lunes, 9 de julio de 2012

CAPITULO 9. TE MIENTO


9.TE MIENTO

·         VISHOUS

Estoy leyendo todo el material que hemos conseguido y creo que los ojos se me van a caer.

Aquí hay mucha información sobre pisos francos y cuentas bancarias.

Esto nos va a venir de perlas para poder tenerlos localizados.

El poli hace rato que se fue a la cama. Se le veía agotado mientras cenábamos, seguramente por todo lo que ha pasado esta noche, que por otro lado ha sido de lo más tranquila, salvo ese pequeño incidente, pero los nervios nos pueden hacer pasar malos ratos cuando menos te lo esperas.

Mientras sigo ojeando papeles y más papeles, intentando ordenar un poco todo este caos, me alerta un grito de Butch desde su cuarto.

Tiro los papeles en la mesa y me dirijo a él a toda prisa, abriendo la puerta de un tirón.

Butch está sentado en la cama, con una pierna flexionada y la otra colgando, completamente desnudo y una erección de mil demonios entre sus piernas.

Trago saliva y él al verme entrar, se tapa con la sábana a toda prisa, ruborizado.

-¿Es qué no sabes llamar antes de entrar? - me dice cabreado mientras sigue cogiendo más tela para intentar cubrirse, respirando todavía con la boca abierta.

-¡Joder!  Has gritado como si el mismo demonio se hubiera plantado ante tu cama.

-Algo así ha pasado… - murmura con las manos estrujando las sábanas alrededor de su polla.

Y sé que algo no va bien, porque vuelve al dichoso jueguecito de "No quiero mirarte".

Doy un paso hacia él.

-¿Qué ha pasado?

-Nada que te importe.

-Poli...

Cierra los ojos y levanta la cara hacia el techo.

Yo sigo insistiendo.

-¿Por qué no quieres mirarme?

Abre los ojos y sigue mirando el techo soltando un suspiro.

-Sal de mi cuarto y déjame tranquilo.

-Lo haré cuando me mires.

Llego junto a él y me coloco a su lado.

-No estoy de humor para esto, V. De verdad. Vete.

Me inclino y cojo su cara con mi mano desnuda, obligándole a volverla hacia mí. Tarda unos segundos en dar su brazo a torcer pero aunque se ve que le cuesta un mundo poder hacerlo, al final sus ojos se encuentran con los míos.

-¿Qué está pasando? parece que estemos jugando a algo y yo desconozca la mayoría de las reglas. ¿Te pasa algo conmigo? ¿Tú y yo seguimos bien?

Me aparta la mano de un manotazo y se pasa las manos nerviosamente por la cara.

-¿Quieres dejar de hacer eso? - me grita mientras pega con los puños en el colchón.

Le miro sin comprender.

-¿Y qué se supone que estoy haciendo?

- Tratarme... como a una mujer.

Me enderezo cabreado por lo que acaba de decir.

-Yo no hago tal cosa.

-Sí, lo haces. No me susurres cuando me hables, ni me digas a que huelo. No quiero que sanes mis heridas ni que entres como un elefante en mi cuarto cada vez que sientas que no me encuentro bien. Eso se hace con una mujer - se levanta tirando de las mantas hacia atrás y se queda desnudo ante mí- y yo, como puedes ver, no lo soy. Tengo lo mismo que tú entre las piernas y si me despierto gritando por haber soñado cont... con lo que sea, no necesito que vengas a consolarme.

Se queda parado ante mí con los brazos colgando y yo tengo que llevarme la mano al pecho, porque juraría que me han clavado un cuchillo en el centro del corazón.

-Vete... ¡Que te vayas, joder!

Doy media vuelta y salgo del cuarto, cerrando la puerta suavemente a mi espalda.

BUTCH

Veo como se marcha en silencio y aprieto los puños hasta clavarme las uñas en las palmas de la mano.

Le he hecho daño.

Le acabo de hacer tanto daño que mi primer impulso es salir y pedirle perdón. Le acabo de echar toda mi mierda encima sin que tuviera ninguna culpa pero esto me está sobrepasando de tal manera que temo estar volviéndome loco.

