sábado, 30 de junio de 2012

CAPITULO 7. TE PROTEJO


7. TE PROTEJO

·         VISHOUS

Llego con el Escalade a la esquina donde hace unas horas dejé al poli y ya está esperándome.

A sus pies hay una bolsa de lona.

Parece que viaja ligero.

Aparco justo a su lado y él abre la puerta de atrás para dejar en el suelo del Escalade la bolsa. Al meterse en el coche le noto nervioso, no deja de frotarse las manos.

-¿Estás bien? - le pregunto con un hilo de voz.

-No lo sé, francamente... todo esto... no sé cómo explicarlo.

Le miro de reojo mientras pongo el coche de nuevo en marcha.

- No te preocupes. Sé que tiene que ser difícil. Si quieres podemos parar en algún sitio para tomar un trago.

El poli niega con la cabeza.

-No me veo con muchos ánimos, prefiero estar tranquilo, si no te importa.

-Entonces ¿a casa?

Butch gira la cabeza para mirarme.

-Sí... A casa.

Sigo conduciendo en silencio pero hay una pregunta que me taladra el cerebro, así que no dejo que pase un segundo más.

-¿Por qué no cogiste el teléfono cuando te llamé?

Se encoje de hombros y se pasa la mano por el pelo.

- Siento no haberte contestado. En ese momento estaba demasiado confuso como para hablar.

Me fijo en que sus ojos se han desviado hacia mis manos que todavía se ven enrojecidas por mi pelea con la pared.

- ¿Y tú qué? ¿Te has peleado con un gato?

Tengo que reírme. Este tío sabe como quitarle hierro a un asunto por feo que sea.

-Ya ves, el muy cabrón no se dejaba acariciar.

Vuelve a dirigir su mirada hacia mi cara.

-Ahora en serio ¿Has tenido algún problema por mi culpa?

Su tono serio no me deja ninguna duda de que si le digo que sí, se sentirá culpable.

-Ahora ya no, compañero. Ahora todo está bien.

Llegamos a la mansión cuando está a punto de amanecer. Al llegar a la guarida se queda parado a la entrada, con la bolsa al hombro si saber qué hacer.

-Ya sabes dónde está tu cuarto ¿A qué esperas? ¿Quieres que te acompañe y te deje un bombón en la almohada?

Deja caer la bolsa al suelo mientras sonríe.

-Hombre, no estaría mal, también podrías ahuecarme la almohada a la hora de dormir ¿No?

Mis ojos se quedan fijos en los suyos.

-Ya, y si tienes los pies fríos también puedo calentártelos.

Se me queda mirando mientras noto que empieza a sonrojarse. Me da un pequeño golpe en el hombro y comienza a caminar con la bolsa casi a rastras.

-Si no te importa, para eso prefiero a alguien más delicado y menos peludo que tú, cabrón.

Entra en su cuarto y yo me dirijo a la cocina mientras oigo como se cierran las persianas metálicas por el amanecer. Antes de nada cojo el teléfono y llamo a Wrath. Tarda algo en cogerlo y al hacerlo me contesta con un gruñido.

-El policía está aquí, conmigo - digo con voz seria.

Le oigo soltar el aire de los pulmones con fuerza, como si estuviera aliviado.

-Hablaremos mañana, capullo. Ven con él.

Sin más me cuelga el teléfono y no hace falta que me diga que he interrumpido algún encuentro fogoso entre las sábanas con su shellan.

Malditos vampiros vinculados.

Puede estar acabándose el mundo, pero si están entre las piernas de su amor, nada les importa.

Oigo al poli trastear en su cuarto mientras yo voy sacando algo de alcohol para suavizar un poco la tensión. Mientras estoy trasteando en la cocina aparece por detrás.

-Joder V, parece que ha caído una bomba nuclear en esta cocina, lo tienes todo hecho un asco.

Me vuelvo hacia él con las botellas en la mano.

-No me vengas con mariconadas, tío, aunque si te apetece limpiar, te consigo un delantal y te pones a ello... ¿O prefieres un trago? - le digo mientras meneo las botellas delante de la cara.

Coge el whisky y sale delante de mí.

-Para mí está de puta madre si lo está para ti también.

-Pues mueve ese culo y vamos a celebrar tu llegada como Dios manda.

Nos sentamos en el sofá y echa una mirada a la mesa del futbolín que está casi destrozada por mi episodio destructor.

-¿Eso también ha sido cosa del gato? - me dice arqueando una ceja.

-Joder tío, se puso como loco. Tenías que haberlo visto.

Asiente sonriendo mientras sirve un par de tragos para los dos. Me acerca el vaso y al cogerlo mis dedos rozan los suyos.

-Bienvenido a casa, poli - le digo levantando el vaso hacia él.

-Gracias... compañero.- suelta mientras choca su vaso con el mío.

Mientras va pasando el tiempo, veo como el poli se va sintiendo cada vez más relajado y sus ojos empiezan a brillar a consecuencia del alcohol.

El marrón de sus ojos se vuelve brillante y su pose se suaviza a medida que pasa el tiempo, se recuesta todavía más en el sofá con las piernas abiertas y su sonrisa cada vez más amplia y frecuente me dice que empieza a estar bastante borracho.

-Dime policía, ¿Cómo es que no estás casado y rodeado de críos?

Su semblante cambia, volviéndose un poco más triste.

Se rasca la cabeza inclinándose hacia adelante para servir otra ronda.

-Sólo soy un perdedor, bebo mucho, y me he metido tanta mierda en el cuerpo, que sé que no llegaré a los cincuenta. Las mujeres que me han hecho caso, sólo buscaban algo de compañía pasajera y un revolcón sin compromisos en la parte trasera de mi coche. Ninguna se molestó en ver dentro de mi alma solitaria. Además mi trabajo de policía tampoco me ha ayudado, y soy yo el primero en darme cuenta en que ya no hay mujeres que quieran pasarse la vida esperando a ver si llego de una pieza a casa, y si lo hago, no quiero que tengan que desnudarme cada noche porque mi borrachera me impide hacerlo. Jamás dejaría que una mujer sufriera en vano por mí, cuando yo mismo sé que nunca podré cambiar por nadie. Mi madre sufrió mucho con un borracho como mi padre en casa y yo me niego a que alguien sufra así por mi causa.

