y me dirijo al gimnasio. Voy de cabeza al saco de boxeo y le pego un puñetazo que hace que mis nudillos crujan.

Es como pelear contra molinos de viento.

Le doy otro par de golpes con toda la fuerza de mi cuerpo y al final termino abrazado a él.

Joder, busco consuelo en un trozo de cuero relleno de arena. ¿Se puede ser más deprimente?

Cierro los ojos con fuerza dándome cabezazos contra el saco.

¿Pero puede ser posible que después de todo, mi única razón para hacerlo sea que quiero estar a su lado siempre?

¿Cómo puede ser que yo sólo piense en él y él sólo piense en sí mismo?

¿Por qué no soy capaz de arrancarlo de mi corazón y buscar otras razones para hacerlo?

Ni la vida casi eterna, ni la fuerza, ni poder sentirme al fin como una persona fuerte, capaz de demostrar toda mi valía defendiendo a toda una raza me llenan. Sólo pienso en que de ese modo, podría disfrutar de su compañía durante mucho más tiempo.

Al final, V es la única razón para hacerlo.

Y lo voy a hacer.

Por él.

Sólo por él.

Aunque sea por un maldito cabrón egoísta.

Sin pensarlo más, cojo el teléfono y llamo a Warth.

Cuando contesta, echando un ladrido, como siempre, no me ando por las ramas.

-Quiero intentarlo, Warth, esta misma noche, si es posible.

El silencio se hace visible mientras espero su contestación.

Al final, me llega.

-De acuerdo. Ahora voy a hablar con la virgen. Si ella da el consentimiento, podremos hacerlo esta misma noche, en la sala de curas. Todo estará preparado.

- De acuerdo.

Cuando voy a colgar, le oigo hablar.

-Estoy orgulloso de ti.

Cuelgo el teléfono deseando que esas palabras hubieran salido de otra boca, pero sería más fácil que lloviera dinero.

Me quedo con la frente apoyada en el saco, con mis brazos rodeándolo, pidiendo a Dios que me de fuerzas para resistir todo lo que se me viene encima.

VISHOUS

Warth acaba de llamarme y me ha contado su conversación con Butch.

Va a hacerlo y yo no sé si alegrarme o no por ello.

Porque tengo miedo a perderlo.

Mi mente comienza a taladrarme con cientos de dudas sobre la regresión y sobre su futura vida si todo sigue adelante.

¿Cuánto tiempo tardará en darse cuenta de que yo no valgo la pena? ¿Cuánto tardará en encontrar a una vampira que le haga feliz y se dé cuenta de que lo nuestro es pura ceniza?

Me daría de hostias hasta el día de mi muerte por ser como soy, por no poder exteriorizar mis sentimientos... por ver cómo se aleja cada vez más de mí y yo no soy capaz de retenerlo a mi lado.

Me siento en el sofá y siento pasar el tiempo ante mí, con un nudo en la garganta esperando saber qué dice la Virgen.

Como si ella me leyera la mente, me llega un mensaje de Warth.

Se hará esta noche.

La virgen ha dado su consentimiento.

Me levanto como si mi cuerpo pesara toneladas de camino a la sala de curas para prepararlo todo con la mente a un millón de kilómetros de aquí.

Hoy será la primera vez en muchísimo tiempo que rezaré.

Por él.

Sólo por él.

*****

Mis pasos suenan en el frío suelo, cansados, pero al final logro llegar a la sala  y comienzo a prepararlo todo.

La camilla, el equipo de reanimación que espero no usar, un recipiente con agua fría y una esponja para poder limpiar su sudor y aliviar su piel... todo lo que sea necesario para poder traerlo de vuelta y se sienta bien.

Tardo casi una hora y cuando termino, me siento en silencio al lado de la camilla, esperando a que aparezcan todos los demás y me sobresalto cuando Rhage aparece abriendo la puerta de golpe.

Me mira extrañado y al principio no entiendo por qué, hasta que me doy cuenta.

Mi olor de marcaje en mi piel.

El olor de Butch todavía reciente mezclado con él.

Antes de que diga nada, le corto.

-Ni una puta palabra o te corto en dos.

Alza las manos en son de paz.

-Vale, vale, no pienso decir ni una sola palabra – me dice con una sonrisa en los labios que me muero por quitarle a hostias.

Poco a poco van llegando los demás y me miran, se miran entre ellos pero al ver mi cara, ninguno dice nada.

Mejor así.

El último en llegar es Butch.

Me mira durante un segundo y yo me levanto y camino hasta él.

Por acto reflejo mi mano sube hasta su cara pero antes de que llegue a tocarlo la cierro en un puño y la bajo despacio.

-Quítate la parte de arriba de la ropa y siéntate en la camilla.