No sé que me ocurre con él, no sé por qué se me está metiendo tan dentro de mí que todo lo que tenía claro en mi vida, ahora se vuelve borroso y turbio. Siempre quise una mujer a mi lado con la que pudiera hablar y reír, que me hiciera sentir tan deseado y especial, como... V me hace sentir ahora.

Cojo los bóxers y me los pongo dando tirones.

Acabo de tener una discusión de puta madre y esta perra sigue en pie de guerra como si nada. Lo que necesita es estar metida entre la suavidad y el calor de una buena hembra, como la del sueño.

Comienzo a analizarlo y tengo que admitir que ella es exactamente lo opuesto a V en todos los sentidos. ¿Acaso mi mente la construyó precisamente así para tenerlo del todo alejado? ¿Para que no hubiera ni un minúsculo parecido entre ella y él? si eso fuera verdad es que en realidad tengo miedo de que algo, por banal que sea, acabe llevándome de nuevo a él.

Oigo la puerta cerrarse y decido que dormir ya no es tan buena idea. Lo mejor será vestirme y llenar mi tripa de mi buen amigo Lag, así que me pongo unos vaqueros y una camiseta y salgo derecho a la cocina.

Enciendo las luces y las bolsas han desaparecido.

Como V.

Eso me parece estupendo porque no quiero tenerle por aquí rondando. Cuanto más lejos, mejor, por lo menos hasta que me haya tranquilizado del todo y eche un buen polvo.

Porque de esta noche no pasa, eso seguro.

Me siento en el sofá en silencio mientras van pasando las horas lentamente, agarrado a mi mejor amigo.

De repente las persianas se suben y me despiertan dándome un susto de muerte. Todavía sigo agarrado a la botella y me duele algo la cabeza, cuando ese puto intercomunicador me taladra el cerebro.

-Butch, quiero verte en mi despacho.

Me levanto y dejo la botella en la mesa mientras me arreglo algo la camiseta y salgo en dirección al despacho del gran rey vampiro.

Cuando abro la puerta, todos están esperando por mí.

Miro de reojo al sofá y veo a V fumando. Ni siquiera vuelve la cara para mirarme.

Bien.

Eso no me molesta en absoluto.

De veras que no.

Miro a mi alrededor porque ni muerto me siento junto a él y acabo por apoyarme en la pared, en el otro extremo.

El rey comienza con su discurso. Ha estado hablando con V durante un buen rato porque ya está al tanto de todo.

-Lo que tenemos aquí es información bastante valiosa. Vishous ha decidido, y yo estoy de acuerdo con él, que tienen un lugar por donde fue disparado. Si no, no llevarían todo esto a pie, arriesgándose a encontrarse con nosotros. El único que pueden estar utilizando es un local que está cerrado justo en medio de la calle. Viendo el callejero de la zona, podemos tener un sitio de la hostia para poder vigilar. Y aquí entra Butch.

Me aparto de la pared y asiento con la cabeza.

-En la otra calle hay un motel de mala muerte y alguna de las habitaciones dan justo en frente de este local, quiero que alquiles una habitación para esta noche y vigiles todo lo que se mueva. Las fotos de V no dan lugar a dudas de que está siendo vigilado y tenemos que saber porqué él y no todos nosotros, está en su punto de mira.

-Dalo por hecho, cojo la cazadora y me pongo a ello.

Wrath me mira con aprobación y señala a los demás.

- A vosotros os quiero patrullando por las calles y con los móviles encendidos, por si ocurre algo.

V es el primero en levantarse.

-¿Con quién voy yo?

-Tú te quedas con Butch en el motel. No te quiero por las calles.

Los dos saltamos a la vez en dirección a Wrath.

-No es buena idea...

-Creo que yo estaría mejor...

Wrath pega un puñetazo en la mesa y hace volar una pila de papeles.

-¡Me importa una mierda! Butch, coge el Escalade y ve a ese puto motel. Cuando tengas habitación, mándale un msj a V para que se desmaterialice directamente allí. No pienso dejar que vosotros dos andéis por ahí hasta que esto se haya solucionado. Por cierto V me ha contado lo que te pasó con el restrictor, ¿Puede ser que te conociera de antes?

