sábado, 30 de junio de 2012

CAPITULO 5. TE CUIDO


5. TE CUIDO

·         BUTCH

Mi cerebro no acaba de procesar las palabras que ha dicho, cuando se desploma en el suelo. Me levanto de un salto y en un latido estoy a su lado.

Tiene un corte profundo en la frente y la herida del pecho está enrojecida, con algunos puntos abiertos. Intenta levantarse pero no puede él solo, así que le ayudo. Me paso uno de sus brazos por detrás del cuello y acomodo el peso de su cuerpo en mi cadera mientras decido si acostarlo en mi cama o llevarlo a la suya.

Mejor en la suya.

Caminamos en silencio hasta llegar a su cuarto y le siento en el borde de la cama. Gotas de sudor resbalan por su rostro, mientras respira algo trabajosamente. Al final se tumba en la cama, apoyando su cabeza en la almohada y le levanto las piernas para que se quede completamente tumbado y a gusto.

Le aparto los mechones de cabello que tiene pegados a la frente por el sudor y al posar la palma de mi mano en su frente, la noto caliente, posiblemente tendrá fiebre. Él permanece con los ojos cerrados y al sentir el contacto de mi mano sobre él, la aparta hacia el otro lado, como hizo en el callejón.

No le gusta el contacto físico, eso está más que comprobado o tal vez lo que no le guste sea el contacto de mi piel humana en él.

Me levanto y me dirijo al baño y mientras camino no puedo evitar fijarme en su cuarto.

Está llena de libros por todos lados, estanterías, suelo, al lado de la cama, así como bolsas en el suelo repletas de armas.

La madre que lo pario, con todo esto podría invadir new jersey él solito.

Al llegar al baño veo que el espejo está rajado en mil trozos, también se ve algo de sangre pegada en él y el misterio del corte de su frente , está resuelto, ahora sólo queda saber por qué quiso abrirse la cabeza golpeándose contra él.

Cojo una toalla negra que hay al lado del lavabo y la mojo con agua. Llego de nuevo a su lado y me siento en la cama mientras le limpio el rostro de sangre y sudor. Parece que le alivia pues deja salir un suave suspiro de entre sus labios ligeramente abiertos, así que aunque ya está limpio, sigo pasándole suavemente la toalla por la cara y el cuello.

No le hablo porque no sabría que decirle en estos momentos y preguntarle el por qué de su encontronazo con el espejo, en estos momentos no me parece lo más adecuado, como tampoco lo es, preguntarle por las palabras que dijo cuando entró en mi cuarto.

Eso no tiene discusión, pues voy a largarme de aquí esta misma noche, así que esperaré que se encuentre un poco mejor para darle la noticia y luego desapareceré de su vida para siempre. Lo único que me pregunto es si este vampiro podrá desaparecer de la mía de igual forma.

Mientras me estoy preguntando esto, una vocecita en mi interior ya me está contestando con un "no" de lo más claro.

No sé que es él para mí, no puedo descifrar que es lo que siento cuando me mira, cuando me toca. Me siento expuesto ante él, como si pudiera leer dentro de mí sin poder ocultarle ninguna de mis miserias. Por eso tengo que alejarme de su lado. No hay otra alternativa.

Me doy cuenta de que estoy divagando y sus ojos, ahora abiertos, están fijos en mí.

-Estás bien?

Asiente con la cabeza sin dejar de mirarme.

-Tienes algo de fiebre. Deberías llamar a alguien que sepa lo que hay que hacer.

-Sólo estoy cansado... ahora mismo no siento nada, me siento como a la deriva. Como si fuera a salir flotando. No siento nada. Ni la cama... ni mi cuerpo.

-No te preocupes. Yo estoy contigo.

Sigo acariciándole la piel y bajo hacia el pecho, duro como una piedra.

Le limpio despacio con la toalla y al pasarla por su torso, sus músculos se ondulan bajo ella.

Ahora no se ve peligroso, sino frágil y todo esto me está formando un terremoto en las tripas, pues es raro de cojones sentir que esto que estoy haciendo, es lo que debo hacer.

Al cabo de un rato se gira hacia el otro lado, dándome la espalda.

-Voy a tratar de dormir un poco.