Se desnuda en silencio y yo no puedo reprimir la mirada hacia su cuerpo desnudo mientras él tiene la vista fija en el suelo.

-Voy a tomarte la tensión arterial.

- De acuerdo.

Con manos temblorosas cojo el esfigmomanómetro de aire, y el fonendoscopio.

Ajusto la tira alrededor de su brazo y meto presión. Al aflojar, cuando oigo el primer latido, le miro.

-Tienes la tensión por las nubes y todo el alcohol que te has tragado no ayuda.- me doy la vuelta y miro a Warth- será mejor esperar, o mejor, hacerlo otro día...

- De eso nada - me gruñe el poli - se va a hacer aquí y ahora.

Se echa en la camilla y mira al techo.

Por un momento quiero decirles a los demás que nos dejen un minuto.

Necesito hablar con él a solas.

Necesito... decirle que todo saldrá bien.

-¿Comenzamos de una vez? - me dice cabreado.

- De acuerdo. Ahora fija la mirada en mis ojos y relájate todo lo que puedas- le digo mientras me inclino ante él y le acaricio el pelo - mírame, Butch.

Noto cómo mi pupila, después de tanto tiempo se dilata al máximo mientras sus ojos se abren asombrados.

-No te preocupes por eso ahora, sólo mírame, entra en mí...

BUTCH

Me quedo mirando como su pupila se agranda hasta cubrir por completo todo su ojo y mi mente comienza a desvanecerse, poco a poco, cayendo en ese vacío, notando como me alejo de mi propio cuerpo hasta que sólo quedan penumbras.

De repente un fogonazo me nubla la vista y cuando comienzo a volver a abrir los ojos, un paisaje extraño se muestra ante mí.

Me miro y mis ropas son de cuero y pieles, muy antiguas. Estoy rodeado de hombres que conozco aunque no sepa sus nombres y aunque hablan en un idioma desconocido para mí, los entiendo perfectamente. Hacen bromas con uno de ellos mientras el calor de la hoguera nos calienta. Sé que uno de ellos es el padre de Warth, el que está sentado a mi lado y golpea mi brazo riendo sin cesar. Un lazo de sangre me une a él aunque no logro entender cómo rayos lo sé.

Me pasa una especie de bolsa hecha de pieles para que beba y aunque lo cojo gustoso y la llevo a mi boca, no alcanzo a notar el sabor.

De pronto una luz me da en los ojos y las escenas pasan por mi mente a toda velocidad, como si estuviera viendo una película a cámara rápida, mostrándome los retazos de una vida muy antigua de la que no puedo apreciar ningún detalle debido a la rapidez con la que pasan hasta que todo se detiene de nuevo y me encuentro mirando a una mujer joven, que me coge la cara con ambas manos y me besa en la boca con amor.

Es mi madre.

Pero la veo muy joven, como cuando veía sus fotos cuando era pequeño.

Y aunque es mi cara la que besa, no lo siento, como si besara a través de mí a otra persona.

Luego vuelvo a ver un fogonazo y la imagen cambia de golpe y la veo retorciéndose debajo de mí, desnuda, acariciando el cuerpo que sé que no es el mío y todo comienza a darme vueltas.

Gime y me toca, sin hacerlo en realidad, pero sólo verla en esa postura, echando la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, mientras hace el amor con una pasión que jamás podría asociarla a ella, dejándose ir con alguien que sé que no es mi padre, me tortura.

Quiero salir de aquí.

Esto que veo no me gusta, quiero salir, salir ya...

Siento que el latido de mi corazón se ralentiza pero no me importa. Lo único que quiero es adentrarme en una oscuridad que me llama y apartarme lo más posible de esa luz que me muestra cosas que no quiero ver. Dejo que me envuelva por completo y ahí encuentro la paz, pues mis pensamientos y las imágenes que he visto se desvanecen poco a poco, borrándose para siempre de mi memoria y ya me siento tranquilo.

Muy tranquilo.

Aunque siento que dentro de esta oscuridad pierdo algo muy importante para mí, ahora mismo no puedo recordar qué es. Solo el vacío me calma y eso es bueno.

…pero ¿De quién me estoy olvidando? –  Me repito una y otra vez.

VISHOUS

Todo ha terminado y una sonrisa sale de mis labios.

Ha estado bien y en realidad yo tenía razón.

Él es de los nuestros.

Me alegro que una vez despierto no recuerde nada de ello, pues he sentido que los minutos finales han sido duros para él.

Miro la presión arterial y sus constantes y son normales para un humano y eso me hace sentir tranquilo.

Me acerco al poli y le paso el dorso de la mano por la cara.

-Butch.... eh, poli...

