viernes, 13 de julio de 2012

CAPITULO 12. TE TOCO


12. TE TOCO

·         BUTCH

Me despierto con un grito de agonía que sale de mi propia garganta. Al momento una mano caliente se posa en mi frente y yo con lentos movimientos logro llegar a ella y con las puntas de mis dedos la acaricio.

-... ¿V?...

La voz calmada que llega a mis oídos es la de Phury. Dejo caer de nuevo la mano hasta el colchón y respiro profundo. Al hacerlo, un dolor me atraviesa el pecho y tengo que gemir del dolor que siento.

- Tranquilo... ya estás en casa. Todo pasó.

Su voz me relaja pero muy en el fondo de mí, desearía que fuera la voz profunda y ronca de otra persona.

Cambio de postura, aunque el cuerpo me duele de manera inimaginable y me pongo boca arriba. Sin saber por qué, toco el lado de la cama que está vacío y giro mi cabeza despacio. Abro los ojos todo lo que me permite la hinchazón que tengo en ellos y se fijan en ese espacio vacío.

Mi mano sigue acariciando la sábana por alguna razón y vuelvo a cerrarlos.

-¿Qué ha pasado...?

Phury se sienta a mi lado y hace que el colchón se mueva por su peso.

-Desapareciste hace tres días ¿Recuerdas algo de eso?

Vuelvo a soltar otro gemido de dolor mientras consigo poner un brazo encima de la cara.

-Sólo recuerdo una paliza de muerte. Dolor y más dolor.

-Bueno, no te preocupes. Después de un acontecimiento brutal, la mente a veces se bloquea por un tiempo. Ahora sólo debes descansar.

Asiento despacio.

-¿Quién me encontró?

-Fue gracias a Z y a una conversación inoportuna que oyó sin querer. Nos llamó y fuimos Rhage... y yo a buscarte, junto con Z.

Un escalofrío me sube por la espalda. V no fue a por mí. Tal vez...

-¿V está bien?

Phury resopla y tarda en contestar. Como si estuviera decidiendo qué contarme y qué no. Un nudo se instala en mi garganta al preguntar.

-¿Qué le ha pasado?

-Tranquilo, él está bien. Sólo necesitaba alimentarse y ahora se está recuperando. No te preocupes por él.

-Él... ¿No fue con vosotros... a buscarme?

Más silencio.

-¿Quieres un poco de agua? llevas muchas horas durmiendo...

-¿Fue a buscarme?

Tras unos segundos me contesta, con un tono de voz que es casi un susurro.

-No. El no fue.

Vuelvo a asentir y quito mi brazo de mi cara para quedarme mirando fijamente el techo.

-¿Él no me buscó? no me puedo creer que no haya hecho nada para encontrarme. ¿Ha estado aquí mientras yo dormía?

Phury se pasa las manos por el pelo. Se le nota a la legua que está incómodo con esta conversación pero me importa una mierda.

- Mira, eso mejor lo aclaras con él. Quiero que sepas que todos estuvimos buscándote, incluido Vishous, y no cesamos de buscar hasta que te encontramos. ¿Qué importa quién hizo tal o tal cosa? lo importante es que estás aquí y ya está.

- Sí, es lo que importa. - le digo con un hilo de voz mientras intento incorporarme.

-¿Qué coño se supone que estás haciendo? debes descansar.

-Llevo descansando demasiado. Necesito caminar. Me hará bien.-señalo hacia el armario - ¿Puedes sacarme algo de ropa?

-No creo que sea...

-Por favor. Estoy entumecido de estar tumbado.

Se levanta con desgana y abre el armario.

-Aquí no hay nada. Espera, intentaré conseguirte algo.

Se marcha de la habitación cerrando suavemente la puerta. En cuanto logro sentarme en la cama, me paso las manos por la cara y siento que están temblando.

Joder, no me puedo creer que V no viniera a verme en todo el tiempo que he estado aquí. Ni siquiera fue a buscarme cuando me encontraron. ¿Tan poco significo para él? yo creía que, bueno... él tenía algo conmigo después de lo que vi en su cuarto. Las muestras de preocupación por parte de él han sido bastante claras desde que llegué y creía...

Bueno, al infierno todo. Lo importante es que estoy aquí y sólo eso me importa.

Agacho la cabeza y mis ojos se topan con la mierda que tengo en el estómago.

-¿Pero, qué coño...?

En ese momento llega Phury de vuelta con un pantalón de chándal y una camiseta.

Se queda parado, mirando hacia donde tengo la mirada fija.