-De acuerdo. Me quedaré aquí, a tu lado, por si me necesitas.

Me quedo sentado en su cama de sábanas negras mientras su cuerpo se relaja poco a poco, hasta quedarse dormido.

VISHOUS

No puedo seguir con esto, se me agolpan sentimientos nuevos para mí, mientras él me acaricia, intentando hacerme sentir mejor y juraría que está algo preocupado por mí.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que me ha sentido así? es fácil; jamás en toda mi miserable vida. Nunca nadie ha cuidado de mí, y ahora, un desconocido hasta hace unas horas, lo está haciendo de corazón y mi mecanismo de supervivencia, que me ha mantenido al margen de todo esto toda mi vida, no sabe cómo reaccionar, así que me giro hacia el otro lado, para no verle, para no sentirle, para no cogerlo y obligarlo a quedarse a mi lado por el resto de mi vida.

Maldito irlandés, mil veces maldito por mostrarme el otro lado de la vida, ése que nunca he probado porque nadie me lo ha ofrecido y aun sintiéndolo aquí tan cerca de mí, sé que ya lo estoy perdiendo, porque las palabras que le dije antes en el cuarto, han abierto una herida y sé que va a querer irse, sé que sólo me quedan unas cuantas horas con él porque cuando me lo pida, yo seré el primero en no oponerme, aunque todo me diga que su sitio está aquí, conmigo, no puedo encerrarlo entre estas cuatro paredes hasta el día de su muerte.

Intento relajar mi cuerpo tenso y aligerar mi respiración para que me crea dormido, aunque estoy con todos los sensores activados al cien por cien.

Al cabo de unos minutos se levanta y cogiendo la manta que tengo en la sala, me tapa con cuidado. Nunca he llorado en mi vida, pero juro que en este momento sería capaz de hacerlo al sentirlo junto a mí y a la vez ya tan lejos.

Me quedo tumbado sin moverme durante un buen rato intentando descansar algo pero como no consigo que mi cuerpo se relaje, decido enfrentarme a la realidad.

He de hablar ya con Butch.

Bueno, Vishous, creo que va siendo hora de que te enfrentes a lo que temes e intentar pasar página lo antes posible.

Me levanto despacio y me dirijo a su cuarto. Aunque puede estar en cualquier parte, prefiere quedarse metido entre esas cuatro paredes.

Está sentado al borde de la cama, como todas las veces que entrado en ella.

Me apoyo en el marco de la puerta y me paso la mano por el pecho, empezando a sentir un dolor que siempre asociaré al policía.

Cuando se gira hacia mí, se levanta despacio para encararme.

-Me tengo que ir de aquí ¿Lo sabes, verdad?

Asiento despacio.

-No sé porque dijiste lo que dijiste y francamente, no me importa. Esto ya ha durado demasiado y necesito volver a mi vida.

Las palabras que me suelta son coherentes, pero no le voy a dejar marchar sin pelear, aunque sea un poco.

-He tenido una visión y mis visiones nunca fallan. Tu sitio está aquí.

El "conmigo" me lo callo.

-Me importan una mierda tus visiones - me suelta algo más alterado - yo soy policía y tengo un trabajo, una casa y unos amigos que no puedo abandonar de buenas a primeras por muchas visiones que me cuentes.

Me enderezo y le enfrento.

-Sí, una vida de puta madre con un trabajo del que estás suspendido, unos amigos que juraría que se reducen a un par de compañeros del cuerpo y una vida vacía probablemente en un apartamento de mierda. Joder, apostaría que ni te has molestado en conocer a tus vecinos de puerta. Ya lo creo que dejarías atrás una gran vida... de mierda.

El policía se cabrea y el rojo irlandés que luce ahora mismo no es de vergüenza, si no de rabia.

-Te gusta echarme toda mi mierda a la cara ¿Eh? - me dice mientras me señala con el dedo - Llegas a mi vida de sopetón, me dejas encerrado aquí y ahora vienes diciéndome que me tengo que quedar porque estoy atado a ti, cosa que no quiero ni que me expliques, así que ¿Cúal es tu plan? ¿Que me quede aquí en tu cuarto para el resto de mi vida? hasta tú mismo sabes que eso es imposible.

