lunes, 9 de julio de 2012

CAPITULO 8. TE CONFUNDO


8.TE CONFUNDO

·         VISHOUS

De vuelta en la guarida, termino de armarme para salir a patrullar.

Estoy un poco nervioso porque va a ser la primera patrulla de Butch con nosotros y creo que le va a resultar difícil olvidar su faceta de policía, pues aquí no hay cárceles, ni juicios, ni jueces.

Aquí sólo vale matar y ese concepto creo que no lo va a llevar bien, pero ahora es su vida y tendrá que aprender a vivir con ello.

Saco del armario el arnés con las dagas y lo ajusto a mi cuerpo, detrás va el cuchillo que me meto en la bota y por último saco las glocks y me meto una en cinturilla de atrás del pantalón. La otra la dejo sobre la cama mientras me pongo la cazadora. Voy hasta la mesilla que tengo al lado de la cama y cojo la gorra de Los Red Sox, hecho un último vistazo y cogiendo la pipa en la otra mano salgo de la habitación cerrando la puerta.

Butch me está esperando apoyado en el brazo del sofá con los brazos cruzados. Al llegar a él le acerco la glock.

-Toma, esto es para ti. No voy a dejar que salgas a patrullar con nosotros con el culo al aire.

El poli la coge y la revisa con rapidez para colocársela en la parte de atrás del pantalón.

-Gracias, hombre. Sabía que podía contar contigo.

Se levanta y cuando lo tengo ante mí, le coloco la gorra en la cabeza, dándole un pequeño golpe a la visera.

- ¿Y esto? - me pregunta, sacándose la gorra para ver el dibujo.

-Es mi gorra de la suerte. Esta noche es tuya.

Vuelve a ponerse la gorra pasando los dedos por el borde de la visera. Se abrocha la chaqueta y haciendo una reverencia me cede el paso.

-Tú primero.

Le gruño mientras paso por su lado y salimos de la guarida en silencio.

Al llegar a la entrada de la mansión, vemos a Rhage apoyado en su Gto morado, mirando el reloj nervioso.

-Pero ¿Cuánto tiempo necesitáis para prepararos? llevo diez minutos apoyado en el coche. Seguro que si me fijo tendrá la marca de mi culo en el chasis.

-Con el culo tan grande que tienes, seguro que no hay que fijarse mucho para ver la marca.

-Muérdeme, capullo - Me dice enseñándome su dedo corazón.

Niego con la cabeza mientras me subo al coche.

-Ya sabes que no me gusta la carne dura.

-Tal vez si me vieras atado y amordazado, cambiarías de opinión.

La mirada asesina que le echo a Rhage, le hace darse cuenta de que ha metido la pata. Mis inclinaciones sexuales no son un secreto para ellos, pero no quiero que Butch se entere ni por terceras personas, ni en este momento, pero la cara que se le ha quedado, me dice que las palabras de Rhage han encendido su piloto rojo de policía de advertencia.

Llegamos a la zona donde estábamos patrullando y saliendo del coche, nos ponemos a andar en silencio.

Butch va a mi lado, con las manos metidas en los bolsos de los vaqueros gastados, un poco encogido por el frío. No suelta palabra, se limita a mirar al suelo, y si no fuera por la gorra, juraría que de su cabeza saldría humo de cómo se está comiendo el coco.

-Butch, te veo algo distraído.

Pega un pequeño salto al oír mi voz.

-¿Qué?

-Que te pongas las pilas, tío, o tu primera patrulla va a ser la última, si sigues así - le dice Rhage poniéndose a su lado.

Butch le mira y asiente con la cabeza.

-Lo siento, estaba pensando... ¿cómo sabéis si una persona es... uno de esos sin alma?

-Se llaman restrictores y huelen a culito limpio de bebé, o sea a talco. Al mirarlos los puedes confundir con albinos. Pero bueno, V, ¿No le has explicado nada?

-Tú lo estás haciendo de puta madre, así que sigue así.

Me adelanto unos pasos y sigo caminando sólo. Detrás de mí, les sigo oyendo hablar mientras Rhage le va poniendo al día de todo el embrollo en el que se ha metido. Parece que éstos dos se van a llevar bien, a pesar del pequeño encontronazo que tuvieron al conocerse.