Paso las manos por el pelo, nervioso y no es por lo del restrictor.

-Puede, no sé. No llevo la cuenta de toda la mierda que he enchironado a lo largo de mi carrera.

-Ya, pues hasta que sepamos más, tú y V, estáis bajo observación, así que nada de tonterías.

Rhage se saca la dichosa piruleta de la boca riéndose.

-Wrath, ¿No estaremos sacando las cosas de quicio con lo de V? a lo mejor lo de las fotos es simplemente cosas del amor de un restrictor hacia un vampiro potente. Al fin y al cabo V no le hace ascos a nada, lo mismo le da carne que pescado así que...

No puede terminar la frase porque V se tira hacia él enseñándole los dientes, a punto de arrancarle el cuello.

-Maldito cabrón...

Hacen falta dos vampiros para separarlos ante mi mirada atónita.

-¿Pero qué te pasa? - le dice Rhage ajustándose la chaqueta - joder, ni que fuera la primera vez que me meto contigo por este tema...

Se queda callado y al final me mira. Vale, se ha dado cuenta de que ha metido la pata hasta el fondo. Mira hacia V.

- Lo siento, hermano. No volverá a pasar.

V sale del despacho como un huracán, arrasando todo y a todos.

- Ya Rhage, lo que tú digas.

Y desaparece escaleras abajo.

Todos van saliendo del despacho y Rhage me espera a la salida.

- No sé qué decir - me suelta nervioso.

Yo me encojo de hombros.

-A mí no tienes que decirme nada. Es con V con quien debes hablar. Por mi parte me importa una mierda donde meta la polla, eso es asunto suyo y sólo suyo.

-Ya, pero es que V ha cambiado desde que tú apareciste, está como más... sereno y todo esto tendría que habértelo contado él cuando quisiera y no yo.

Comenzamos a bajar las escaleras.

-Y yo vuelvo a decirte que eso no me importa para nada. Es su vida y puede hacer con ella lo que quiera.

-Bueno, me alegro de que opines así, me quedo algo más tranquilo. Ya me cuesta verle así como está, perdido y preocupado. Aunque todo esto tiene su parte buena, desde que desaparecieron sus visiones, parece que su radar para leerte la mente también se ha secado.

Me paro en seco y le miro serio.

-¿V puede leer la mente?

-Al menos antes lo hacía. Daba un poco de repelús cómo se te metía dentro, pero ya no puede. Puedes pensar todas las guarradas que quieras sin preocuparte.

Me despido de él sin apenas darme cuenta.

V puede leer la mente.

Dice que ya no puede hacerlo pero también dijo que no tenía visiones y eso no le quitó que tuviera una conmigo.

Sigo caminando por la gran entrada.

Si lee la mente tal vez pueda meterse en mi cabeza y hurgar en ella hasta quedarse a gusto. Tal vez la mierda de sueño no fue otra cosa que él, intentando confundirme. Esto tengo que saberlo porque si el muy mamón está haciendo algo raro con mi mente, juro que lo mato, juro...

-¡Butch!

Me vuelvo hacia las escaleras y veo a Wrath que me llama. Al llegar junto a él me da un fajo de billetes.

-¿Y esto?

-¿Para qué va a ser? esto es para ti, necesitarás dinero para el motel y...

Le devuelvo el fajo de inmediato.

-No necesito que me des dinero. No soy ningún pobre refugiado al que tengáis que mantener.

-Me parece correcto, pero ahora estás con nosotros y esto va así. Cógelo, es tuyo.

Me giro dejando el dinero en su mano y alejándome de allí a toda hostia.

Es lo que me faltaba.

Además de sentirme poco valorado, ahora además me siento como una puta.

Abro la puerta de la guarida y sin ni siquiera llegar entrar, cojo las llaves del coche y vuelvo a cerrar de un portazo.

-Y esto no es nada, Butch. Ahora te queda la maravillosa noche con el vampiro de tus sueños - me digo a mi mismo mientras pongo el motor en marcha.