Me acerco tanto a él que nuestras narices casi se tocan.

-Por lo menos aquí podrías seguir luchando, como lo hacemos mis hermanos y yo. Luchamos contra humanos hijos de puta que vendieron su alma y ahora se dedican a masacrar a mi gente.

A gente inocente.

Me da la espalda pasándose las manos por la cara, confuso.

-¡Por Dios! lo estás diciendo en serio, quieres que lo deje todo por...

-Por salvar a gente inocente. Lucharías con nosotros como uno más. Serías uno más.

Se pasa las manos por el pelo revolviéndolos y dejándolos de punta.

-Oye, en serio, yo... yo no puedo decidir el resto de mi vida aquí y ahora sin ni siquiera saber qué es lo que perdería al hacerlo.

Apoyo mis manos en las caderas y agacho la cabeza, ¿Cómo le digo que todo el mundo tiene que creerlo muerto? que tendrá que desaparecer para todo el mundo como si nunca hubiese existido.

- Sólo tendrás que desaparecer.

-¡Ah bueno! si sólo es eso, no hay problema - dice riendo - ¿Pero te has vuelto loco? ¿Acaso el golpe que te has dado contra el espejo del baño te ha idiotizado? en serio, no puedes pedirme eso.

- Te lo pido y lo único que quiero a cambio es que lo pienses. He mirado en tu expediente y haberle dado una soberana paliza, por muy justificada que estuviera, a un niño de papá, sabes que te ha dejado fuera del cuerpo de forma automática, lo de asuntos internos es sólo una formalidad por la que deben pasar y lo sabes - se queda quieto y va volviéndose despacio hacia mí- y luego ¿Qué te quedará? ¿Ser guardia de seguridad en unos grandes almacenes? porque sabes de sobra que ese sería tu único destino. Aquí empezarías una nueva vida.

Se queda parado y asiente mientras le podría salir humo de las orejas de lo rápido que está pensando.

-¿Cómo sabes todo eso? - me dice despacio.

-Sólo hay que saber que teclas pulsar, poli. Tengo a mi alcance la vida del mundo entero. Incluida la tuya y sabes que todo lo que te estoy contando es verdad.

Se echa las manos a la cara y suspira como si le hubiera caído todo el peso del mundo sobre los hombros. Sabe que lo que le digo es verdad y ahora está procesándolo todo. Se sienta en su sitio favorito y hunde la cabeza entre sus manos que tiemblan de manera descontrolada.

-Tal vez tengas razón... pero esto es difícil para mí, entiéndelo.

-Lo sé.

-Sólo quiero volver a mi apartamento para recoger algunas cosas. Sólo te pido eso.

Estoy a punto de gritar de felicidad porque lo que acaba de decirme es que quiere quedarse aquí, conmigo.

La sonrisa de gilipollas que ahora mismo está adornando mi cara, haría que mis hermanos me quisieran encerrar en un psiquiátrico porque ahora sí puedo decir que soy feliz... Mierda... mis hermanos, el rey. Me acabo de acordar que esto significa que voy a tener que hablar con Wrath y no lo voy a tener nada fácil. Le he prometido al poli muchas cosas que no sé si podré cumplir pues a Wrath no le va a hacer gracia que un humano se meta en temas de la Hermandad. Tal vez sea buena idea que el poli no ande por aquí cuando hable con él, así que aplaudo su idea de querer irse a su apartamento mientras pasa el temporal.

-Por mí, ningún problema. Iremos esta noche si te parece bien. Yo aprovecharé para hablar con mis hermanos y con mi rey.

El poli suelta una risotada.

-¿Y por qué no me parece raro que haya un rey de los vampiros?

-Te aseguro que cuando lo conozcas no te van a entrar ganas de reír. Es un rompecojones de cuidado, al igual que alguno de mis hermanos.

-¿Además de terminator y pelo pantene cuántos sois?

Tengo que reírme por los apodos que les ha puesto.

Este hombre no da puntada sin hilo.

-Terminator es Rhage y el del pelo maravilla Phury, tiene un hermano gemelo que se llama Zadist y el último es Tohr. A este último no le conocerás de momento, ahora no está con nosotros.