Da un sorbo y me mira de reojo.

-Soy un verdadero regalo ¿Eh?

Ahora es mi semblante el que cambia.

No puedo permitir que piense que no vale una mierda, sobre todo teniendo en cuenta lo importante que es para mí.

-El que ninguna de esas mujeres se haya molestado en mirar en tu interior no quiere decir que no tengas nada que ofrecer. Eres bueno, poli. Cualquier mujer debería estar feliz por estar a tu lado. Sólo tienes que esperar a que la persona ideal para ti, se cruce en tu camino.

Nos quedamos mirándonos sin hablar durante lo que me parece una eternidad. Tiene los rasgos fuertes, masculinos, su nariz ha parado más de un golpe en el pasado y sus ojos revelan un pasado nada amable.

Sin querer mi mirada se desvía hacia sus labios entreabiertos y todavía magullados por su encuentro con Rhage, por los que se escapa su aliento caliente con olor a whisky y la soledad que revela su mirada hace que quiera consolarlo de alguna manera.

Por un segundo quiero pasar mi lengua por esa herida para poder borrar curar las heridas de sus labios y borrar todas huellas que le hayan podido dejar cuando le besaron, porque quiero ser yo el único que lo haga.

Quiero ser solamente yo el que logre entrar en su corazón y curarlo de esa tristeza que arrastra, pero no puedo. Por mucho que quiera intentarlo, yo no soy su destino.

Mi cara debe reflejar algo mis pensamientos porque cambia de posición y se queda con los codos apoyados sobre sus muslos, pasando sus manos por la cara.

-Creo que iré a acostarme o mañana no seré capaz de levantarme.

Se levanta sin mirarme y se dirige a su cuarto.

-Nos vemos mañana, compañero - me dice dejándome solo, mirando cómo se aleja de mí, sin poder hacer nada por evitarlo.

BUTCH

Me meto en mi cuarto soltando el aire de mis pulmones con fuerza mientras vuelvo a recordar las palabras que V me ha dicho y no puedo evitar volver a sentirme un poco incómodo. Algún día me cortaré la lengua y ya no tendré que preocuparme porque la muy puta diga cosas que no debe decir.

Empiezo a desvestirme para intentar dormir algo cuando mi mente me recuerda las palabras que V me dijo ayer, cuando le pregunté por el incidente del disparo. Las palabras " te vi, poli. Sólo te vi" vuelven a mí y no puedo decidir a qué demonios se refería con eso de "verme". Al igual que hace un momento cuando me ha mirado como si yo fuera lo único y más importante de su vida. Sé que es una tontería pues acabamos de conocernos pero algo dentro de mí me dice que soy alguien importante para él.

Lo de la mesa de futbolín destrozada y los nudillos en carne viva, sé que han sido una descarga de furia cuando no consiguió hablar conmigo por teléfono, si no, no me hubiera preguntado nada más subir al coche por qué no había cogido el teléfono.

Él es un hombre solitario, eso se ve a la legua, porque prefiere vivir en este rincón apartado en vez de con sus hermanos, pero a mí me ha traído a su pequeño refugio en vez de darme una habitación en donde quiera que duerman los demás.

Quiere tenerme a su lado.

Me meto en la cama en bóxers todavía pensando en mi nuevo amigo y preguntándome qué rayos pasa entre los dos.

Ahuyento tales pensamientos de mi mente algo nublada por el alcohol y decido darme un pequeño homenaje para descargar tensión mientras mi cuerpo se va relajando por el sopor y el bendito sueño.

Mientras dejo que el sueño me envuelva poco a poco, construyo la figura de la mujer que esta noche va a hacerme feliz y llega en la forma de una mujer de largos cabellos rubios, mirada azul y piel suave como terciopelo.

Sus pequeñas manos comienzan a acariciarme el cuello y van bajando suavemente por mi cuerpo, sus dedos se enredan en el vello de mi pecho mientras su pelo cae en suaves ondas que resbalan por mi cara como agua fría en un caluroso día de verano.

Mi mano se dirige a mis bóxers y los arrastro hacia abajo mientras comienzo a tocarme despacio, mientras las manos de la mujer van bajando hasta mi ombligo, acariciando mis costillas con sus cabellos, bajando cada vez más hacia donde más necesito su contacto. Mi polla empieza a endurecerse cuando ella me ilumina con su sonrisa y en ella aparecen dos diminutos colmillos afilados como agujas y solo esa visión hace que desee probar la sensación de sus colmillos clavados en mi cuello.

Dios, cómo necesitaba esto.

Sí, esta mujer fruto de mi mente es lo que necesito ahora para quitarme tensión y extraños pensamientos que nada tienen que ver conmigo. Ésta podría ser la mujer que necesito para salir de mi pozo de mierda. Si tan sólo saliera de mi mente y se hiciera real...

De pronto empiezo a oír algo fuera de mi sueño, en el mundo real y la figura envuelta en suave gasa desaparece de mi mente mientras vuelvo de los mundos de los sueños con mi polla a medio empalmar.

Me incorporo en la cama e intento agudizar mi oído.

Sí, oigo como gemidos ahogados, o sollozos.

Es V.

Me levanto de la cama preocupado, pensando que debe de volver a tener una de sus visiones y eso no debe ser agradable para él, sólo tengo que recordar el daño que le hizo la última vez, cuando apareció en mi cuarto y se desplomó como un saco de patatas.

Abro mi puerta y me dirijo a la suya despacio, sin hacer ruido.

Sí, sin duda está en medio de una pesadilla por los gemidos de dolor que estoy oyendo. Abro la puerta con cuidado y me quedo de piedra, convertido en estatua de sal porque aunque mi vida estuviera en juego, no podría mover un músculo de mi cuerpo para salvarme.