Sigo caminando en silencio y al llegar a la entrada del callejón donde me dispararon, me quedo clavado mirando al suelo, en el mismo sitio donde caí.

Donde mi vida, sin yo haberlo previsto, cambió para siempre.

La nueva parejita de amigos llega hasta donde estoy yo y permanecen a mi lado, en silencio. Levanto la vista y Butch está mirando lo mismo que yo. Daría lo que fuera por saber qué está pensando en estos momentos. Cierro los ojos e intento concentrarme para ver si puedo captar algo, aunque lo dudo.

Me relajo y una imagen de mí en primera plana aparece en mi mente, vista desde arriba.

Está pensando en mí.

Es su mente la que estoy viendo y está recordando.

No puedo captar sus pensamientos, ni sus sentimientos, pero las imágenes que veo son claras como si las estuviera viendo con mis propios ojos. Se van mezclando unas con otras pero yo soy el único protagonista, hasta que Butch me toca el hombro y la imagen cambia radicalmente en el momento justo que su mano entra en contacto con mi cuerpo.

En ella estoy entre sábanas revueltas, masturbándome como un poseído.

Pego un bote hacia atrás, apartándome de él respirando como un fuelle.

Butch me mira sin entender qué es lo que está pasando y Rhage intenta acercarse pero no le dejo.

-¡No me toques! - consigo decir entre respiraciones cortas.

-Por Dios V ¿Qué te ha pasado? ¿Has visto algo?

Mis ojos buscan a Butch y lo encuentro mirándome con algo de temor en ellos.

-No puedo seguir aquí -digo mirándole todavía sin pestañear - necesito espacio. Sólo necesito un momento ¿Vale? darme sólo... un momento y algo de espacio.

Rhage le da un codazo a Butch y le indica con la cabeza que siga caminando, pero tiene que agarrarlo por la cazadora para que se ponga a andar.

Al final consigue que se gire y deje de mirarme y echan a andar calle arriba.

Cada poco todavía sigue mirando hacia atrás.

Donde yo estoy.

BUTCH

No quiero alejarme, pero Rhage consigue arrastrarme lejos de él.

¿Qué pudo haberle pasado? tal vez no haya sido buena idea tocarlo, porque el asunto explotó en el mismo momento en que lo hice.

Fue llegar al lugar donde lo encontré y mi mente volvió a recordarlo todo.

Su cara llena de dolor, su gran cuerpo desplomado a mis pies. No recuerdo nada de lo que pensé al encontrarlo, pero las imágines resultan tan nítidas como si estuviera pasando ahora mismo, hasta que, la perra de mi mente vuelve a revivir lo ocurrido anoche, cuando estuve observándole sin que se diera cuenta.

Sin pensarlo, le toco el brazo y que el infierno me lleve si sé porque lo hago, pero es en ese momento cuando la cosa se pone rara de cojones.

-¿Es que he hecho algo mal?

Rhage niega con la cabeza.

-No te preocupes por él. Estará bien dentro de un rato. A veces necesita algo de espacio, lleva demasiada carga a sus espaldas. Demasiados demonios con los que lidiar.

Me quedo callado analizando las palabras que ha dicho. Entonces me doy cuenta de que V es un gran misterio para mí. ¿Por qué lleva ese guante siempre en su mano? ¿Por qué esos tatuajes que siempre intenta esconder? ¿Por qué...?. Demasiadas preguntas sin contestar que no me atrevo a hacer, pero quizá Rhage pueda decirme algo.

-¿Quién es V? - le digo con un nudo en la garganta.

-¿V? uff, me pides que te explique el misterio del universo, amigo. A ver cómo te lo digo - se rasca la cabeza pensativo - Vishous es un misterio. Nadie sabe mucho sobre él. Su vida antes de unirse a la hermandad es casi un misterio. Jamás habla de ella. Con nadie. Las visiones que tiene le muestran el futuro. El sabe cómo vamos a morir cada uno de nosotros, pero no cuándo y eso amigo mío, puede acabar con la cordura de cualquiera, menos con la suya. Ni siquiera convive con nosotros, se pasa la vida en ese agujero apartado de todos los demás, al menos... hasta que tú llegaste. Creo que quién mejor te puede contestar quién es V, es él mismo, aunque si quieres que te diga la verdad, si necesito a alguien que me cubra las espaldas, yo no elegiría a otro.