Le doy unas palmaditas en la cara para que comience a volver en sí pero no hay ninguna reacción.

Paso una toalla húmeda con agua fría por su cara y su pecho.

-Venga, Butch, enséñame esos ojos, mírame.

Le cojo de una muñeca y no hay reacción ninguna. La suelto y cae muerta encima de la camilla.

Ahora sí que me estoy poniendo un poco nervioso.

Mi voz se va elevando de tono sin darme cuenta y le golpeo la cara con menos cuidado que antes, pero no vuelve en sí.

Le zarandeo cogiéndolo por los hombros sin ningún tipo de cuidado, notando como mi corazón comienza a latir a mil por hora y mi respiración comienza a cortarse.

Agarro el cubo de agua fría y se lo echo encima sin ninguna ceremonia.

 Lo tiro sin preocuparme donde ha caído y le paso la mano por la cara, quitando el agua que le recorre el rostro. Mis manos tiemblan y yo repito su nombre una y otra vez, cada vez más alto sin darme cuenta.

Una mano se posa en mi hombro y ejerce presión hacia atrás, intentando alejarme de Butch.

Que alguien lo intente.

Me vuelvo hacia el que está intentando separarme de mi compañero y mis colmillos salen como cuchillas de mi boca.

-¡No... me toquéis...! - gruño enseñando mis colmillos, retando a quien sea que se haya atrevido a separarme de Butch mientras el olor del vinculo que tengo con él llena el aire.

Mi mirada vuelve al instante a la cara de Butch y mi expresión se relaja al instante.

Cuánto siento todo lo pasado, cuanto siento no saber reaccionar e intentar por todos medios separarle de mi.

Apoyo mi cara contra la suya, acariciando con el dorso de mi mano su mejilla, su cuello, su pecho...

Subo su cuerpo y la cabeza se le cae hacia atrás, muerta, le aprieto entre mis brazos con toda mi fuerza mientras sus brazos cuelgan a ambos lados de su cuerpo. Le sostengo la cabeza para que quede enterrada en mi cuello mientras comienzo a acunarlo despacio.

-No me dejes... por favor... no lo hagas... yo...

Unas manos me separan de él, intento deshacerme de ellos pero son demasiados.

El cuerpo de Butch cae de nuevo en la camilla y su cara queda en la dirección donde estoy yo y hacen falta tres hombres para poder retenerme.

El antebrazo del rey se pone en mi cuello, dejándome sin respiración  mientras me empotran contra la pared y yo lo único que hago es intentar esquivar su cuerpo para no perder de vista a Butch.

-V... mírame... ¡mírame, joder! - me grita Warth y yo oigo su voz en la lejanía – Phury, llama a Havers. Dile que su rey lo quiere aquí en dos segundos. ¡Ya!

Warth baja el tono de su voz, intentando que suene tranquilo.

-Vas a salir y dejar que entre Havers a ayudarlo.

Me abalanzo hacia delante, muriéndome por volver a estar a su lado de nuevo, pero ejercen de nuevo presión contra mi cuerpo para que no pueda separarme de la pared.

Tengo al rey dejándome sin respiración por la presión que está ejerciendo en mi cuello y a Rhage y a Zadist cogiéndome de la cintura, intentando que no me mueva de la puta pared.

-No... no... tengo que estar con él... nadie va a separarme de él...

La presión del brazo en mi garganta se hace casi insoportable.

-Aquí no ayudas y menos en tu estado. Te vamos a sacar fuera y vamos a dejar que Havers haga su trabajo. – hace un movimiento con la cabeza hacia la salida, seguramente indicando que me saquen fuera.

Yo sigo mirando su cara y por mucho que intento luchar, logran sacarme de la habitación a rastras.

Veo entrar al doctorcito de mierda con la mirada baja y su maletín negro e intento de nuevo desembarazarme de estos capullos que me retienen.

Rhage se pone a mi espalda, abarcando mi pecho con su brazo.

-Macho, tranquilo, él está aquí para ayudarlo. Déjale hacer su trabajo - me dice Warth al oído mientras me sujeta con fuerza.

Le agarro de la camiseta, intentando despegarlo de mí y noto como mis ojos comienzan a brillar.

-¿Y si no puede?, dime, ¿Qué será de mí si no consigue que vuelva?

El abrazo de oso que me da desde atrás Rhage me deja sin respiración.

-Volverá, no lo dudes, ¿Acaso el poli te ha fallado en algo desde que llegó?

-No… pero yo a él le fallé en todo. Voy a ir con él. Tengo que estar con él.

Me abalanzo contra mis hermanos y de pronto un rayo me atraviesa el cráneo y un dolor insoportable me taladra el cerebro y quedo inconsciente.

RHAGE

- He tenido que hacerlo, Warth, estaba medio loco.