-¿Qué coño me han hecho, Phury?

Se acerca y deja la ropa a mi lado.

-No sabemos con qué te han podido estar torturando ahí, pero te debió doler como el mismo infierno. ¿Necesitas ayuda?

-No te preocupes. Iré yo solo, a mi ritmo.

-De acuerdo. Si te mareas o cualquier otra cosa, hay teléfonos por el pasillo. Marca asterisco y alguien vendrá a ayudarte ¿De acuerdo?

-De acuerdo. Gracias, hombre.

Posa su mano encima de mi hombro y aprieta sólo un poco, en señal de consuelo.

-Tarde o temprano, todo se soluciona. No te preocupes.

Asiento despacio y él se marcha en silencio.

Tardo un millón de años en vestirme, pero al final consigo hacerlo y ponerme de pie. Al segundo vuelvo a caer de culo contra el colchón y mis esfuerzos muestran sus frutos al tercer intento.

Doy un paso detrás de otro con cuidado de no marearme y cuando me siento bastante más seguro, abro la puerta y me dirijo al pasillo.

Me duele todo el puto cuerpo y sin embargo siento mi interior ligero, limpio. Es una sensación rara pero me gusta.

Paso por delante de un espejo y no puedo evitar la tentación de mirarme.

Joder, mi cara es un poema.

Tengo los ojos hinchados e innumerables moratones y cortes. Se puede decir que no hay un milímetro de piel que no esté herido. Salvo mis labios. Parece que es lo único que ha sobrevivido sin golpes, pues se diría que hasta tienen buen color. Me paso los dedos por encima cuando un relámpago me atraviesa el cráneo, mostrándome a un desteñido a mi lado en el coche, metiéndome un viaje bestial con la culata de su pipa en todos los morros.

Me agarro a un mueble situado debajo de él hasta que me pasa el fogonazo.

Respiro un poco más rápido hasta que me sereno un poco.

Fueron esos hijos de puta los que me dejaron como estoy. Juro que en cuanto me reponga un poco saldré y no dejaré a ninguno con vida.

Sigo caminando y mi mente vuelve de nuevo a V. El puto V de los cojones que no me deja tranquilo ni siquiera cuando estoy separado de él.

Todavía recuerdo las palabras para joderme que me dijo, echándome en cara una y otra vez que me voy con putas y que apesto a ellas.

Sí. Esas palabras no se me han borrado, mira tú, acabo de sufrir un infierno y lo que recuerdo es su boca soltando veneno.

Menos cuando me besó.

Eso también lo recuerdo de puta madre. El cosquilleo de su perilla en mi boca, sus labios llenos y su lengua acariciando la mía tampoco se me ha borrado. Igual que el empalme que creó en mi polla con sólo un beso.

La verdad es que la mente es la hostia.

Hubiera sido mejor recordar el infierno de golpes que me dieron, pero no, lo que me queda grabado a fuego es lo que quisiera olvidar.

Me encojo de hombros y decido que no va a preocuparme más este asunto. Él no se preocupa por mí y yo no pienso hacerlo por él. Así las cosas quedan en empate.

Al fondo se abre una puerta y sale de ella Zadist con cara de mala leche, aunque cierra con mucho cuidado.

Se queda quieto un momento mirándome y luego avanza hacia mí.

Este tío me pone de los nervios cada vez que lo veo. No creo que pueda llegar a acostumbrarme a su mirada vacía.

Se queda plantado ante mí y yo no sé si quedarme o pasar de largo. Al final me quedo con la primera opción, no vaya a ser que se cabree y termine de nuevo machacado.

-Veo que te has repuesto, humano - me dice serio.

-Sí... eso parece.

Me llevo una mano al pelo, echándolo hacia atrás, nervioso.

-Quería agradecerte...

-Déjate de mierdas conmigo, hice lo que había que hacer. Nada más.

-Ya, comprendo pero...

El tío se acerca a mí, sin llegar a tocarme.

-He dicho que te dejes de mierdas, humano ¿Es que no oyes?

Asiento despacio y me quedo mirando sus ojos negros. Al final, vuelve a hablar.

-Deberías ir a ver a V. Merece tu respeto.

Me encojo de hombros, con indiferencia.

-No sé por qué ha de merecerlo. Además, sólo está descansando por haberse alimentado. No creo que mi presencia le haga falta.

Me señala con un dedo al pecho y su voz se vuelve un gruñido.

-Es mi hermano. Si le faltas el respeto a él, me lo faltas a mí. Dime humano ¿De veras quieres hacerlo?