De repente se queda callado y se mete una bocanada de aire frío en los pulmones.

-Saca la pipa. Tenemos compañía.

Hago lo que me dice mirando a todos lados, hasta que veo doblando una esquina a tres tipos con el pelo blanco que se quedan quietos al vernos. Llevan unas bolsas en las manos que coge el tercero de ellos y comienza a correr en sentido contrario mientras los otros dos comienzan a sacar las pistolas de sus chaquetas.

Rhage comienza a correr en su dirección.

-No dudes, policía. Son ellos o tú.

Comienzo a correr tras Rhage y el corazón comienza a latirme a toda hostia.

-Yo me encargo de ésos dos, tú ve a por el que se ha largado.

Asiento mientras veo como Rhage suelta un gruñido y saca su pistola comenzando a disparar. Yo llego hasta el otro, que con tanto peso, le resulta imposible una escapada rápida. Cuando me acerco a él noto que me mira y de repente abre los ojos con asombro. Aprovecho ese momento para tirarme en plancha encima suyo y arrollarle. Cuando le tengo en el suelo le inmovilizo, cogiendo sus manos mientras mi rodilla se clava en su esternón, haciéndole daño. Cojo sus manos con una de las mías mientras la otra va a la parte de atrás de mis pantalones en busca de las esposas.

Esposas que ya no llevo porque ya no soy policía.

Así que vuelvo a inmovilizarle y esos ojos sin vida se clavan en los míos.

-Tú...- me dice asombrado.

Me quedo mirándole sin entender ni una palabra y aprovecha esa distracción por mi parte para alzarse de medio cuerpo y pegarme un cabezazo en plena cara. El muy hijoputa logra zafarse de mí. Estoy viendo estrellitas de colores cuando de repente un disparo a muy corta distancia le vuela la cabeza de un tiro. El hombre cae inerte y la mano enguantada de V me aparta de encima suyo, se coloca encima de él y sacando una daga, se la clava en el corazón.

Me quedo quieto con los ojos clavados en V mientras se levanta, limpiando la daga en la pernera del pantalón.

-No debes pensar, poli, o acabarás muerto.

Levanto la vista hacia él.

-Me conocía V, juro que me conocía - le digo secándome la sangre que me cae por la nariz hasta la boca.

-¿Estás seguro?

-Sí, joder, cuando me vio, fue como si estuviera mirando una aparición o alguna mierda rara.

-Esto no me gusta, no me gusta nada, hay que intentar saber algo más.

-Podríamos haberle interrogado si no te lo hubieras cargado.

V me mira durante un segundo y es como si le hubiera hecho daño de algún modo.

-Ya, pero tal vez tú no estarías hablando conmigo ahora.

-Bueno, eso nunca lo sabremos ¿Verdad?

Rhage aparece junto a nosotros con aire de satisfacción y nos coge de los hombros a ambos quedando él en medio.

-Por lo menos hemos tenido algo de acción, ¿eh?

-Si tú lo dices, Rhage -le suelta V soltándose de su abrazo de un empujón.

Se lleva la mano a la cazadora y saca la pitillera, coge uno de esos cigarros liados, lo enciende y se agacha para ver que hay dentro de las bolsas.

Se ven armas, un par de portátiles y un montón de papeles.

- Metamos estas bolsas en el maletero. Quiero revisar todo esto. Puede que haya algo importante.

Se echa dos bolsas al hombro mientras la tercera la lleva en la mano.

Llego hasta él y le quito una de ellas para cargarla yo. Él no me mira, pero deja que lo haga.

Cuando llegamos al coche, Rhage pulsa el botón del cierre centralizado y el maletero se abre suavemente. Lo dejamos todo allí y V le da otra calada al cigarro.

-Bueno, si esto se acabó por hoy, yo voy a dar una vuelta.

Solo.