Acostado sobre sábanas de seda negra, veo el cuerpo de un dios completamente desnudo ante mí. V se encuentra acostado boca arriba en el colchón, con su cuerpo cubierto de sudor e iluminado por la luz que se escapa del baño, provocando reflejos en su piel dorada.

Su mano desnuda acaricia su polla con movimientos bruscos, mientras la que lleva enguantada está un poco más abajo, acariciándose la entrepierna rudamente, sin delicadezas. Tiene los ojos fuertemente cerrados y mueve la cabeza con desesperación mientras de sus labios entreabiertos salen gruñidos y gemidos ahogados. De vez en cuando su cara queda apoyada a un lado de su almohada mientras respira con fuerza por la nariz, como si estuviera oliendo algo exquisito.

Sus movimientos sobre su polla se vuelven todavía más violentos, acariciándose arriba y abajo, pasando su pulgar por el hinchado y brillante glande.

De veras que no puedo separar mi mirada de él pues es lo más jodidamente sexual que he visto en mi vida, con mechones de su pelo pegados a su cara por el sudor, retorciéndose entre las sábanas, con la boca abierta mostrando sus blancos colmillos.

De repente su cara se hunde del todo a ese lado de la almohada que no deja de oler y su espalda se separa de la cama completamente mientras sus colmillos totalmente desplegados cortan su labio inferior, llenándose de sangre. Entonces ruje como un animal en celo cuando comienza a correrse, con las convulsiones de su cuerpo que le dejan tocando el colchón sólo con su cabeza y los tobillos, mientras el resto de su cuerpo se mantiene en el aire mientras su semen cubre su mano y su estómago en oleadas.

Entonces lo veo.

Aquello que mantenía a su lado, en su almohada, es mi camiseta, manchada todavía con su sangre y la mía.

V se ha hecho la paja del siglo pensando en... mí.

Me apoyo en la pared, al lado de su puerta intentando que algo de aire llegue a mis pulmones, antes de que me caiga muerto aquí mismo.

Ahora ¿Cómo mierda voy a tener el valor de mirarle a la cara?

Me paso las manos temblorosas por la cara y miro hacia abajo.

Mi polla está tan empalmada, que sé que sólo me falta un toque para terminar.

Me doy un par de cabezazos contra la pared, rezando por algo de cordura en estos momentos mientras me dirijo arrastrando los pies de nuevo a mi cuarto.

VISHOUS

Me he dejado llevar y ahora, aquí tirado entre las sábanas, pienso que tal vez no haya sido tan buena idea estando el poli en el cuarto de al lado, pero no pude resistirme.

El hecho de tenerlo aquí conmigo, que haya dejado todo atrás y me haya mostrado esa confianza ciega hacia mí me ha hecho sentir tan cercano a él, tan... mío.

Sí, he pensado esa palabra que en mi idioma significa, posesión, dolores de cabeza y muchos, muchos problemas, porque él no siente lo mismo que yo, ni siquiera se lo imagina, pero, aunque sólo me dé su amistad, debo sentirme feliz por eso.

Me levanto de la cama y me dirijo a la ducha para limpiar el estropicio que me he hecho mientras pienso que ésta ha sido la más salvaje de las pajas que me he hecho en mi puta vida, pero era eso, o que los huevos me lucieran morados todo el puto día.

Al pasar por la puerta me quedo parado.

Yo la cerré anoche, lo juro.

Sé que la cerré porque tenía pensado este desfogue y por nada de este mundo quería que Butch me oyera. Pero ahora está entreabierta. Alargo la mano para cerrarla mientras entro en el baño confuso. ¿Sería posible que él...? no, no puede ser, él no ha estado fisgando en mi cuarto, además si lo ha hecho no tiene porque ser mientras yo me la estaba pelando pensando en él, tal vez se ha levantado antes que yo y simplemente ha echado un vistazo dentro para ver si yo todavía dormía.

Asintiendo con la cabeza por mi explicación y me ducho rápido, quitándome los restos de mi fiesta particular de anoche.

Dios, sólo sentir su olor en su camiseta junto a mí, hizo que el mundo desapareciera de mi vista. ¿Qué llegaría a sentir si además de su olor pudiera sentir su cuerpo pegado al mío?

La respuesta no se hace esperar cuando miro hacia abajo y mi polla empieza a ponerse firme de nuevo, sólo con pensarlo, así que destierro tan inútiles pensamientos de mi cabeza mientras salgo de la ducha. Me seco a toda prisa y me envuelvo las caderas con la toalla mientras salgo de mi habitación.

El poli todavía está en su cuarto, pero está despierto, porque le oigo trastear por la habitación. Llego a la cocina y consigo encontrar un par de tazas limpias para preparar algo de café para ambos.

Mientras me peleo con la cafetera le siento detrás de mí, así que me vuelvo y su mirada está clavada en mi cuerpo mientras le empiezan a subir los colores.

Se da cuenta de que estoy mirando y nervioso señala mi pecho.

-La cicatriz casi ha desaparecido - me dice avergonzado - ¿Por qué tienes entonces la otra en forma de estrella?

Me froto la marca de la hermandad mientras noto cada surco de la cicatriz.

-Ésta debe ser permanente. Es la marca que todos tenemos por pertenecer a la hermandad de la daga negra. Sólo los que pertenecen a ella la tienen.

La mira con curiosidad y alarga su mano hasta casi tocarla, pero en el último segundo doy un paso atrás.

-Entonces, tú decides qué cicatrices quieres que queden permanentes y cuáles no ¿Verdad?

Me vienen a la cabeza las cicatrices que tengo entre las piernas y niego despacio con la cabeza.

-Sólo quedan permanentes si la herida entra en contacto con sal. Si no es así, desaparecen en poco tiempo.

El policía asiente despacio dejando caer la mano que todavía tenía alzada hacia mí.

-Es asombroso la manera en que te curas. Ayer tenía un aspecto del todo feo y ahora sólo se ve una fina línea rosa.

Se toca la herida del labio y Frunze un poco el gesto por el dolor.

-Sin embargo el pequeño recuerdo que me dio tu hermano, va a estar jodiéndome una temporada larga.