VISHOUS

Me alejo a toda velocidad del despacho.

Todo lo que me ha escupido Butch en su habitación, me está dañando de una manera con la que no contaba, cada palabra que me decía, clavaba el puñal en mi pecho un poco más.

Pero él no entiende nada, yo nunca he tratado así a nadie, sea hombre o mujer, porque jamás me ha importado nadie que no sea yo. Entonces aparece él en mi vida y ya no sé cómo he de comportarme, o qué decir, si lo único que sale de mí son cosas que en mi vida he experimentado.

Ya no sé qué hacer, me siento perdido y asustado como cuando era niño y estaba en el campamento de mi padre, buscando una muestra de cariño por su parte que nunca llegó y ahora cuando me encuentro con alguien que está consiguiendo que empiece a sentir algo que nunca he sentido, la jodo a base de bien.

Necesito estar solo, alejarme de él y ahora resulta que tengo que pasar la noche a su lado, encerrados entre cuatro paredes.

Intento con todas mis fuerzas que la muralla que siempre he tenido a mi alrededor, vuelva a protegerme de todo esto, protegerme de todo lo que me hace sentir él y de todo lo que yo le hago sentir, porque por mucho que intente ignorarlo hay algo dentro suyo que se conmueve cuando está conmigo, pero sé que preferirá morir antes que aceptarlo, y no voy a ser yo el que le abra los ojos.

Por mucho que me duela, no moveré un sólo dedo para ayudarlo en eso.

Me dirijo directamente al gimnasio y me pongo un pantalón de chándal.

Llego hasta el saco de boxeo y pago con él toda mi amargura, dando patadas y puñetazos hasta que tengo que agacharme para poder respirar.

Entonces recuerdo lo que casi se le escapa.

Tenía un sueño conmigo, eso no puede negarlo porque prácticamente lo confesó y el empalme que tenía no me deja ninguna duda a que fue algo sexual, si no hubiera sido así, no se habría montado el jaleo que se montó. Quizá no lo entienda, quizá no quiera saberlo pero sé que despierto en él algo más que amistad, pero decido que le pueden dar por el culo.

Cuando acabemos esta noche se irá de la guarida a una de las habitaciones de la mansión y ahí se quedará. Lo mejor en estos casos es poner tierra de por medio.

Me meto en la ducha y cuando vuelvo a mi taquilla, veo un mensaje suyo. Lo abro y leo. Numero de habitación y piso, nada más.

Me visto despacio antes de ir a por provisiones para la noche además de prismáticos y algún rifle con mira láser, por si acaso.

Que espere por mí, el muy mamón.

 Al fin y al cabo yo llevo esperando por él mucho más tiempo.

BUTCH

Al cabo de quince minutos dejo el Escalade aparcado y me dirijo hasta el motel. Es de lo más cutre que han visto mis ojos y tras alquilar una habitación con baño en el segundo piso, le doy cincuenta pavos al grasiento dueño para que nadie me moleste.

El tío asiente con la cabeza y me da la llave de la habitación.

Entro y una bocanada de aire caliente me pega en la cara, además de olor a humedad. El mobiliario es sacado de una pesadilla y no hay televisión. Sólo una cama grande con el edredón hecho polvo, una mesita al lado y una silla que cojea. El baño es para echarse a llorar aunque parece algo limpio, con una bombilla que no alumbra casi nada, igual que la de la habitación.

Me siento en la cama y saco el móvil.

Tecleo el número de habitación, el piso y se lo mando a V. El móvil se ilumina cuando el msj le llega a él y un escalofrío me sube por la espalda a pesar del calor agobiante que se respira aquí.

Pasan los minutos y V no aparece. A lo mejor se ha pasado por el forro de los cojones lo que dijo Wrath y no viene.

Por favor, que no aparezca.

No quiero pasarme toda la noche con él encerrados en una habitación de hotel, solos.

Cojo la silla y la pongo al lado de la ventana.

Todo está desierto.