- No te preocupes, es lo mejor. Cógelo en brazos y déjalo en el gimnasio. Cuando despierte tendrá ganas de romper algo y el gimnasio es el mejor sitio.

Cargo a V como si fuera un saco de patatas y me lo llevo por el pasillo.

Nunca había visto así a V.

Jamás.

Siempre está tras su máscara de hielo, donde nadie puede llegar a él y sin embargo dentro de esa sala estaba abatido, como si le estuvieran robando su propia alma.

El poli ha llegado a donde nadie en este mundo lo había hecho y ahora comienzo a preocuparme en serio si el poli se queda tal y como está ahora.

Entonces perderíamos a otro hermano, igual que perdimos a Torh y sólo de pensarlo hace el corazón me duela.

Estoy seguro que V se quitaría la vida para seguirlo. Sólo basta ver en qué estado se encontraba.

Llego al gimnasio y lo tumbo encima de las colchonetas de entrenamiento.

Al hacerlo, un quejido se escapa de sus labios y me quedo mirándolo en silencio.

Nunca pensé que podría sentir pena por él, pero ahora mismo es lo único que siento al verle ahí, tirado, mientras Butch está en un viaje y nadie sabe si podrá encontrar el camino de vuelta.

Me giro sobre mis pasos dejándolo allí solo.

Con un poco de suerte, cuando despierte Butch ya estará a su lado.

Rezaré por ello.

BUTCH

Siento voces lejanas.

Me siento el cuerpo mojado, la garganta muy seca y el cuerpo está como muerto.

Abrir los ojos es un esfuerzo monumental de la borrachera que tengo. Tengo la vista nublada y no puedo enfocar muy bien. De veras que esta borrachera ha sido de las que hacen época porque no me acuerdo de nada. Tengo el cerebro hecho puré y me siento demasiado confundido.

Al cabo de lo que parecen siglos consigo enfocar un poco la vista y me encuentro una cara desconocida.

Algo me dice que tiene que ser V porque es su olor lo que percibo pero lo encuentro muy raro. Hasta ahora no me había dado cuenta de que llevara gafas y por alguna razón se ha afeitado la perilla.

Pero tiene que ser él porque noto su olor en la habitación.

Trago saliva y me hace daño hacerlo.

-...V... estás feo... de cojones... ¿Por qué coño... te has afeitado...?

V se gira y le dice a alguien que está a su espalda que estoy bien. ¿Me habré dado de morros contra el suelo? puede ser porque lo único que recuerdo es estar bebiendo como una esponja.

Cierro los ojos mientras una voz que no logro situar se mete en mi cabeza, como si me estuviera dando de golpes con un bate de béisbol, pidiéndome que vuelva a abrirlos mientras en ese momento oigo como se abre la puerta y alguien a mi espalda dice que ha dejado a V durmiendo como un angelito.

¿Entonces quién es el tío de las gafitas?

Vuelvo a abrirlos y ahora la visión es mucho más clara.

El tipo que confundí con V me pasa una linterna por los ojos y parpadeo rápido.

Joder que este tío me va a dejar ciego.

Le aparto con una mano y giro la cabeza para ver a Warth que me mira sonriente. Todos están a mi alrededor pero la única persona que quiero ver no está aquí, y esa persona es Vishous. La debí montar gorda de cojones la otra noche para terminar rodeado de todos ellos, mirándome con cara de alegría, como si estuvieran felices de verme otra vez despierto.

Cierro los ojos cuando un dolor me cruza la cabeza y entonces todo vuelve a mí con un fogonazo.

La regresión, mi pelea con V. Su pupila creciendo de manera extraña y la sensación de caída dentro de él.

-Necesita algo dulce - dice el tío de las gafitas.

Una manaza me coge de la cara y me mete en la boca una piruleta.

Es lo más rico que he probado en mi vida. Saboreo el dulce con ansias pero al hablar se me escurre de la boca.

- ¿Donde está V? ¿Ha salido todo bien? - les digo pasando mi mirada por todos ellos.

Rhage me coge la piruleta que tengo pegada en el cuello y sonríe.

-Nos diste un pequeño susto y V se puso un poco histérico, pero no te preocupes, está bien.

Warth me mira y me apoya una de sus manos en el hombro y me sonríe, dejando a la vista la punta de sus colmillos.

-Eres uno de los nuestros, poli. Por lo visto, he de llamarte primo. Todo ha salido perfecto. Estás en casa.

La sonrisa de idiota que se me planta en la cara seguro que quedará inmortalizada en todos sus cerebros pero no me importa. Ahora estoy mirando a mi familia y siento que por fin he encontrado mi sitio en este mundo.