Alzo mis manos en son de paz sin entender una mierda.

-Yo no quiero faltarle el respeto a nadie, pero él tampoco se ha preocupado por venir a visitarme y te aseguro que yo estoy más jodido que él.

Juro que parece que el macho que tengo ante mí ha crecido veinte centímetros de golpe y ha robado la luz de todo el maldito pasillo.

-Mira, cabrón, mi hermano ha estado contigo desde que te encontramos. Él te ha curado, ha estado a tu lado cada minuto de cada hora, aunque estaba desfalleciendo de hambre. Si hubiese sido por mí, te hubieras muerto atado a aquella puta silla. Así que ahora vas a ir con él y le presentarás tus respetos, o yo te llevaré a rastras.

Vale, la sangre se me ha helado en las venas mientras le escucho escupirme todo esto y yo no sé qué hacer o qué decir.

-Yo... yo no lo sabía. Phury me dijo...

-Me importa una mierda lo que haya dicho mi gemelo. Ahora, o vas... o te llevo.

Mis labios tiemblan cuando hablo.

-Ni siquiera sé dónde está.

-Abajo, en la sala de curas al lado de la zona de entrenamiento.

-Pero yo no sé...

-Pues lo buscas.

Y sin decir otra palabra, se va dejándome en medio del pasillo con cara de gilipollas.

Comienzo a bajar las escaleras solo, agarrándome con ambas manos al pasamanos para no caerme. Una vez en el gimnasio, camino mirando cada puerta hasta que encuentro la sala de curas.

Abro la puerta lentamente y miro hacia dentro. En una sala iluminada muy tenue, veo a V acostado en una camilla.

VISHOUS

Abro los ojos y me encuentro acostado en una de las camillas de la sala. El golpe que me llevé al caerme ya no me duele gracias a la sangre de la elegida que han metido en mi cuerpo a la fuerza.

Para ser un Dom tengo que reconocer que últimamente el papel de desgraciado sumiso arrastrado lo estoy bordando.

Quién lo iba a decir, a Vishous le gusta esto del masoquismo.

Tengo el hombro y el muslo vendado.

Estaba tan débil que Havers ha tenido que venir a operarme aquí mismo, pero mientras pasan los minutos siento mi cuerpo cada vez más fuerte, sin dolores.

Esto me trae a la cabeza el irlandés. Él debe estar pasando un infierno en este momento y yo no puedo estar allí con él.

No me arrepiento de lo que le dije a Phury, es mejor dejar las cosas así y no enredarlas más con escenas tiernas porque tarde o temprano, uno de los dos acabaría sufriendo por todo esto y me temo que ese voy a ser yo. Porque él tarde o temprano encontrará a una mujer y se olvidará de toda esta locura, pero para mí nunca habrá otro que no sea él.

Me toco el pecho y toco el crucifijo de Butch. Alguien me lo ha colocado sobre mí y eso me gusta pero no sé cómo voy a hacer para devolverlo a su sitio sin que el poli se entere.

De pronto oigo unos pasos cansados, arrastrando las piernas al andar y cuando se abre la puerta, el olor del policía llega a mí. Con gesto rápido escondo la cruz a un lado de mi cuello y cierro los ojos. Ahora mismo no quiero enfrentarme a él así que seré un cobarde y me haré el dormido.

BUTCH

Llego hasta la camilla completamente cansado del recorrido que he tenido que hacer para llegar a él.

Miro su cara en silencio.

Ahora está totalmente relajado, sin ese gesto de mala hostia que siempre luce. Sus rasgos son hermosos, no hay otra manera de describirlos. Con sus largas pestañas, tan negras como su pelo, su nariz perfecta y esos labios... son bonitos de veras. Gruesos y llenos. Hechos para besar, no para estar siempre apretados, en una mueca de enfado.

Resisto la tentación de acariciarlos con las puntas de mis dedos.

Me agacho y sitúo mi boca al lado de su oreja y lo llamo.

Nada.

Repito por si acaso pero no refleja movimiento alguno.

Tal vez sea mejor así.

No me hace puta gracia hablar con él, porque no sé qué decirle en estos momentos.

Me fijo en el vendaje que tiene en el hombro y veo una mancha de sangre en él. No hace ser falta ser un lumbreras para ver que le han disparado recientemente y eso me da el primer signo de alarma. Aquí ha pasado algo y yo no sé qué es.

No puede salir por toda la mierda que encontramos sobre él, así que, o alguien de la casa le ha disparado, que lo dudo mucho, o se ha metido en problemas por las calles.