Me giro hacia él.

-V…

El tío pasa de mí y comienza a andar calle arriba. Yo salgo tras él y le agarro por el brazo para que se gire.

-Venga, ven nosotros. Tomaremos un trago en algún garito y estaremos mejor.

Se queda mirando mi mano que le está cogiendo por el brazo y se suelta de mí.

-No, ve con tu nuevo amigo - me dice mientras se gira - ve y diviértete, yo... yo te veo luego.

Y sin más vuelve a echar a andar.

Voy hasta donde está Rhage, que nos está mirando con cara de haberse perdido algo, pero se encoge de hombros y sonríe.

-Tenemos que llevar todo esto a la mansión. No podemos dejarlo en el coche e irnos de juerga sin más.

-Tienes razón. Venga, vámonos de aquí.

Asiente metiéndose en el coche y, al hacerlo yo, no puedo remediar volver la cabeza para ver a V, alejándose con pasos cansados.

VISHOUS

Todavía no sé a dónde me dirijo, pero tengo que poner algo de distancia entre el poli y yo.

No debí entrar en su mente como lo hice, pero ¿Por qué el hecho de que me haya visto en uno de mis momentos guarros me ha encabronado de esta manera?. Me lo sigo preguntando y no logro encontrar respuesta hasta que una duda me llega ¿Dije su nombre al correrme? por más que intento pensar, no soy capaz de recordarlo, aunque nadie es capaz de recordar nada de lo que dice mientras estás corriéndote como un maldito demente.

Si lo dije y él lo oyó, no le ha causado un gran trauma pues se porta conmigo de la misma manera que antes, pero el hecho de que pueda estar en conocimiento sobre lo que siento por él, hace que quiera arrancarme la piel a tiras.

Sólo faltaba que sintiera pena por mí o alguna mierda sentimental para terminar de cavar mi foso de mierda.

Qué fácil me resultó entrar en su mente.

Después de estar tanto tiempo sin poder hacerlo, su mente se abrió a la mía de un modo increíble, aunque eso se tiene que acabar porque por mucho que quiera hacerlo, algún día veré algo que no debo y puedo acabar volviéndome loco. Tal vez la solución sea que se marche a una de las habitaciones de la mansión pero sólo con pensarlo, mi corazón da un vuelco.

No, a no ser que él me lo pida se quedará conmigo, porque tengo que sentirle junto a mí. Lo único que he de hacer es irme a mi ático a descargar cuando ya no pueda más. Allí puedo calmar mis nervios sin nadie que me vea.

Nunca más en la guarida.

Nunca.

Puede que este sea un buen momento para llamar a alguna sumisa y poder poner de nuevo el contador a cero, pero cuando saco el teléfono, me arrepiento al momento. No quiero estar con ninguna de ellas, quiero estar en la guarida, con Butch.

Miro el reloj.

Todavía no ha pasado ni media hora desde que se fue con Rhage y tenían toda la intención de irse de copas, así que no han llegado ni de coña.

Me desmaterializo hacia la mansión pensando que es buena idea estar un rato a solas hasta que lleguen.

Aparezco en el patio y llego a la guarida.

Al entrar las luces están encendidas y encuentro a Butch mirando lo que hay en las bolsas. No me ha oído entrar y me coloco detrás de él para darle un susto de cojones. Al acercarme, me quedo de piedra.

Lo que tiene en sus manos es un montón de fotos mías, sacadas desde mil ángulos diferentes. Todas son en blanco y negro y hay para elegir: de cuerpo entero, medio cuerpo, primeros planos...

Butch se queda mirando una en particular que está sacada mientras miro algo que está a mi espalda. Estoy con gesto serio, como casi siempre, pero por alguna razón no deja de mirarla en silencio.

Antes de pararme a pensar doy media vuelta hasta la puerta, esta vez abriéndola con más impulso y cerrándola de golpe para que la oiga.

Cuando llego hasta él, las fotos ya no están en sus manos, si no tiradas de nuevo dentro de una de las bolsas, con la que estaba mirando encima de todas ellas. Se levanta del sofá y se acaricia la nuca.

-¡Hey, V!