La piruleta vuelve a mi boca y mi mente y mi cuerpo se alían para ordenar.

Queremos ver a V.

Intento incorporarme pero no puedo con el peso de mi propio cuerpo.

-Espera, machote. Quédate tumbado un rato hasta que puedas volver a tener el control de tu cuerpo. Todos te estaremos esperando.

Asiento despacio soltando un suspiro.

-De acuerdo ¿Donde está V?

-Está en el gimnasio. Puedes ir a verle después. Dormirá todavía durante un buen rato. No te preocupes.

Cierro los ojos y me obligo a relajarme todo lo que puedo, a ver si así logro recuperarme antes porque me muero por verle aunque no me olvido de todo lo que ha sucedido y todavía estoy seguro de que no haré nada hasta que él diga lo que tiene que decir.

VISHOUS

La cabeza me duele horrores cuando abro los ojos.

Por instinto mi mano vuela hasta el foco del dolor y el bulto que siento me pega una sacudida al tocarlo. Mi mente me dice que ha tenido que ser Rhage quién me ha regalado esta magnifico dolor de cabeza.

Me siento en el suelo y todo a mí alrededor se esfuma dejando un gran hueco negro. Como mi negra alma.

Soy un maldito cabrón, un maldito miserable por no entender hasta que ha sido demasiado tarde.

Por no entender que lo amo, con cada latido de mi miserable corazón, por no dejarle entrar dentro mi alma sólo por tener miedo de lo único bueno que me ha pasado en la vida.

Maldita sea mi suerte y maldito sea yo.

Me levanto y me dirijo al saco donde comienzo a soltar toda la frustración que siento. Lo golpeo sin descanso una y otra vez hasta que mis ojos me escuecen por el sudor que resbala por mi frente.

No me importa.

Me falta el aliento y comienzo a sentir mis músculos como de goma hasta que casi no puedo más y me quedo abrazado a él.

Y entonces lo siento.

Siento el olor del poli en el cuero del saco y paso mi nariz por él, capturando su débil aroma. Castigándome en lo más profundo de mi alma por no haber sabido entenderle, ni a él, ni a mí mismo.

Un gemido se escapa de mi garganta y me separo de él, soltando un fuerte golpe que hace que casi se salga del techo.

Cierro los ojos y grito con todas las fuerzas de mis pulmones hasta quedarme seco por dentro mientras caigo de rodillas.

Si pudiera volver a la habitación del ático... si pudiera volver el tiempo atrás hasta el momento en que me pidió que le hiciera el amor como jamás lo había hecho... ¿Por qué lo rechacé?

Cierro los ojos y vuelvo a verlo allí, en el suelo, donde lo dejé después de empujarlo sólo por decirme que quería cuidarme... con esos ojos avellana que taladran mi alma cada vez que me miran, sin comprender qué me pasa...

Me tiro con fuerza del pelo, ahogando un lamento, queriendo arrancarme la piel para ver si así logro encontrar esto que me pudre por dentro y no me deja vivir en paz.

Al final termino sentado en medio del gran espacio, con los ojos cerrados, reviviendo una y otra vez la cara de Butch en mi mente.

Sus ojos, esa boca que no puede mantener cerrada así le vaya la vida en ello. El tacto de sus manos ásperas en mi piel. Todo lo que puede transmitirme sólo con una mirada.

Y absolutamente nada de eso, nada de lo que pueda ofrecerme, me hace ser digno de él.

Mi mente se aleja de mi cada vez más hasta que noto la palma de una mano en mi cabeza.

No quiero volverme.

No quiero mirar a los ojos del hermano que esté a mi espalda cuando me diga que no han conseguido traerlo de vuelta.

Que se ha quedado dormido sin fuerzas para volver.

-V...

Oigo sólo esa letra y el corazón me pega un vuelco dentro de mi pecho. El tono de esa voz me desarma por completo y giro mi cabeza despacio, con miedo a que sea producto de mi mente cansada.

Y le veo... allí, frente a mí. Con esos ojos mirándome preocupados, esa mano acariciándome con cuidado y tengo que cerrar los ojos y volver a abrirlos para convencerme que está aquí de verdad, de que no es producto de mi mente y alargo mi mano para tocar la suya.

La noto caliente en mi piel y me levanto a duras penas.

Tengo que abrir la boca para poder meter algo de aire en mis pulmones y alargo mi mano para tocarlo. Paso mis dedos por el perfil de su cara.  

Me mira serio, sin demostrar qué coño le pasa por la cabeza.

-¿Estás bien? – le pregunto con un hilo de voz mientras su mirada un tanto distante me hace desconfiar algo.

-Sí. Ya estoy bien… al final… todo salió bien.