Acaricio con mi mirada su fuerte pecho. La suave piel cubre músculos duros como la piedra y antes de darme cuenta, mi mano se alza y toca su cicatriz en forma de estrella de la hermandad.

La marca del guerrero.

Mis dedos pasan por cada surco de ella lentamente y sólo ese mínimo contacto hace que lo que tengo entre las piernas, tiemble de impaciencia.

Sigo recorriendo su piel dorada y subo hasta su cuello, donde la vena que lo surca marca un ritmo acelerado.

Aparto mi mano de un tirón y le miro asustado por si le he despertado, porque si es así, a ver cómo le explico yo esto, pero sigue igual, con su tranquilo gesto, respirando calmado por su boca entreabierta.

Le aparto un mechón de pelo que se ha quedado enredado entre sus pestañas y paso el dorso de mi mano por su mejilla hasta llegar a sus labios.

Tiene los colmillos completamente extendidos y se clavan en su labio inferior.

Juraría que antes no estaban así. Me hubiera fijado. Seguro.

Tiene una vía conectada a su vena y deduzco que lo están alimentando por ella. De ahí esos colmillos afilados que deben ser reflejo por su alimentación.

No hay cambio en su respiración ni ningún movimiento así que sigo en plan vicioso sacándome esta pequeña espinita que tenía clavada.

Poder tocarlo a mi antojo.

En este momento tengo que reconocer que me muero por tocar sus colmillos y antes de darme cuenta, mi dedo índice ya está en él. Recorriéndolo de arriba a abajo.

Dios, es como tocar el colmillo de un tigre dormido.

No puedes disfrutar del todo porque temes que se despierte en cualquier momento y se trague tu mano de un bocado, pero es lo más liso, blanco y atemorizante que he visto en mi vida. Y afilado. La punta se clava hasta hacerle una herida de la que sale una gota diminuta de sangre de su labio.

¿Y si pruebo su sangre? en la serie esa de la tele, mierda si me acuerdo cómo se llama, la sangre de vampiro es como una droga, además de afrodisiaca de cojones, y mira tú por dónde se llama como él. V. Como si alguien que lo conociera les hubiera dado la idea. Por un segundo estoy tentado pero creo que voy a pasar. Eso me parece sobrepasar el límite, pero lo que sí hago es tocar toda la extensión de su labio inferior por el interior, capturando su humedad y luego lo llevo a mi boca para saborearlo.

La saliva, es sólo saliva.

Entonces ¿Por qué sólo con ese mínimo sabor me pongo duro al momento? simplemente porque es la suya. Eso no puedo negarlo.

Tengo una tienda de campaña en los pantalones como la carpa de un circo aunque mi cuerpo está para el arrastre. Debo reconocer que esta inmensa mole de músculos y testosterona logra encenderme como nunca soñé que lo hiciera nadie. Ni hombre ni mujer.

Termino por reñirme a mí mismo por lo que estoy haciendo y justo cuando comienzo a girarme, vuelvo a ver su cuello.

-Joder...- digo en un murmullo.

Paso mi mano por la cadena hasta encontrar mi crucifijo debajo de su cuello.

V lleva colgada mi cruz y el corazón me da un vuelco, dejándome sin respiración.

La coloco sobre su pecho de piel dorada y acaricio todos los bordes a la vez que su piel caliente.

Esto me dice que siente hacia mí algo muy fuerte, seguramente algo tan fuerte que ni el mismo puede manejar y yo no sé cómo sentirme respecto a eso de otra manera que no sea... maravillado y humilde.

No sé qué va a ser de todo esto. No puedo pensar, no puedo actuar, no puedo dejar de recordar ese beso que me está carcomiendo el cerebro y que me está tentando a bajar mi cabeza en este momento y volver a besarlo.

Pero sería sin su permiso. Sin que él me lo me permitiera y no puedo hacerlo así, no puedo, no puedo...

-No puedo, Dios...- me sale en voz alta.

Tengo que salir de aquí y hacer algo. No sé qué.

Bueno si lo sé. Buscar a Phury para que me cuente toda la verdad, porque lo que ha soltado solo han sido chorradas.

Salgo sin hacer ruido y cierro la puerta despacio.

VISHOUS

En cuanto oigo la puerta cerrarse, abro los ojos y estoy tentado a salir de esta camilla, correr hasta él y follármelo en el puto pasillo, con su cara pegada a la pared.