No se ve un alma por la calle y pienso que debía haberme traído algo para beber, porque esto se presenta aburrido y largo. Sigo mirando por la ventana y el sudor empieza a correr por mi rostro y mi espalda, pegándose a la ropa. Miro el reloj y decido que ese cabrón ya no va a aparecer y me quito la camiseta, tirándola encima de la cama. El medallón en forma de cruz reposa en mi pecho y sin darme cuenta lo llevo hasta mis labios y lo beso. Empieza a ser del todo importante para mí el llevarlo pegado a mí siempre, me hace sentirme protegido.

Sigo mirando la calle vacía cuando oigo un ruido amortiguado que hace que me gire.

V acaba de aparecer, dejando una gran bolsa encima de la cama.

Está muy serio y me ignora por completo. Se acerca a la ventana y aparta la cortina para echar un vistazo.

El hecho de que no me haya dirigido la palabra me está matando por alguna razón, mientras sigo mirándolo en silencio. Se sienta en la cama y enciende un cigarro quitándose la cazadora de cuero y tirándola sin ningún miramiento, apoya los codos en los muslos, mirando al suelo.

Me muero por decirle algo, cualquier cosa que rompa este silencio pero no sé qué decir.

-Pensé que ya no venías - le digo con un hilo de voz.

Él se lleva el cigarro a los labios y aspira con fuerza.

-Tenía asuntos que atender.

Otra vez silencio que cae sobre mí como una losa. Me levanto de la silla y me pongo delante de él.

-Lo siento ¿Vale?, siento haberte gritado y haberte dicho todo lo que te dije.

Se levanta de la cama y tengo que levantar la cabeza para seguir mirándole.

-No quiero hablar ni de eso ni de nada. Tengo que pasar la noche contigo, pero no tenemos porqué hablar, así que tú mismo, si lo haces, te garantizo que va a ser el monólogo más largo de tu vida.

Pasa junto a mí y se sienta en la silla, al lado de la ventana, mientras sigue fumando.

-Pues entonces hablaré solo, pero creo que te debo una disculpa. Tienes que comprender que todo esto me puede, ha sido demasiado rápido y me he encontrado de pronto en un mundo diferente en el que todavía no sé cuál es mi sitio. Ahora me veo débil ante vosotros, fuera de lugar y si a eso sumamos todo lo que ocurre en mi cabeza, te juro que es para volverse loco.

V alza la mirada hasta la mía pero no dice nada.

-Cuando entraste en la habitación estaba todavía demasiado confuso. Me desperté sobresaltado y el hecho de que entraras y te preocuparas por lo que me ocurría... ¡Joder V!, entiéndeme.

Me seco las gotas de sudor que me bajan por la sien y me quedo mirándole, rezando por qué me diga algo.

Cualquier cosa.

Se quita el arnés del pecho y lo deja a su lado en el suelo. Él también suda y se pasa el dorso de la mano por la frente, limpiándose a la pernera del pantalón. Se da la vuelta y mira por la ventana.

Doy una patada en la pared, a su lado y él se aleja de mí. Llega al lado de la cama y se saca la camiseta, pasándosela por la cara para limpiar el sudor. Al verlo, tengo que volverme y darle la espalda porque ya no aguanto verlo así, sin ropa.

Le oigo trastear en la bolsa buscando sabe dios qué.

-V...

Nada. El muy hijoputa sigue con la boca soldada.

-¿Puedes leer mi mente?

Silencio total. Se podría oír el ruido de una mosca.

-Contesta V, ¿Has entrado en mi mente?

Tras varios segundos le oigo aclararse la garganta.

-No, Butch. No lo he hecho.

Me giro con algo de temor hacia él. Se está secando el sudor del pecho y tengo que apartar la mirada. Oigo como su camiseta cae al suelo. Entonces habla.

-Siento haber entrado en tu cuarto como lo hice. No volverá a pasar. Respecto a todo lo que dijiste luego, lo único que me queda es asegurarte que nunca quise que te sintieras débil o poco valorado por mi parte. Te lo juro. Nunca he tenido grandes amigos, bueno, tal vez a Rhage y me paso la mayor parte del tiempo queriendo arrancarle la cabeza así que esto de la amistad, se puede decir que es nuevo para mí.