Doy un paso hacia él y poso un dedo sobre ella, acariciándola con cuidado con mi pulgar. Butch se queda quieto abriendo más los ojos, sin saber qué hacer, o qué decir.

-Si te molesta mucho, yo podría... aliviarte.

Se le corta la respiración durante unos segundos.

-¿Cómo lo ...harías? - me dice mientras suelta el aire sin dejar de mirarme.

-Sólo tendría que... - tengo que tragar saliva, pues sólo de pensar lo que voy a decir, la boca se me llena de ella - sólo tendría que dejar algo de mi saliva en ella - le digo en un susurro mientras sigo acariciándola con cuidado.

Butch sube una de sus manos hasta mi muñeca y la agarra. Yo comienzo a sentir mi frío corazón latir a mil por hora mientras seguimos mirándonos en silencio, esperando que me dé una contestación.

Su agarre se va volviendo cada vez más fuerte a la vez que va separando mi mano de su cara. Está rojo como un tomate maduro y su mano tiembla algo mientras todavía me agarra.

Baja la mirada y dando un paso hacia atrás se remueve el pelo, nervioso como un tigre enjaulado.

-Yo... - se aclara la voz pastosa - no hace falta. Tampoco me duele tanto.

-Como quieras - le digo sin poder disimular del todo la decepción que siento.

Me aclaro la garganta y me giro rápido, cogiendo las tazas y ofreciéndole una.

-Venga, tomate esto. Vas a necesitar mucha cafeína dentro para conocer a todos mis hermanos.

Le sonrío amigablemente y algo de la tensión, se esfuma de su cara. Coge una y le da un gran sorbo.

-¿Tan malo va a ser? - me dice mirando el café.

-Malo, no. peor.

BUTCH

Trago el café aunque me quema la boca pero tengo que hacer algo para intentar tranquilizarme porque acabo de pasar por el momento más extraño de mi vida.

Lo que sentí al entrar en la cocina y verle sólo con una toalla, cayéndole gotitas de agua por la espalda desde su pelo todavía mojado mientras preparaba el café para los dos, es como si me diera una bofetada, porque lo que estoy mirando se mezcla con las imágenes que le robé anoche, mientras su cuerpo se convulsionaba entre las sábanas regalándome las imágines más sexuales de toda mi vida.

Así que, cuando se da la vuelta, tengo que distraerme y lo primero que me viene a la mente es su herida y la extraña marca que tiene a su lado, en el pectoral.

Me explica el por qué de la marca y por un momento no escucho sus palabras mientras miro su mano acariciando su piel aún húmeda.

Pero todo se disuelve como arena en un reloj cuando me toca la herida de mi labio con su pulgar, posando su mano en mi barbilla, diciéndome que puede aliviarme con su saliva.

Su. Saliva.

Y en ese momento se me seca el cerebro pues no soy capaz de pronunciar una sola palabra.

Por un segundo estoy tentado.

Sí, lo admito.

Sólo por ese preciso instante me he sentido tentado a cruzar la línea que separa la cordura de la locura y agarro su muñeca con mi mano temblorosa.

Pero no lo hago.

Saco fuerzas del rincón más hetero de mi mente para agarrarle con más fuerza y alejar su mano de mi cara.

No voy a permitirme cruzar esa línea.

Jamás.

Así que ahí estamos, los dos bebiendo con calma café en la cocina y además de tener que preocuparme por lo que me está pasando con él, ahora he de preocuparme por conocer a toda su pandilla.

Termina el café y al pasar junto a mí para ir a su cuarto a vestirse, su pecho roza mi hombro y yo estoy a punto de caerme por dejarle el espacio suficiente para que pase.

Respiro aliviado porque cada vez se me está haciendo más cuesta arriba la cercanía con mi nuevo amigo. Es un camino por explorar y me niego a experimentar con más profundidad todo lo que me hace sentir cuando su piel roza la mía.

Me hace sentir demasiado.

Y no es lo que busco. No. Para nada.

Cuando me estoy sirviendo la segunda taza de café, V aparece en la cocina. Está vestido con un pantalón de cuero y botas de combate. Lleva una camiseta negra sin mangas y está fumando un cigarro liado a mano. Apoya una mano en el marco de la puerta mientras echa el humo por la nariz.

-¿Estás listo?

-Listo - le digo dejando la taza en la mesa mientras le sigo hasta la puerta.

Salimos del refugio en silencio atravesando el túnel de la otra noche. Dejamos la puerta del garaje atrás y al abrir la siguiente no puedo contener mi cara de asombro.

-¡Por dios! esto es... magnífico.

Todo es mármol y obras de arte colgadas en las paredes, pesadas cortinas visten los grandes ventanales y un gran mosaico viste todo el suelo de la entrada.

V se dirige a la gran escalera que conduce al piso de arriba y yo le sigo sin dejar de mirar a todos lados con la boca abierta. Esto es lujo y todo lo que he visto hasta ahora, sólo calderilla barata.

V se para ante una puerta y golpea con los nudillos. Un gruñido hace de respuesta y la abre, haciéndome una señal para que le siga.

Entramos en un despacho salido de alguna telenovela, con un feo color pastel por todos lados.

Sentado en una silla que le queda ridículamente pequeña, se encuentra un vampiro todavía más grande que V, si eso es posible. Unas gafas de sol cubren sus ojos y la larga melena negra cae sobre sus hombros hasta casi tocar la mesa.

V se queda plantado frente a él y yo me sitúo a su lado, esperando.

- Así que éste es tu humano. Nuestro salvador. La verdad esperaba algo más... impactante, la verdad.

Doy un paso al frente y me encaro a él.

-Podrás ser más grande que yo, pero eso no quita que no te pueda partir los dientes de un puñetazo.

El vampiro suelta una risotada.

-Vaya, vaya, así que tu perro muerde, V, tendrás que atarlo corto o te traerá problemas.

Empiezo a mosquearme de mala manera y apoyo mis puños apretados en la mesa.

-¿En serio quieres probarme, imbécil? no me das miedo.