Si tuviera la más mínima idea de lo que ha hecho... mi piel todavía arde por su contacto y los colmillos los tengo más que sensibles por su toque. Gracias a que tengo una voluntad de hierro he conseguido quedarme quieto pero un segundo más y se hubiera llevado el susto de su vida.

Pero lo único que me frena son las palabras que dijo.

"No puedo".

¿Por qué dijo esas palabras? precisamente esas. ¿Intentaba decirme algo? puede que se haya dado cuenta que lo que me está pasando con él es muy fuerte y no sabe cómo hacer para pararme los pies y desengañarme, porque es difícil darte cuenta cuando alguien cercano a ti comienza a sentir algo distinto de lo que tú sientes por él.

Por lo menos la zorra que tengo entre las piernas no se ha hecho notar demasiado gracias a mi mano que la estaba cubriendo.

Lo que más me jode es que viera su cruz en mi cuello. Ha sido una tontería lo de ponérmela, lo sé, pero en esos momentos estaba tan seguro de que no volvería a verlo con vida que eso era lo que me mantenía en pie.

A ver que me invento para explicárselo.

Me he metido en un lío de cojones por ser un puto llorica enamorado de su amigo.

Sí, al menos he pensado esa estúpida palabra que me va a hacer sufrir durante mil vidas.

Cubro mi cara con mis manos, sintiendo alejarse a Butch de nuevo de mí. En el momento en que ya no siento su cercanía levanto el rostro hacia el techo, dejando que mis manos caigan a los lados de mi cuerpo y grito.

Grito tan alto y tan fuerte como mis pulmones me lo permiten hasta que me quedo sin voz.

BUTCH

Ando sin rumbo por el pasillo y me acerco al primer teléfono que encuentro. Marco asterisco y la voz de Fritz me contesta.

-Quisiera ponerme en contacto con Phury, por favor.

-Por supuesto, amo. No cuelgue. Yo mismo le paso desde aquí.

La línea queda muerta y a los pocos segundos Phury me contesta.

-¿Estás bien?

-No - consigo articular.

-Espera, en dos minutos estoy contigo. Sé dónde estás.

Cuelgo el teléfono y me siento en el suelo, pues mis piernas se niegan a aguantarme ni un segundo más. Le espero rezando para que cuando llegue mi polla ya se haya relajado. Cuando le veo aparecer, me levanto nuevamente para estar más o menos a su altura.

-Te dije que no debías...

-He hablado con tu hermano y acabo de ver a Vishous. Está herido. O me lo cuentas todo o juro que encontraré la manera de hacerte hablar.

Me mira sin entender.

-Tu hermano me ha contado una versión completamente distinta a la tuya. Creo que merezco una explicación por tu parte.

Phury suspira y se apoya en el marco de la ventana.

-Antes de nada, decirte que fue Vishous quién me pidió que no te lo contara.

-Vamos - le digo meneando una mano - al grano.

-Te estuvo buscando sin descanso. Cuando fui a decirle que te habíamos encontrado se fue a por ti medio desnudo, sin armas. Al verte e intentar llegar a ti, recibió dos balazos, pero no quiso ayuda de nadie. Ni siquiera nos dejó tocarte. Joder, V me va a matar.

Mientras habla mi sangre se calienta. Dentro de mí lo sabía. Sabía que no me abandonaría y mientras Phury habla, el corazón me empieza a latir más rápido.

Lleno de orgullo. Orgullo por significar tanto para alguien. Por saber que al menos hay un ser en este solitario mundo que me respeta, que me acepta y que le dolería en el alma perderme.

Cuando comienza a desvariar sobre quién va a matar a quién, le obligo a centrarse.

-Sigue, Phury.

-Te curó y permaneció a tu lado... acostado a tu lado. Abrazándote hasta que sintió que volvías a despertar. Entonces me llamó para que no estuvieras solo cuando despertaras. Te juro que en mi vida lo había visto así, parecía que...

-¿Qué?

-Parecía que había perdido su corazón contigo. Como si fueras algo más que su amigo, como si fueras... su compañero.

Dice esa palabra y a mí las piernas dejan de funcionarme y acabo de nuevo con el culo en el suelo, retorciéndome de dolor.

Phury me coge del brazo con delicadeza y me ayuda a levantarme.

-¿Eso ha sido por cansancio o por mis palabras?

-Francamente. Aún no lo sé.

Comenzamos a caminar por el largo pasillo de vuelta a mi cuarto.

-¿Cuándo volverá a estar V en plena forma?

Se encoge de hombros.