Le saludo con la cabeza un poco confundida por lo que acaba de pasar.

-¿Qué hacías?

Sonríe con nerviosismo y señala las maletas con la cabeza.

-Estaba echando un vistazo. Si quieres leer todo esto, vas a tardar un montón. Aquí hay papeles para cubrir todas las paredes de la casa.

-¿Sólo hay papeles, a parte de los portátiles y las armas?

Mira hacia el suelo y comienza a sonrojarse y la actitud que está teniendo me está dejando del todo confuso. ¿Qué mierda de malo hay en que estuviera mirando esas fotos? ni que saliera en pelotas, joder.

-Ah, bueno también creí ver alguna foto tuya, espera a ver si... ¡Aquí están!

Pero será gilipollas, ¿A qué viene esa actitud? de verdad que empiezo a creer que a los humanos les falta algún tornillo de serie, es eso o...ahhh ¿Será que estaba pensando en algo que no debería? ¿Será que le recuerda a algo?

Le sonrío y pregunto bajito

-¿Las has visto?

Se me queda mirando un momento con cara de póker y se encoge pero su pose se rehace enseguida.

-Sí, les eché un vistazo pero al darme cuenta de que todas eran de tu fea cara, las volví a dejar. Me gustan más las fotos de mujeres sugerentes. Las de un tocapelotas como tú, las paso por alto.

Bien.

Vale.

Eso me está bien empleado por hacerme ilusiones. En pegarme una buena hostia para que vuelva a la realidad, este tío es un maestro.

Miro las fotos que me alcanza y tras un vistazo, decido que no tiene ninguna validez pues todas están sacadas demasiado cerca como para ver algo de dónde están hechas, así que sin más, hago una bola con ellas y las tiro a la papelera.

-¿Por qué las tiras? - me dice mientras va a la papelera a sacarlas.

-¿Y qué coño quieres que haga con ellas?, no sirven para nada, no se ve dónde están sacadas.

-Ya, pero bueno, podrías guardarlas, en alguna estás casi medio bien.

Lo observo mientras habla e intenta alisarlas, colocándolas sobre el pecho, pasando sus manos sobre ellas y arqueo una ceja.

-Si quieres alguna de recuerdo, tú mismo. Puedes ponerla en un marco al lado de tu cama.

Se queda quieto y al momento estruja otra vez la que intentaba alisar y me la tira hecha una bola a la cabeza.

-Vete a la mierda, imbécil.

-Pero bueno, no te enfades- le digo sonriendo - así seré yo lo último que veas al acostarte y lo primero al abrir los ojos.

Me levanta el dedo corazón, meneándolo delante de mi cara.

-Si lo hiciera, tendría pesadillas, ojos raros.

-Bueno, tal vez te guste el lado oscuro.

Se ríe mientras dirige el vaso a su boca.

-Nooo, soy un buen chico irlandés. No me gusta el lado oscuro.

Me río con fuerza mientras le pico un poco más.

-Hum, irlandés. Supe que lo eras en el mismo momento que te agachaste para ayudarme.

-¿Ah, sí? ¿Y por qué lo supiste?

-Porque hueles como tu tierra. A lluvia fina sobre prados verdes.

Y en cuanto me sale la última palabra, el sacar mi arma y volarme los sesos, no me parece una idea tan mala porque la mirada que me echa, hace que me encienda como si tuviera lava corriendo por mis venas.

-¿De veras...? -me dice mientras su sonrisa se va desvaneciendo a la misma velocidad que la mía.

-Sí, irlandés. Tu olor es... como tú. Imposible de olvidar.

Nos quedamos mirándonos a los ojos y de repente vuelve a sonreír.

-Me gusta cuando te sale la vena poeta. Con las mujeres debes ser todo un casanova ¿Eh?

-Sí, la verdad es que la mayoría se sienten inmovilizadas... por mi gran carisma.

Se queda con cara de no haber entendido muy bien la broma mientras recoge todas las fotos.

-Pues eso, deberías guardarlas por si acaso. Hazme caso, no se puede desechar nada a primera vista. Además esto demuestra que te están vigilando sólo a ti, no a ninguno de los demás.