Asiento mientras alargo mi mano hacia él.

-Entonces, ¿Amigos?

Mira mi mano y la estrecha con fuerza.

-Siempre, irlandés. Pase lo que pase.

Seguimos unos segundos con nuestras manos unidas hasta que me suelta y coge mi medallón en su mano, acariciando mi pecho con su mano caliente.

-Bonito crucifijo, ¿Pensaste que al llevarlo yo no podría acercarme a ti? porque eso es un cuento de viejas - me dice mientras pasa el pulgar por el dibujo.

Y toda la mierda de conversación que acabamos de tener, se escapa por el desagüe porque yo sigo igual de confundido que antes.

La cojo de entre sus dedos y la llevo a mi boca para besarla de nuevo con los ojos de V mirándome sin pestañear.

-Me la regaló mi madre y no me sentí digno de llevarla hasta ahora.

-¿Y por qué ha cambiado eso?

-Porque mi antigua vida murió y la que ahora comienzo espero que me llene lo que la otra no pudo. El día que conozca a la mujer de mi vida, se la regalaré como prueba de amor eterno.

V deja caer despacio la mano alejándose de mí.

-Es un bonito regalo, cualquier mujer estaría orgullosa de lucirlo en su cuello.

Voy hacia la silla y me pongo a vigilar el puto local.

-Esto es una pérdida total de tiempo. Aunque los restrictores estén usado el local hoy no se atreverán a venir por aquí después de lo que ocurrió ayer. Además estoy bañado en sudor. Parece que estamos dentro de un horno y eso que fuera hace frío, en verano la gente que viene aquí a follar debe salir en camilla.

V se echa en la cama con las piernas cruzadas a la altura de los tobillos. Se pasa las manos por detrás de la cabeza y me mira.

-Bueno, tú estás acostumbrado a toda esa mierda de las vigilancias, así que no hace falta que estemos los dos pegados a la ventana ¿No? despiértame antes de que amanezca.

Le miro con cara alucinada, voy hasta su lado y golpeo el somier con el pie.

-Serás vago, ¿Acaso piensas que me voy a pasar toda la noche sentado en esa silla de mierda mientras tu duermes a pierna suelta? levántate, joder.

-De aquí no me mueve ni el ejercito, ve y haz tu trabajo.

Sacude con la mano mandándome marchar y aprovecho para cogérsela, tirando de él con todas mis fuerzas.

-No vas a conseguir levantarme policía, estás perdiendo el tiempo.

Me encojo de hombros.

-Si tú no vigilas, yo tampoco.

Pone el brazo sobre la cara y suspira.

-Me parece de puta madre. A mí sólo me dijeron que estuviera aquí contigo. Nadie me dijo nada de vigilar.

-Ésta me la pagas, cabrón -le digo mientras vuelvo a la ventana.

-Mira en la bolsa, hombre. Te he traído un regalo.

Abro la bolsa y entre un montón de armas, veo una botella de Lag.

-Te salvas por esto, amigo - le digo riéndome mientras la abro.

VISHOUS

El tiempo no pasa.

Butch parece que se le ha pegado el culo a esa silla, porque apenas se mueve, sólo para dar de vez en cuando un trago a la botella, que le debe saber a veneno de lo caliente que debe de estar.

El cuarto está en penumbras y solo se oye el sonido de nuestras respiraciones. Todo está tranquilo hasta que el poli abre la boca.

-V, ¿Puedo hacerte una pregunta personal?

Peligro, la lucecita roja salta en mi mente.

-Por poder, puedes hacerla, que te conteste, es otra cosa.

El poli se queda callado y eso me dice que la pregunta es difícil para él.

-La verdad, no sé por dónde empezar. Lo justo sería decirte que tengo un millón de preguntas que hacerte sobre ti, y no sé por dónde empezar.

-Empieza por una fácil entonces.

Se levanta dejando la botella en el suelo, estirando el cuerpo delante de mí. Me grabo en la mente todos y cada uno de los movimientos que hace. Se ve tan hermoso así, estirando todos los músculos de su cuerpo, con el medallón luciendo en su pecho.