-Creo que para la noche ya estará para bailar el tango.

-Entonces me iré a descansar a mi habitación hasta entonces.

Porque de hoy no pasa que me encare a ese mamón.

VISHOUS

La verdad es que me encuentro de puta madre, al menos en lo físico.

Cojo la botella de Goose y me sirvo otro trago bien largo, mientras juego con el mando a distancia del televisor.

Al final, como siempre, termino en el canal de deportes y tiro el mando encima del sofá.

Mientras bebo, la puerta de la guarida se abre y entra Butch.

Todavía camina algo lento y se le nota algo cansado pero tiene mucho mejor aspecto que cuando le dejé en la habitación.

Compongo mi mejor cara de pasotismo mientras se para frente a mí. Está serio y aún no se ha afeitado. Lleva unos vaqueros gastados y una camiseta sin mangas blanca.

Los morados que tiene en el cuerpo destacan más por ese color y me obligo a dejar de mirarlo, mientras meneo el vaso en mi mano.

-Vaya, me alegro de que ya te sientas mejor - le digo sin que mi voz delate sentimiento alguno.

-Sí, ya ves. Phury, que sabe cuidar como los ángeles.

Me mira la marca rosácea que todavía tengo en el brazo.

-¿Y eso? ¿Qué te ha pasado?

Me encojo de hombros mientras le echo un vistazo de reojo.

-Nah, eso es por estar haciendo el gilipollas en el gimnasio. Me golpeé con el extremo de una pesa.

Me mira mientras asiente despacio, con cara de mala leche.

-Ya... pues parece un balazo así a simple vista.

Me río y le doy otro trago al vodka.

-Estoy castigado ¿Recuerdas? un albino está loco por mí y papá no me deja salir de casa. Ya sabes, violaciones y esas cosas.

Se lleva una mano al pelo, revolviéndolo. Eso quiere decir que está nervioso.

-Así que te perdiste toda la acción de anoche ¿Eh? te pondría de mala hostia.

-Bueno, sabía que podía contar con los demás, así que no me preocupé.

Se queda mirándome a los ojos, sin pestañear y a mí se me está desmoronando mi muro de contención.

Me alegra tanto verlo ahí, de pie y de una sola pieza que tengo que reprimirme para no llegar hasta él y estrujarlo contra mi cuerpo hasta devorarlo por completo.

Mi irlandés está vivo.

Esta vivo y frente a mí y el corazón me late más deprisa sólo con oírlo hablar.

Recuerdo cómo se abrazó a mí la otra noche, acercándose todo lo que podía, oliendo mi piel, dejando un rastro húmedo en mi cuello cada vez que exhalaba.

Quiero tocarlo como él me tocó a mí, estando los dos con ojos bien abiertos. Sin dudas. Pero no me atrevo por el miedo al rechazo.

Se mete las manos en los bolsillos traseros del pantalón y los músculos de los brazos se tensan.

-Mientras estaba dormido juraría que soñé contigo ¿Es raro, verdad? hasta me pareció que podía olerte.

Me tenso y me fabrico una sonrisa de pega. Si él supiera...

-Siento no haber pasado a verte, la verdad es que no tuve tiempo.

De pronto resopla, pero compone una sonrisa al momento.

-¿Nunca te has planteado ser actor?

Esta vez la risa que me brota es del todo real.

-¿Y eso? ¿Crees que daría el tipo?

Levanto el vaso de nuevo hasta mi boca, intentando que me alivie un poco la garganta, pues en este momento está seca como el desierto.

Pero no llega a su destino. El poli saca una de sus manos del bolsillo y me pega un golpe en la muñeca, haciendo que el vaso se estrelle contra la otra pared.

-Pero ¿Qué coño te pasa? - le digo cabreado.

Me agarra con ambas manos el frente de mi camiseta negra. Con fuerza.

-¿Acaso crees que soy imbécil? ¡Cómo te atreves a reírte así de mí!

Voy a abrir la boca pero me la tapa con una de sus manos.

-ni se te ocurra decir una sola palabra más. Como digas algo, te mato, cabrón.

Se separa de mí y comienza a andar por la sala, llevándose las manos a la cabeza.

-Eres lo más cínico que he visto en mi vida. ¡Lo sé todo! ¿Entiendes mamón? no puedo creer que me trates de esta manera cuando fuiste tú mismo el que me sacó de allí, el que me curó y no se separó de mí en todo momento. Sé lo de los balazos y lo de tu hambre. Incluso fui a verte mientras te alimentabas. Yo no me escondo de ti y no logro comprender por qué haces todo esto. Estoy aquí, delante de ti y ni siquiera puedes acercarte y demostrarme lo preocupado que estuviste por mí. Pusiste tu vida en peligro sólo por sacarme de ese agujero y traerme de vuelta... contigo.