- O sea que para defender a toda una raza sólo hay cinco guerreros. Debéis ser buenos de cojones luchando.

Alza las manos en señal de rendición.

-¡Por Dios! que esto no te dé pie para hacerme una demostración, ya tuve suficiente con la de antes - me dice mientras asoma una sonrisa en sus labios.

Me río y me doy la vuelta.

-Ya falta poco para que anochezca. Deja que me ponga algo encima y te acerco a la ciudad.

Y como son las cosas; ya no me duele la herida ni me siento mareado. Esto de la felicidad es la hostia.

BUTCH

El vampiro sale de mi cuarto a vestirse y yo me siento feliz y anhelando todo lo que el destino me tenía guardado. Me ha abierto los ojos con respecto a mi futuro y todo lo que he pensado antes ya no me parece tan malo. Creo que me voy a llevar de puta madre con él y el encontrar y hacer amistad con alguien tan diferente a mí, tal vez me nubló la mente en algunos aspectos. Sólo con José me costó meses empezar a intimar algo en nuestra relación y hacer bromas y por eso me he sentido confundido.

Ahora sólo me queda ir al apartamento a recoger algo que es muy importante para mí, dejar una nota a José sin que V se entere y unos billetes como adelanto del pago por mi apartamento por unos meses más.

Por si acaso.

Salgo de la habitación y justo cuando estoy llegando al sofá de cuero, las persianas se suben solas dejando entrar la luz de la luna. Me acerco y al observar por la ventana lo único que veo que es un gran jardín ante mí que sería la envidia de cualquier palacio real. Montones de dinero parece que grita todo a mí alrededor, montones y montones de dinero.

V sale del cuarto vestido todo de cuero, como cuando le conocí, llevando en la mano un llavero.

-¿Vamos poli?

-Vamos.

Tras teclear en el código de seguridad, la puerta se abre ante un túnel bien iluminado. Caminamos en silencio hasta llegar a otra puerta que abre.

El garaje.

Mis ojos no saben donde posarse primero, hay verdaderas máquinas de la más alta tecnología. V se dirige hasta un gran Escalade negro y se sube en el lado del conductor. Yo doy la vuelta y me siento en el suave asiento de cuero.

-Joder, menuda colección tienes aquí. Porsche, GTO, BMW...

-Son de mis hermanos.

-Entonces ¿Vivís todos juntos, estilo comuna hippie?

El vampiro se ríe.

-Sí, todos bien cuidados debajo del ala de nuestro grano en el culo preferido, nuestro rey. Pero yo prefiero mi rincón al resto del complejo. Ya sabes. Más intimidad.

Asiento dándole la razón pero deseando ver el resto de la choza por dentro.

Salimos sin ver a nadie y sin que nadie nos vea y después de recorrer una estrecha carretera, nos incorporamos a la principal. La ruta 22.

-¿Te importa si pongo algo de música?

-Es tu coche. Haz lo que quieras.

Cuando enciende el lector de cd´s al momento me arrepiento, el sonido de un rap a toda hostia llena el espacio del coche y ya ni siquiera puedo oír mis propios pensamientos. Jodida mierda de rap.

Llegamos a la entrada de la ciudad y sólo entonces baja el volumen de la música.

-¿Dónde te dejo?

-En cualquier sitio. Aquí mismo me vale, me gustaría caminar algo para despejarme.

El vampiro asiente y me tiende un teléfono móvil.

- De acuerdo. Este teléfono tiene mi número grabado. Llámame si me necesitas. En cuanto hable con el rey te llamaré para venir a buscarte ¿De acuerdo?

-De acuerdo.

V se acerca hasta la acera y pone el freno de mano sin apagar el motor.

-En serio, llámame para cualquier cosa.

-Oye, sé cuidarme yo solito, llevo haciéndolo toda mi vida. Así que no te pongas plasta. - le digo mientras salgo del coche.

-Vale, oído cocina. Para llamarme sólo marca el uno.

-Sí mamá.

Cierro la puerta y veo como el escalde se aleja a toda velocidad derrapando en el asfalto.

-A éste le venía de perlas una multa, por capullo. - me digo con una sonrisa en la boca mientras echo a andar calle abajo.

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