V me coge por la parte de atrás de la camiseta y tira de ella para que me aleje. Me mira con gesto gracioso mientras intenta calmarme.

-Te presento a nuestro rey. Wrath. Wrath, Este es Butch.

No pienso ni por un momento alargar mi mano para saludarle y él piensa lo mismo. Asiente con la cabeza y se dirige a V.

-Bueno, al menos sé por qué te gusta. Es un cabrón con los cojones muy bien puestos. Esperemos que dé la talla.

Aprieta un intercomunicador que tiene encima de la mesa mientras indica que nos sentemos. V se dirige hacia un sofá de dos plazas y ambos nos sentamos, uno al lado del otro.

-A ver, señoritas, no tengo todo el puto día, os quiero en mi despacho ¡Ya!.

No pasan ni dos segundos cuando el tío rubio, al que he bautizado como terminator entra en el despacho. Lleva puesta una gabardina de cuero que le llega hasta los pies y al verme allí, sentado con V, me mira riéndose.

-Joder, si es el poli, ¿No tuviste bastante, que vienes a por más?

-Hollywood, cierra esa puta boca y siéntate, joder - le dice Wrath en un gruñido.

El rubio pasa por delante de nosotros y le da un golpe a V en el hombro.

-Me alegra verte entero, hermano - le dice con una sonrisa.

V asiente mirándole mientras el rubio saca una piruleta del bolsillo.

Casi al momento aparece el otro que conocí. Éste va vestido como un figurín sacado de una revista de moda. Se queda algo perplejo al verme, pero mueve la cabeza en señal de saludo en nuestra dirección, sin decir una palabra.

-¿Dónde mierda está tu gemelo, Phury?

- Lo siento, Wrath, ya lo conoces, llegará en cualquier momento.

-Bien, comencemos. Todos los aquí presentes ya conocéis al humano de V así que sobran las presentaciones. Así que resumiendo: se quedará con nosotros. V ha tenido una visión y él aparece en ella. Según la visión debe estar aquí con nosotros así que...

Las palabras quedan cortadas cuando la puerta se abre de sopetón y aparece un tío salido de una pesadilla. Lleva el pelo rapado y una enorme cicatriz le cruza el rostro desde la frente hasta el labio. Juro que en el momento en que ha entrado, la temperatura de la habitación ha bajado varios grados.

De repente se queda quieto; parece oler el aire y se vuelve a mí despacio.

-Pero... ¿Qué mierda...?

Noto como V se tensa a mi lado y un sonido bajo y ronco se cuela por su garganta.

Le está gruñendo y apostaría mi vida a que si el otro vampiro da un solo paso más hacia mí, le saltará al cuello.

Por suerte, el rey vampiro, se entromete.

-Zadist, cálmate.

-¿Alguien quiere explicarme por qué hay un humano en esta casa?

Phury se acerca a él, interponiéndose entre él y nosotros.

-Tranquilo, hermano.

La hostia puta, así que él es el hermano gemelo. Por más que imagino no puedo encontrar ningún parecido entre los dos y viendo su pose de agresividad, me digo a mi mismo que debo mantenerme alejado de él. Cuanto más lejos, mejor.

Wrath da un puñetazo en la mesa para captar la atención.

-Quisiera seguir con esto y acabar cuanto antes. Zadist, este hombre está con V. Fue el que le salvó la vida cuando le dispararon y una visión de V, ha hecho que termine aquí, con nosotros.

Zadist me mira de reojo.

-Así que debemos convivir con el último ligue de V, porque a él le sale de los cojones. Muy bien. Me parece jodidamente bien.

V se levanta como un resorte y el rubio casi se traga la piruleta al intentar cogerlo. Enseña los colmillos a Zadist mientras éste le mira con aire cómico.

-El no es mi ligue, hijoputa - le gruñe mientras intenta zafarse de los brazos de Rhage - pero si en algo aprecias tu vida, te mantendrás alejado de él, porque si no, te mataré, sin importarme si eres mi hermano o no.

-Me gustaría ver cómo lo intentas... hermano.

El vozarrón de Warth interrumpe escándalo.

-A ver, sentaos de una puta vez o juro que os mataré yo mismo. Phury, controla a tu gemelo y tú, V, siéntate de una puta vez o te siento yo.

Todos hacen lo que dicen y Zadist se queda en un rincón, alejado de los demás, con su gemelo a su lado.

-Para los que hayan llegado tarde, decir que el humano ha sido la estrella principal de la última visión de V. El debe quedarse con nosotros y lo hará - mira directamente a Zadist - nos guste o no-. Ahora cambiemos de tema. Debemos salir a patrullar por la zona donde ocurrió lo de V. Hay que asegurarse si fue casualidad o hay alguien interesado en borrarle del mapa. Así que, Phury, tú irás con Zadist y Rhage, tú con V y... Butch. A ver qué es que es lo que se cuece en la calle. En eso puedes ayudar, policía. A ver qué bien lo haces, Ahora todo dios fuera de mi despacho, ¡ya!

Zadist y su gemelo son los primeros en salir y Rhage se queda a nuestro lado. Pasa un brazo por los hombros de V mientras saca la piruleta de la boca.

-Os espero en la entrada en media hora. ¿Vale?

V se deshace de su abrazo y asiente. Al pasar por mi lado, me pega en el hombro más suave de lo que me esperaba.

-Bienvenido a bordo, macho.

Y sin más desaparece por la puerta.

V y yo somos los últimos en salir y cuando comienza a andar, le cojo del brazo para que me encare.

-¿Eso qué dijiste, lo decías en serio? - le digo con un hilo de voz.

- ¿A qué te refieres?

- Lo que le dijiste a cara marcada, que le matarías si...

V no deja siquiera que termine la frase. Me agarra por el cuello con su gran mano mientras sus ojos brillan al mirarme.

- No tengas ninguna duda sobre eso, compañero. Ninguna duda.

Sin más me suelta y comienza a bajar las escaleras en silencio.

Me quedo mirándole mientras las palabras se me quedan atascadas en la garganta.

- Yo haría lo mismo por ti, amigo. No tengas dudas tú tampoco.