Se para y me mira con rabia a los ojos y abre los brazos.

-¿Podrías tan solo ser un poco más valiente y decirme lo que sientes?- da un paso hacia mí con los brazos todavía abiertos - ¿Por qué no te acercas y de verdad haces lo que te estás muriendo por hacer? Mostrar algo de humanidad no va a matarte, Vishous. Un abrazo estaría bien y no por eso vas a ser menos macho. Eso te lo garantizo.

Deja caer los brazos pesadamente a los lados de su cuerpo y suspira.

-¿Qué es lo que te pide el cuerpo, Vishous?

Me quedo en modo congelación mientras proceso cada palabra.

Mierda, mierda, mierda. Lo sabe todo. El mamón de Phury ha cantado como un canario y cuando le vea le voy a cerrar el pico a golpes.

Así que quieres saber lo que me pide el cuerpo ¿Eh?

Vale.

De puta madre.

Luego no te arrepientas.

Doy dos zancadas y me pego a él. Mis manos vuelan hasta su cara, agarrándola con fuerza mientras estrello mi boca con la suya, apretando, mientras mi lengua choca contra sus dientes, exigiendo su derrota.

Tras unos segundos de vacilación la abre y mi lengua entra arrasando con todo, chupándole los labios y enredándose con la suya.

Paso mis manos hacia atrás, cogiéndole con una la nuca mientras la otra va a su pelo, enredándolo entre mis dedos.

Y en ese momento soy feliz.

Feliz por tenerlo conmigo, pegado a mi cuerpo, mientras sus manos me cogen por las caderas, con fuerza.

Lo cubro de besos porque ahora que he empezado ya no me para nada. Nada salvo él y el gemido que sale de su boca me dice que no tiene eso en mente en este momento.

Paso mi lengua por su barbilla, rozándome con el vello de su barba hasta llegar a su cuello.

Mi lengua recorre de una pasada su vena hasta llegar al nacimiento de su pelo, mientras mis colmillos hacen fuerza en su piel.

Ahora ya no pienso más.

Sólo siento y como el depredador que soy en este momento, quiero marcarlo con mis dientes, hundiéndolos en su carne hasta las encías.

Mi boca se sitúa en su cuello mientras aspiro con mis labios su piel, metiéndola dentro. Sitúo mis colmillos y entonces me para entre jadeos.

-...V... no, no... Aaaahhhh me muerdas... por favor.

Sólo esas palabras y separo mis colmillos de su piel, jadeando como un maldito por un poco de aire. La vista se me ha puesto negra y apoyo mi frente en su hombro, mirando hacia abajo. Hasta la erección que tiene en la polla que poco le falta para que rompa el pantalón.

-Voy a tocarte - le digo con un gruñido por voz. Levanto la cara y le miro fijamente a los ojos, completamente nublados.

Se pasa la lengua por los labios, saboreándome.

- Me has traído de vuelta. Si vas a tocarme, este es el momento.

Veo el reflejo de mis ojos en los suyos y me separo un paso de él. Le toco las muñecas y acaricio sus brazos hasta su cuello. Cojo en dos puños el cuello de su camiseta y rasgo la tela de arriba a abajo.

Su mirada vuela un segundo hasta su pecho ahora desnudo pero vuelve a enfocarla en la mía de inmediato. Sus ojos se abren más y cuando mis palmas calientes se posan en su pecho, acariciándole el vello, jadea.

Bajo mi cabeza y mi cabello roza su piel mientras mi boca se posa en una de sus tantas heridas, pasando mi lengua sobre ella, curándola con mi saliva.

-Te lamería cada una de ellas para aliviar tu sufrimiento - le digo con mi boca pegada a su piel.

Butch ya no puede articular palabra, pues la boca le tiembla entre gemidos, alzando la cabeza con los ojos cerrados.

Mis manos bajan hasta la cinturilla de su pantalón y meto un dedo, acariciando su piel por todo el frente.

Él me contesta con un escalofrío y yo no puedo evitar sonreír.

Noto como su polla se tensa por debajo de la ropa y mi mano se dirige hacia allí. Cuando la pongo encima, suelta un gemido largo, echando la cabeza todavía más hacia atrás.