Me meto las manos en los bolsillos de los pantalones de cuero encogiéndome de hombros para intentar contener mi cuerpo y cogerlo entre mis brazos hasta dejarle sin respiración. Sin saber verdaderamente qué es lo que quiero hacer. Me da miedo acercarme y me da más miedo aún, alejarme de él.

-Me alegro. En serio – le digo en un susurro ronco.

Butch toma una gran inspiración, soltándola fuerte por la nariz, dándose la vuelta.

-Me voy. Nos vemos luego.

Comienza a caminar hacia la salida y me quedo quieto mirando cómo se larga.

A la mierda.

Que se vaya todo a la jodida mierda.

-¡maldita sea! – gruño mientras me desmaterializo y aparezco justo enfrente de él.

Butch se frena en seco dando un pequeño salto por el susto que acabo de darle.

-¡joder, V!

No le dejo decir ni una sola palabra más.

Estrello mi boca con la suya, inmovilizando su cara con ambas manos mientras le obligo a que camine hacia atrás, besándolo como un loco, gruñendo, queriendo meterlo dentro de mí de alguna manera en la que sea posible poder borrar todo lo malo que tengo.

Butch apoya sus manos en mi pecho y me empuja hacia atrás con todas sus fuerzas mientras se limpia la boca con el dorso de su mano.

-Ni se te ocurra volver por ahí. No creas que esto va a acabar como siempre acaba. Esta vez no, V. Esta vez vas a tener que hablar.

Lo miro sin saber qué hacer. ¿Hablar? ¿Yo?

Me vuelve a empujar haciendo que tenga que dar un paso hacia atrás.

-Habla.

Mis labios se aprietan en una fina línea y mi mano vuela hasta a su nuca para poder agarrarlo. Él me golpea y se aparta mientras sus ojos desbordan fuego.

Me golpea fuerte en la cara de un puñetazo.

-¡Habla, dime algo! ¿Eres incapaz de abrir esa puta boca para hacer otra cosa que no sea herirme o alejarme? ¡HABLAME!

Niego con la cabeza porque no sé qué decirle sin sentirme demasiado expuesto pero tal vez si no lo hago lo pierda para siempre.

Butch sigue mirándome fijamente mientras me agarra por la camiseta, retorciéndola con fuerza, zarandeándome como si tratara de despertarme.

-Dios, eres un cabrón de boca cerrada. Eres incapaz después de todo lo que ha pasado entre los dos de portarte como un hombre adulto y reconocer lo que tenemos. Habla… o me voy.

Suspiro y cierro los ojos levantando la cara al techo.

- ¿Pero qué quieres que diga? – le digo cansado - Ya lo sabes todo. Sabes… que muero si no te tengo a mi lado. Sabes que me haces sentir cosas que jamás he sentido. Sabes que me arrancaría el corazón del pecho si tú me lo pidieras. Sabes que me has cambiado, que me has hecho saber qué era vivir porque antes de conocerte lo único que hacía era vagar por este mundo, perdido. Lo sabes. No hace falta que te lo diga. Tú para mí eres… todo.

Su mirada cobra un cierto brillo al mirarme pero no me dice nada. Sólo se queda quieto, serio.

-…V…

-Quédate conmigo… siempre. Sin ti, yo no valgo nada – le susurro con el corazón encogido mientras mis dedos acarician los suyos a un lado de su cuerpo.

Me abraza con fuerza y me besa. Yo lo pego a mi cuerpo lo más que puedo enredando mis dedos entre su pelo mientras con el otro lo abrazo con fuerza por la cintura.

Se separa un poco de mí. Lo justo para poder mirarme.

-Te costó, cabrón… - me dice.

-Más de tres vidas… pero al final te tengo conmigo.

Nuestras miradas quedan clavadas la una en la otra, sin decir nada, pues creo que ya no hay nada más que decir mientras nuestros labios vuelven a pegarse.

Es algo lento, suave y profundo. Sólo le siento a él y dejo que sea sólo eso lo que llene mi alma.

Ya no más preguntas sin respuesta, ya no más dolor y ya no más herirlo sólo por el placer de herirme a mí mismo.

Quiero ser suyo, sentirme enlazado a alguien y quiero que ese alguien sea él.

Aquí y ahora.

Le quito la camiseta para poder sentir su piel caliente y él hace lo propio con la mía. En un suspiro nos quedamos desnudos los dos y es tanto el anhelo que siento por él, que no me importa estar así. Sólo quiero estar con él.

Comenzamos a caminar hasta llegar a las colchonetas y hago que pierda el equilibrio, enredando una de mis piernas entre las suyas y me tumbo encima de él. Totalmente pegados.

-Quiero hacerlo ahora, Butch. No sabes lo que necesito… estar contigo.