Le digo en un susurro que sólo yo puedo oír.

CAPITULO 6. TE ASUSTO


6. TE ASUSTO

·         VISHOUS

No tardo nada en volver a la mansión.

El Escalade parece volar entre las calles de cadwell por la urgencia que siento por ver a Warth y explicárselo todo. Mi cuerpo está eufórico al igual que mi mente.

Sé porqué estoy sintiendo todo esto. Es por él, porque ha elegido quedarse a mi lado.

Llego a la mansión, dejo el coche aparcado fuera y entro en el gran recibidor a grandes zancadas, encaminándome derecho al despacho del rey.

Golpeo la puerta y espero a que me responda.

-Pasa.

Entro en el despacho y el rey está sentado en esa horrible horterada color azul celeste.

Está serio, mirándome a través de sus gafas negras, con el largo pelo cayéndole por los hombros.

Me quedo mirándole, esperando que diga la primera palabra.

-Cómo estás V.

Su tono es demasiado relajado y eso no acaba de gustarme.

-Estoy bien, gracias. La herida...

-Dime una cosa V, ¿Dirías que tengo cara de imbécil? - me dice sin esperar si quiera que termine la frase y algo me dice que esto no tiene buena pinta.

-No sé a qué refieres, Wrath

Se levanta y planta las manazas en el escritorio con tal fuerza que no lo rompe de milagro.

-Lo digo porque si pensabais que podíais meter un humano en la casa y tenerlo en el pit sin que yo me enterara, es que en verdad creéis que, además de cara de imbécil, soy gilipollas.

Me quedo parado intentando descubrir cuál de los dos capullos me ha dejado con el culo al aire.

- Si estás pensando que Rhage o Phury han cantado, no es así. Sólo estaba esperando que vinieras tú primero a dar la cara para luego llamar a esos dos capullos. Ahora habla.

Se vuelve a sentar en el butacón y yo me quedo de pie, intentando encontrar las palabras adecuadas para empezar.

-Cuando me dispararon me encontraba solo, el humano vino a salvarme y al tocarme sentí algo dentro de mí que me obligó a traerlo conmigo.

Wrath no mueve ni un músculo, pero su pose de tranquilidad, es sin duda forzada a juzgar por los labios, el muy cabrón los tiene tan apretados que en cualquier momento le estallan.

-Lo de que te folles a humanos me importa un huevo, pero cuando los traes aquí, la cosa cambia. Estás metido en un lío de cojones.

Me jode en el alma que piense que Butch solo es alguien a quien me quiero follar. Butch no es sólo un culo bonito.

-Si quiero follarme a alguien, hay mil lugares que escogería antes que este nido de gallinas chismosas y lo sabes. Esto no tiene nada que ver con sexo.

-Entonces dime por qué.

-He tenido una visión.

-Me dijiste que ya no tenías visiones.

-Con él ha sido distinto. Debe estar aquí, con nosotros.

-¿Tuviste la visión cuando él te tocó?

Niego con la cabeza.

-Fue esta noche, mientras él dormía en la habitación de al lado.

-No importa V, por ninguna razón meteremos a un simple humano en los temas de la Hermandad. Nunca. Jamás.

Los colmillos se me alargan del todo y se los muestro en una mueca de agresividad.

-No es un simple humano... se llama Butch - le digo gruñendo las palabras.

Wrath se levanta hasta quedar frente a mí cabreado como el demonio.

-¡Joder V !- me golpea en el pecho con todas sus fuerzas - ¿Pero tú te oyes?¿Se llama Butch? me importa una mierda ¿Entiendes? una puta mierda.

Le devuelvo el empujón y me importa una mierda que sea el rey, si tengo que molerle a palos, lo haré.

Wrath no se toma nada bien el empujón pero intenta meter algo de cordura antes de que esto se nos vaya de las manos.

-No sigas por ahí, somos amigos pero recuerda que también soy tu rey.

Le vuelvo a dar otro empujón y el muy cabrón aprovecha para meter el brazo y darme un puñetazo a la altura del hígado.

Me tengo que doblar un momento para recuperar el aliento.

-Puedes pegarme todo lo que quieras, yo te patearé el culo si hace falta, hasta que me escuches. Él se tiene que quedar. Sin él... ah...perderemos la guerra. Toda la raza morirá. Créeme Wrath, lo he visto.

-¿Y se puede saber a qué se dedica ese que nos va salvar a todos?

-Es policía.

-¿Policía? ¿Has traído a un policía en contra de su voluntad a nuestra casa? ¡Por Dios, V!

Bueno, como parece que no hay manera de que se serene, voy a echar un poco más de leña al fuego.

-Se lo conté todo. Sobre nosotros. Lo que somos, la batalla que mantenemos contra los restrictores y dice que vendrá con nosotros. Nos ayudará. Me lo prometió cuando se marchó.

Gira tan rápido la cabeza que muy bien ha podido romperse el cuello.

-¡mecagoenmiputavida! ¿Donde mierda está?

-Lo dejé en la ciudad para que pudiera recoger sus cosas.

Vale, el puñetazo que me acaba de meter en la cara no me ha roto el pómulo de milagro mientras se da la vuelta poniendo las manos en la cabeza, sin duda por el color de cabeza que le estoy ocasionando.

-¿Le has contado ... a un puto policía... todo sobre nosotros y has dejado que se marche sin más?

Le dejo que despotrique lo que quiera mientras me toco la barbilla con la mano para ver si todo sigue en su sitio.

Wrath vuelve a sentarse en su trono pastel y me indica que me siente, pero estoy mejor de pie, así que no me muevo.

-¡QUE TE SIENTES, JODER!

Poso mi culo en una de las sillas enfrente de él y espero paciente el sermón.