El que le regalará a su futura esposa cuando la encuentre.

A una mujer.

Sólo a una mujer.

Podrá cambiar muchas cosas pero ésa será eterna por mucho que yo le haga sentir, por mucho que se sienta pegado a mí sin entenderlo, eso no cambiará.

-Algo fácil sería que me hablaras de tu mano... o tus tatuajes.

¿Esa es una pregunta fácil? entonces por la virgen que no quiero que me diga las difíciles.

Levanto la mano y me quedo observándola.

-Esto es una maldición. No puedo tocar a nadie sin el guante o lo convertiría en cenizas. Esta mano sólo ha tocado la piel de otra persona para reducirla a polvo.

El poli se acerca y se sienta en el borde de la cama sin poder apartar los ojos de ella.

-Ha tenido que ser difícil para ti, ¿Verdad?

Me encojo de hombros.

-Después de tanto tiempo, he acabado acostumbrándome. Aunque a veces temo hacer daño a mis hermanos o... a cualquiera que esté conmigo.

Asiente despacio y sus ojos van hasta mi sien.

-¿Y los tatuajes? ¿Por qué te los hiciste?

Suspiro fuerte y me los toco con las yemas de los dedos.

-Esto fue un regalo de mi querido padre. Yo no los quería.

-¿Qué dicen?

Esto es muy difícil y aunque me encantaría poder apartar mi mirada de sus ojos, no puedo. Tal vez necesito ese contacto para abrirme a él.

-Están escritos en la lengua antigua. Es una advertencia para que todo el mundo sepa que no debe acercarse a mí porque... estoy maldito.

Butch alarga su mano y antes de que pueda tocarme, me aparto de él.

-No quiero que me toques - le digo sin saber muy bien por qué no quiero que lo haga.

-Lo que dicen es mentira, y lo sabes.

-No me conoces, Butch. No sabes nada de mí.

Me levanto de la cama y me quedo de pie ante ella. Butch se levanta también y nos quedamos los dos frente a frente, con la cama en medio.

-Tú tampoco me conoces, y no te importa.

-Sé que eres una buena persona, intentando encontrar el rumbo de tu vida. Sé que eres un amigo leal y sé que no le das importancia a ciertas cosas que al resto de la gente, le costaría asimilar. Con eso me basta... amigo.

-¿A qué cosas te refieres?

- A lo que dijo Rhage en el despacho o a lo que viste la otra noche... en mi cuarto.

Comienza a andar hacia mí, rodeando la cama.

-¿Tú... me viste?

Ahora está justo ante mí, esperando que le conteste. Y voy a hacerlo .

-No, lo leí en tu mente cuando me tocaste el brazo, en el callejón.

Noto como empieza a cabrearse porque sus ojos se estrechan, mirándome desconfiados.

-Acabas de decirme que no habías entrado en mi cabeza.

Me encojo de hombros.

-Te mentí.

Me empuja con las manos abiertas, golpeándome el pecho.

-¿Cuántas veces lo has hecho?

-Creo que diga lo que te diga, no vas a creerme.

Ahora sí que puedo oler su furia contra mí. Vuelve a empujarme hasta que tropiezo con la puta mesilla de noche.

-Maldito cabrón, maldito cerdo. Lo has hecho a posta. Desde el momento en que te conocí no has parado de joderme la cabeza ¿Para qué? ¿Para poder follarme?

Me suelta un puñetazo en plena cara y oigo estallar mi nariz. Me la toco para ver si me la ha roto mientras se agacha para coger su camiseta y ponérsela a tirones. Coge la cazadora y se dirige a la puerta.

-No quiero saber nada más de ti, no te acerques, no me hables. Esto se ha acabado.

Me río en su cara mientras abre la puerta.

-¿Se acabó? ¿En serio? puedes decirlo hasta que se te seque la boca, irlandés. Pero una cosa está clara, esto se acaba con uno de los dos muerto. De ninguna otra manera.

Pega un portazo al salir y yo me quedo mirando la puerta en silencio. Sin saber qué hacer ahora.

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