Me acaricia la cara con cuidado, como siempre lo hace. Con un mimo que jamás asocié a mi persona y eso comienza a gustarme. No es malo sentirse cuidado por alguien. No, no lo es.

Le agarro del cuerpo y nos damos la vuelta, quedando él encima de mí. Su peso encima de mí manda un escalofrío por todo mi cuerpo pero me obligo a ignorarlo.

Es Butch, es Butch…. Me digo una y otra vez.

Su mano me agarra la polla y todo salta en chispas, como cada vez que me toca. Me acaricia con su mano, fuerte, como debe hacerlo un verdadero macho y el jadeo que me sale hace que me duela en la garganta.

Él sonríe y continua un poco más rápido, seguro de sí mismo.

-Entra en mí, Vishous – me dice bajito, pasando su nariz por mi cuello.

Niego con la cabeza.

Ahora necesito algo diferente de él.

-No, quiero que tú entres en mí.

Su mano se detiene al momento, se separa lo justo y me mira serio.

-No estás preparado, lo sé. Si lo hacemos así, saldrá mal y no quiero que eso ocurra. No en este momento.

Cierro los ojos porque sé qué tiene razón pero dentro de mí siento que ha de ser así.

-Quiero intentarlo. Oblígame a ello si hace falta.

Comienza a levantarse de encima de mí pero yo le detengo.

-No voy a obligarte. Jamás. Lo siento pero yo no funciono así.

Le agarro fuerte del cuello y le miro.

-Quiero hacerlo, necesito hacerlo. Entiéndeme, por favor…

-Pero no te obligaré. Si no funciona lo dejamos. No quiero que volvamos a joderla, al menos, no tan pronto.

Noto en sus ojos la tristeza que siente ahora mismo, el miedo, la incertidumbre, las miles de preguntas que le asaltan ahora mismo la cabeza y me siento muy humilde ante él. Humilde por entender cómo se siente respecto a mí. Como si anduviera por un camino lleno de minas. La verdad siento lástima porque un hombre tan noble como él, haya terminado enamorado de alguien como yo, tan lleno de mierda.

Susurro al hablarle.

-Ven…quiéreme hasta que me hagas olvidar quién soy.

-Joder, V…

Me besa y juro que siento como si bebiera de mí, como si me tragara por entero.

BUTCH

-Ven, joder… quiéreme hasta que me hagas olvidar quién soy – me dice con la voz ronca y el “joder” que sale de mis labios me hace darme cuenta en el callejón sin salida en el que estoy.

Si pudiera comprender cómo me hace sentir cuando me dice esas cosas… ¿Qué quiere? ¿Que lo empotre en el suelo y le obligue a estarse quieto para que yo pueda follármelo?

Podré ser muchas cosas, pero sentirme como si fuese un puto violador, por mucho que él me lo pida, no entra en mis planes. Además aunque quisiera, no tengo fuerza suficiente para detener a un vampiro de más de cien kilos de peso, de cara contra el suelo.

No.

Lo haré a mi modo y si no funciona, lo dejamos.

Estoy encima suyo, besándolo y puedo sentir su cuerpo tenso por mucho que él intenta ocultarlo. Comienzo a acariciarlo, pasando mi mano por sus costillas hasta llegar a su cadera, sus muslos. Toda la extensión de piel que tengo libre y su respiración se corta para luego inhalar fuerte.

Le está costando un mundo todo esto, pero aguanta, como el guerrero que es.

Le abro un poco más las piernas con mi cuerpo para quedar completamente encajado entre ellas, con nuestras pollas rozándose y sus dedos se clavan en mi espalda con fuerza y tengo que separar mi boca de la suya para contener el gemido de dolor.

Pongo mis manos a los lados de su cara y le miro.

Está con los ojos cerrados, apretados.

-Abre los ojos, Vishous.

Tras unos segundos logra abrirlos y me mira fijamente.

-Quiero que no apartes tu mirada de mí ¿vale?

Asiente con la cabeza despacio y logro ver algo de recelo por su parte.

Levanto una de mis manos del suelo para tocarlo de nuevo, esta vez por el centro del cuerpo hasta llegar a su polla, dura y caliente.

Al tocarla se le escapa un jadeo y comienzo a masturbarle, pasando mi mano por toda su longitud mientras él se arquea, buscando aún más el roce con mi cuerpo, con sus colmillos alargándose y sin apartar sus ojos de los míos.

Mientras sigo así, hecho un poco mis caderas hacia atrás para colocar la mía entre sus nalgas. En ese momento se suelta y se agarra con fuerza a las colchonetas. Pareciera que sus ojos van a salirse de sus órbitas.

-Tranquilo, iremos todo lo despacio que necesites. Me apartaré cuando tú digas. Lo juro.