-Como parece que todavía no te has dado cuenta del alcance de tus meteduras de pata, lo voy a hacer yo. Escucha bien -me dice mientras echa su larga melena a la espalda -has traído a un policía en contra de su voluntad a nuestra casa. Le has contado qué somos y a que nos dedicamos. Sabe donde vivimos -pega otro puñetazo en la mesa - y tú, mamón de mierda ¿Le crees cuando te dice que va a dejar toda su vida atrás para unirse a nosotros? ¿En qué mundo de fantasía vives? lo más probable es que esté de camino hacia aquí con veinte agentes más para detenerte por secuestro ¿Todavía no te has dado cuenta de que nos has puesto a todos en peligro?

Me quedo mirando a Wrath y soy incapaz de darle una respuesta porque ahora mismo ni siquiera me llega sangre a la cabeza. Acierto a levantar mi mano hacia mi perilla y comienzo a acariciármela mientras niego con la cabeza.

-No... Él vendrá... me dijo que vendría.

-Pero ¿Te dijo si vendría solo... o con compañía?.

No puedo más que farfullar porque por nada de este mundo pude llegar a pensar en que me estaba mintiendo, pero ¿Y si es así? ¿Y si he puesto a todos en peligro?

Wrath levanta las gafas mientras se pasa una mano por los ojos.

-Te das cuenta de que si no regresa todo esto acabará para ti ¿Verdad? - me susurra con algo de tristeza -tu tiempo en la Hermandad se habrá acabado. Nunca pensé que obrarías de esta manera. Tú nunca te dejas llevar.

Asiento despacio mientras me levanto. Antes de abrir la puerta me giro hacia él.

-Eres un buen rey, hermano, además de un buen amigo. Que nada de lo que tengas que hacer a partir de ahora, te obligue a pensar lo contrario.

Wrath se recuesta hacia atrás en su sillón soltando un suspiro mientras salgo cerrando la puerta con suavidad.

Con pasos cansados llego hasta la guarida.

Wrath tiene razón. Nunca me he dejado llevar por sentimientos, eso se lo dejo a mis hermanos enamorados.

Siempre me he mantenido al margen y he intentado que nadie se sienta unido a mí ni lo he querido, hasta ahora. Sólo volver a pensar en esos ojos marrones, el corazón me palpita más rápido. He metido la pata hasta el fondo. Tropiezo una sola vez y la jodo a base de bien.

Paso al lado de su cuarto y me niego si quiera a girar la vista para mirar la puerta. Me siento en el sofá de cuero, en el mismo sitio donde él se sentó para ver el partido conmigo; saco el móvil y antes de darme cuenta me veo marcando el número de teléfono que le día al poli. Empieza a sonar pero no hay respuesta, mientras, mis manos comienzan a temblar y tengo que coger el teléfono con ambas manos para que no se me caiga. Dejo que suene hasta que la línea queda muerta y el rugido de desesperación que sale de mi garganta hace que acabe tosiendo.

Seré imbécil, ¿Cómo se me pudo llegar a ocurrir que el policía quería dejarlo todo por mí? ¿Como por la virgen se me pudo ocurrir que algo bueno estaba entrando en mi vida? nada bueno me pasó en los tres siglos de existencia que tengo y nada bueno tengo derecho a tener en los siete que me quedan.

Ahora me siento de lo más tonto recordando la sonrisa que se me puso cuando me dijo que sí, que vendría aquí a seguir con su vida. Suelto el teléfono y la mesa del futbolín acaba pagando la rabia que siento en estos momentos liándome a patadas con ella y cuando acabo, me lío a puñetazos contra la pared hasta dejar mis nudillos en carne viva. Me dejo caer contra la pared intentando que algo de aire llegue otra vez a mis pulmones hasta quedar sentado en el suelo.

Mi padre debió haber acabado el trabajo, debió haberme borrado de este mundo. Me hubiera hecho un favor, el muy hijo de puta. A mí y a todos los que están a mi alrededor.

BUTCH

Llego a mi apartamento y enciendo las luces.

El aire frío de la noche ha conseguido despejarme algo la cabeza.

Ahora que estoy más relajado, las dudas vuelven a taladrarme la cabeza y el hecho de dejar toda mi vida atrás me da miedo. Un miedo del todo justificado y me siento tentado a no hacerlo, a seguir aquí, como siempre. No sé que me paso en aquel momento para decirle que sí, pues ahora estoy arrepentido y no sé cómo salir airoso de todo esto. Lo bueno es que V no sabe donde vivo y si me lo propongo, no le va a resultar fácil dar conmigo, aunque si pudo entrar en el ordenador central de la policía y descubrir el problema en el que estoy metido, no le resultará difícil averiguar mi dirección, si no la sabe ya.

Todo lo que dijo era cierto.

Mi vida como detective ha pasado a mejor vida y ese trabajo era lo que me hacía seguir adelante. ¿Y qué me queda sin eso? como dijo, guardia de seguridad o ponerme a trabajar por mi cuenta, aunque lo de vigilar a maridos y esposas infieles no me atrae en lo más mínimo.

Suspiro y me dirijo a mi habitación.

Abro el armario y saco una tabla que está suelta en el suelo. De allí saco una pequeña caja con lo único de valor que tengo en este mundo.

Una gruesa cadena de oro de la que cuelga un medallón en forma de cruz. La miro entre mis dedos y recuerdo el día que llegó hasta mí.

Mi madre me la dio el día que decidí marcharme de su casa. Estaba envuelta en un pañuelo con los dibujos ya gastados. Me tomó la mano y lo puso en ella, cerrándome los dedos en un puño alrededor de ella. "esto te pertenece, hijo mío, llévalo siempre contigo. Tal vez haga que recuperes el rumbo y vuelvas al camino"

Nunca me la puse.

Tal vez por eso nunca me sentí digno y me volqué en encontrar una razón para vivir una vida decente en el fondo de una botella de whisky.

En el salón comienza a sonar una melodía que no conozco. Agarro la cazadora de encima del sofá y rebusco en los bolsillos.

Es V.

 Me está llamando.

Su nombre permanece iluminado en la pantalla del teléfono pero no estoy preparado todavía para contestar.

-Lo siento, amigo. Necesito unos minutos más.

Lo dejo en el brazo del sofá mientras sigue sonando insistente hasta que queda mudo.