Me separo de él y le miro a los ojos mientras con mi mano desnuda voy abriendo los botones uno a uno.

Él no dice nada, sólo se deja llevar y eso me da rienda suelta.

Vuelvo a besarlo con la boca abierta y me devuelve el beso, mientras estruja mi camiseta a la altura de las caderas en sus manos.

Comienzo a caminar y él da un traspiés, pero deja que lo guie hasta que choca contra la pared. Le doy la vuelta y cojo sus manos, apoyándolas en ella a la altura de su cabeza y meto mi muslo entre sus piernas.

-Casi morí cuando te arrancaron de mi lado - le digo en un gruñido mientras mi mano se mete por dentro del bóxer, acariciando su dura verga entre mis dedos.

Justo cuando mi mano le toca, Butch gime, bien alto y ronco.

Apoya su cabeza en mi hombro mientras respira fuerte por la boca, con sus manos sin moverse de la pared apretando los puños.

Comienzo a acariciar su polla con fuerza arriba y abajo y me pego a su espalda mientras mi cara queda pegada en su hombro. Con el otro brazo, le sujeto por el pecho, clavándole mis dedos en las costillas.

En este momento me parece estar volando, con el irlandés bien pegado a mí.

-No sé lo que estoy haciendo, Butch. ¿Me perdonarás esta pequeña perversión?

Le oigo tragar saliva y respirar con la boca abierta entre gemidos.

-...V...

Me agarra con fuerza por la muñeca con la que le estoy masturbando, obligándome a permanecer ahí. Gruño y él me entiende a la primera porque vuelve a poner su mano donde estaba.

Me meto su olor con fuerza en mis pulmones y con mi lengua saboreo el sabor de su sudor en su cuello.

Mis manos le sueltan un segundo para terminar de quitarle la camiseta y la tiro al suelo. Me agacho y beso su cintura, con mis manos en sus caderas, y lamo toda su espina dorsal de abajo a arriba hasta llegar a su cuello.

El tipo parece estar a punto y vuelvo a colocar mis manos donde más lo necesita en estos momentos. Una, en su polla y la otra, agarrando sus testículos hasta el borde del dolor.

Comienzo a masturbarle más rápido, pasando mi pulgar por su punta.

Me pego a él y mi polla queda atrapada entre sus nalgas, por encima de la ropa y cuando la ajusto todavía más a su cuerpo, un grito de placer sale de su garganta mientras se corre en mi mano, moviéndose dentro de mi palma.

Cuando termina sigue respirando con fuerza, intentando clavar sus dedos en la pared y tengo que sujetarle para que no se caiga al suelo con el otro brazo. Sigue con la cabeza echada hacia atrás, apoyada en mi hombro, con los ojos cerrados.

Yo sigo acariciándolo despacio, hasta que sale todo lo que tiene dentro y después se apoya con todo el cuerpo contra la pared, con la cara girada a un lado.

BUTCH

Juro por Dios que he subido a los cielos y bajado en picado hasta el infierno. Si esto en verdad ha sucedido y mi amigo vampiro acaba de hacerme una paja, ¿Qué demonios me han estado haciendo las cientos de prostitutas con las que he estado? porque ni se acerca. Ni cuando era adolescente y me tiraba todo el día masturbándome se ha podido acercar a esto.

Sigo de pie contra la pared, intentando agarrarme a ella porque si me separo me voy de nuevo al suelo.

Esta es sin duda la experiencia más sexual que tenido en mi vida y ha sido con otro de mi mismo género. Con lo mismo que yo entre las piernas.

- ¿Estás bien? - me pregunta con voz baja.

Sólo puedo asentir pues no podría decir una sola sílaba, así me fuese la vida en ello.

Me doy la vuelta y me quedo apoyado en esta bendita pared que no volveré a ver con los mismos ojos en lo que me queda de vida.

Me paso las manos que me tiemblan como el infierno por la cara y siento su palma pesada contra mi hombro.

-¿Quieres que te acompañe a tu habitación?

Me aclaro la garganta, tragando saliva que no tengo.

-N...no. Yo puedo... solo.

Todavía no he tenido el valor de mirarle a los ojos. Se han quedado clavados en el suelo.

-Como quieras, yo... voy a darme una ducha.

Se da la vuelta y se mete en su habitación cerrando con cuidado.

Doy el primer paso para salir de aquí y las piernas me fallan un poco. Cuando levanto la vista, veo su puerta cerrada y suspiro.

Ése es Vishous.

Él no pregunta ni pide permiso.

Sólo arrasa.

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