Se pasa la lengua por los labios, antes de hablarme con los dientes apretados.

-Átame, joder… Haz cualquier cosa, pero haz algo para que no pueda moverme. Yo… yo tengo miedo de hacerte daño.

Aprieto con fuerza su polla y suelta un quejido de dolor.

-No me harás daño. Nunca.

El brazo que sostiene todo el peso de mi cuerpo comienza a mandarme calambrazos de dolor pero los ignoro.

Él necesita esto y yo también. Al menos, necesitamos intentarlo.

-Vas a mirarme, vas a oírme y vas a dejar que te posea. Yo no puedo marcarte con mis colmillos, ni con mi olor, así que lo haré con mi cuerpo. Y tú vas a permitírmelo.

Su respiración se acelera, los tendones del cuello se le marcan como cuerdas de violín y sus manos cerradas en puños, hacen estallar el plástico de las colchonetas.

Suelto su polla para poder tener mejor punto de apoyo, arqueándome algo para poder rozarla con mi estómago y sitúo mi punta en su entrada. Al hacerlo, yo mismo me siento nervioso, con el corazón bombeando, sintiendo como mi sangre corre furiosa por mis venas.

-Debería prepararte primero – le digo preocupado.

-No. Lo quiero así. Al menos, concédeme eso.

Impulso mis caderas hacia delante, intentando entrar en él con cuidado pero he de hacer fuerza para conseguir pasar. Cuando consigo entrar en él sólo unos milímetros, su cuerpo se retuerce y me quedo quieto, sin mover ni un músculo. Su frente está perlada por el sudor, sus ojos abiertos mirándome sin pestañear, su boca apretada, su respiración a mil por hora y sus puños crispados.

Me impulso un poco más y su cuerpo me recibe mientras el sordo golpe de su puño se estrella en las colchonetas. Su cuerpo se estremece y abre la boca para enseñarme los colmillos mientras su mirada brilla.

-Soy yo, V, mírame. Siénteme dentro de ti.

Ruge como un condenado y quisiera saber de dónde saca las fuerzas para no darme un puñetazo y volarme la cabeza. Tal vez los impulsos de su marcaje es lo único que me separa de ello.

Me acoge en su interior y siento el calor de su cuerpo.

Es algo completamente distinto a todo lo que he experimentado. Su calor me quema, es estrecho, tan estrecho que sé que debe dolerle como el infierno. Sigo balanceándome despacio, con mis ojos fijos en los suyos, jadeando por todo esto que me está volviendo loco.

Mi polla está a punto de reventar por lo cachondo que me siento mientras mis movimientos son cada vez más profundos hasta que estoy completamente dentro de él.

-Joder V, esto es… Dios, no sé cómo explicarlo.

Él no dice nada, parece como si estuviera a millones de años luz de aquí. Sólo resopla. Las colchonetas a su alrededor están destrozadas por la presión de sus puños y entonces me doy realmente cuenta de que aunque no haga nada, es como si estuviera obligándolo, aunque tengo su permiso.

Noto como mi polla comienza a relajarse en su interior y mis labios se posan en los suyos. Tarda en devolverme el beso aunque sólo es un roce de labios y entonces comienzo a salir de él. Cuando estoy por fin fuera, me tumbo a su lado y se levanta como si algo tirara de él. Se queda sentado en el suelo, a mi lado, pasando sus manos temblorosas por el pelo, respirando entrecortadamente.

Al rato se vuelve y me mira.

-Lo siento - dice con voz triste.

-No sé por qué deberías sentirlo.

Vishous cierra los ojos y niega con la cabeza.

-Nada es fácil conmigo, lo sé. Me gustaría cambiarlo pero… - me roza la pierna con su mano –  Joder, ni siquiera has acabado…

Me encojo de hombros y suelto un suspiro.

-Ahora lo que realmente quiero es estar a tu lado. Sólo eso. Lo demás ahora no tiene importancia.

Me levanto y me dirijo hasta donde está su ropa. Cojo sus pantalones de cuero y se los doy.

-Vístete. Iremos a la guarida. A nuestra casa. Quiero tumbarme a tu lado y despertar a tu lado.

Coge los pantalones y se los pone. Luego se levanta y me mira mientras yo me visto. Cuando acabo, comenzamos a caminar uno al lado del otro en silencio. Al llegar a las puertas del gimnasio, las abre y cuando llegamos al pasillo pasa uno de sus brazos por mi cuello y me abraza.

-Llegará el momento, V – le digo respondiendo a su abrazo – y cuando llegue, ambos lo sabremos.

Él asiente despacio y seguimos caminando en silencio.

Cada uno en el pensamiento del otro. Como ha sido siempre desde que nos conocimos.