Dejo el medallón al lado del teléfono y saco del armario una vieja bolsa de lona. La dejo en el suelo y me siento en la cama mirándola detenidamente. A ver si ella me dice qué debo hacer.

Nada.

 La muy cabrona no tiene nada que decir.

Me tumbo en la cama y cierro los ojos.

La cara de V aparece en mi mente como si estuviera ante mí. El pelo negro cayéndole por la cara, esa boca de labios gruesos deja de ver una pequeña sonrisa de medio lado y esos ojos... los ojos del ángel que me miraron desde el sucio suelo de una acera mugrienta. ¿Qué rayos me hacen sentir por dentro esos ojos de hielo?

Me levanto de sopetón restregándome la cara con las manos. Tengo que dejar de pensar en él de ese modo. Es un vampiro,sí, pero tan macho como yo y pensar de esa forma en él no es adecuado. Ni normal.

Llego a la cocina y cojo un block que tengo en el cajón de la cocina. Dejo una nota escrita para José demasiado escueta. En ella le comento que voy a pasar un tiempo en Boston hasta que las aguas se calmen y que le llamaré cuando esté un poco mejor.

Dejo la nota encima de la mesa, pues me apuesto un huevo a que en un par de días vendrá a husmear por aquí al no poder localizarme. Creerá que me va a encontrar en la cama muerto por un coma etílico o algo parecido pero no puedo marcharme así sin más y dejarlo sin ni siquiera un "hasta luego".

Luego saco de uno de mis zapatos un fajo de billetes que tengo para emergencias y salgo para dejar pagado mi apartamento por seis meses más. Al casero se le dibujan en las retinas el símbolo del dólar y después de comentarle lo de mi viaje, me desea suerte sin dejar de mirar los dólares que le he dado.

De vuelta otra vez a mi apartamento, me doy cuenta de que ya he tomado una decisión sin apenas darme cuenta, así que recojo el medallón y me lo pongo con cuidado al pecho. La cruz suelta destellos dorados al ponérmela y decido que es una señal que me manda Dios, diciéndome que es mi destino y que Él lo acepta.

Meto mi ropa en la bolsa y lo poco que tengo que merece la pena que me lleve. Sólo alguna fotografía y poco más. La cierro y al hacerlo me doy cuenta de que mi equipaje es demasiado ligero, pero esta vida tampoco me ha dado mucho; espero que la nueva me llene algo más que la antigua.

Me siento en el sofá y le echo una mirada al móvil, respirando una bocanada fuerte, lo cojo y marco el uno.

Estoy llamando a mi destino. Espero que conteste rápido.

VISHOUS

Tengo que levantarme del suelo pero por más que pienso no encuentro una buena razón para hacerlo.

Tal vez abrazarme a una botella de Goose me haga sentir mejor. Me encojo de hombros mientras pienso que no pierdo nada por probar a ver qué pasa.

Llamar a una de mis sumisas está descartado de momento pues no conseguiría empalmarme aunque me la estuvieran chupando de seguido durante horas. Parece que esa parte de mí se ha desconectado del resto de mi cuerpo, salvo mientras estuve encima del policía, apretando sus muñecas e inmovilizando su cuerpo, entonces sí que la chispa de mi excitación estuvo a punto de ser notable.

O cuando me preguntó por mis colmillos y mi alimentación.

Por un segundo mis colmillos me ardieron en las encías sólo con pensar en hundirlos en su cuello y meter su sangre dentro de mí. El olor de mi excitación se hizo tan fuerte que sé que pudo olerla por cómo se llenó los pulmones con ella y vaya si me gustó que lo hiciera, que algo de mí, aunque fuera sólo mi olor penetrara en el cuerpo de Butch, quedándose ahí, debajo de su piel.

En esos momentos me sentí vivo y ahora vuelvo a estar muerto por dentro, como siempre.

Más me vale dejar de pensar y meterme entre pecho y espalda la mayor cantidad de alcohol que pueda para no pensar más, por lo menos en unas horas.

Me dirijo a la cocina y agarro una botella del armario, el vaso está descartado de momento pues necesito varios tragos seguidos que me quemen la garganta.

Al posar mi culo de vuelta en el sofá mi teléfono comienza a sonar.

Mi corazón se acelera dentro de mi pecho, se me cae la botella que rebota en el suelo sin romperse de milagro y miro la pantalla, viendo allí su nombre.

Descuelgo y me quedo esperando a que él comience a hablar.

Su voz hace que se me caliente la sangre de las venas.

-¿Hola? V ¿Estás ahí?

Inspiro para tratar de calmarme antes de hablar.

-Sí, soy yo.

-Oye...

Tiene que aclararse la voz un par de veces, se nota que está nervioso.

-Oye, si estás libre ¿Podrías venir a buscarme?

El corazón se me acaba de salir por la boca y se escapa dando tumbos por el salón y ahora soy yo el que tiene que aclararse la garganta.

-¿No te has arrepentido, policía?

Se oye un largo suspiro al otro lado de la línea.

-No... Creo que no, oye ¿Dónde estás? no te oigo nada bien, hay como interferencias.

Mi mano es la que hace ese efecto pero ahora no es buen momento para explicaciones.

-Será que la línea no está bien ¿Dónde te recojo?

-En el mismo sitio donde me dejaste, me vale.

-¿Qué pasa, necesitas otro paseo para despejarte aún más?

-Sí, algo así.

-Te recojo en diez minutos más o menos.

-De acuerdo.

Sin más cuelga el teléfono y yo me quedo mirando la pantalla hasta que se apaga. Así que quiere venir, bueno, es eso, o me está tendiendo una trampa.

Sacudo la cabeza maldiciendo a Wrath por meterme historias en la cabeza, pero sí que se le notaba nervioso y serio.

Bueno la mejor manera de saberlo supongo que será acudir a la cita, me digo mentalmente mientras cojo las llaves del Escalade para ir a buscarlo.

Sin darme cuenta mis pasos se aceleran a medida que la distancia con él se acorta.

En unos minutos volverá a estar aquí, conmigo y ahora ni el mismo infierno conseguirá separarme de él.