Le miro mientras vuelve a alisarlas una a una, colocándolas una encima de otra, con cuidado.

-Lo que tú digas, no pienso discutir contigo por algo que en el fondo hace que me sienta honrado.

-¿Pero tú te oyes hablar? te juro que a veces tengo que pensar en las palabras que salen por esa boca cubierta de pelo para saber de qué coño estás hablando. Habla en cristiano, joder, que tienes... por cierto ¿Cuántos años tienes?

Le miro de reojo arqueando una ceja.

-¿Cuántos dirías que tengo?

Tuerce algo la cabeza, con la mano acariciando su barbilla.

-No sé… diría que andas rondando los cuarenta más o menos...

-Tengo trescientos tres años, los llevo de puta madre ¿Eh? - le digo dando una vuelta con los brazos extendidos.

-Sí tú lo dices...

-Muérdeme, cabrón envidioso. Deja esto y vayamos a cenar, me muero de hambre.

BUTCH

Tras volver de la cena me dirijo derecho a la cama porque el subidón de adrenalina que tuve en las calles me ha dejado hecho puré.

V prefiere quedarse un rato más revolviendo entre los papeles que hemos traído de los restrictores, así que le he dejado ahí, entre papeles, portátiles y... fotos. No sé porqué le mentí, ni por qué las solté como si fueran puro fuego cuando le oí entrar.

Admito que me sentí avergonzado cuando casi me pilla con ellas en la mano, pero cuando las descubrí, después del susto inicial al darme cuenta de que V es un objetivo claro para esos cabrones, esas fotos me dieron la oportunidad de mirarlo sin ningún tipo de temor ni reparo. Allí estaba él, desde todos los ángulos y posturas posibles, pero hubo una que me llamó la atención.

La foto mostraba a V en primer plano, mirando a su espalda, serio, con esos rasgos tan masculinos y severos, con esos ojos que se veían aún más hermosos sin color en la foto.

¿Qué miraría? ¿Qué estaría pensando en ese momento, para que su gesto saliera tan perfecto?

Me desvisto del todo y me meto en la cama como Dios me trajo al mundo, envuelto en las suaves sábanas. Cierro los ojos y pasados unos minutos ya me siento flotar entre nubes y sé que estoy dormido porque la hermosa mujer de cabellos largos color del sol, vuelve a visitarme, puntual como un reloj.

Me acaricia con sus suaves manos el pecho, me sonríe, dejando al descubierto esos pequeños colmillos que ansío notar clavados en mi piel. Su pelo me acaricia las costillas mientras mi mano se cierra en torno a mi erección mientras la acaricio arriba y abajo.

Me besa el ombligo y levanta su cara hacia mí "Dime quién quieres que sea..." me dice con una voz dulce y suave.

Baja hasta mi erección y lame mi punta inflamada mientras sigue acariciándome suavemente el cuerpo con esas manos de seda. Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás para gemir cuando me mete entero en su boca. Dios, estoy cachondo perdido y ella sigue chupando y lamiéndome y me acaricia de tal manera que parece que sus manos crecieran de tamaño para poder tocar más extensión de mi piel.

Me saca de su boca y tengo ganas de llorar por el placer que estoy sintiendo en estos momentos. Vuelve a decirme "Dime quién quieres que sea..." y yo no puedo decir su nombre porque no lo sé y sus movimientos se vuelven más rudos y violentos y juro que eso me pone a mil, enredo una de mis manos en su pelo y me alzo para poder mirarla mientras me lame con su lengua, pero algo pasa.

Todo se oscurece a mí alrededor.

SU cabello claro se vuelve oscuro como la noche, sus manos me abarcan y me hacen daño en las costillas, tiro de su pelo y los ojos de hielo de V aparecen ante mí, mirándome bajo sus oscuras pestañas mientras sus colmillos de depredador cortan su labio inferior al hablar "... Y lo seré".

Me despierto con un grito ahogado, cubierto de sudor y con la polla a punto de explotar.

Me incorporo todavía jadeando y tengo que cerrar los ojos mientras me tiro con fuerza del pelo.

- Pero, por Dios Bendito ¿Qué mierda me está pasando?

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