martes, 21 de enero de 2014

One Shot vutch "ENCONTRONAZO" Primera parte (por Ciomar y Ultrawoman)

Vishous
Salgo del Escalade dando un portazo, me quito la gabardina de cuero que pesa como un muerto y sujetándola con la mano me despido de mis Hermanos con solamente un gruñido. Ninguno me dice absolutamente nada, saben que estoy de un humor de perros, como siempre últimamente y que tocarme los cojones cuando estoy así no sería demostrar demasiada inteligencia. He acabado hasta el puto culo de escuchar el balbuceo mental de Rhage... Mary, mi Mary, mi dulce Mary... salpicado por interrupciones a intervalos regulares de un profundo sentimiento de culpa por ser tan jodidamente feliz, mientras los demás no tienen ni una milésima parte de su suerte... Me debato entre las ganas de partirme de risa en su cara o partírsela en dos por gilipollas. Como si lo que él tiene fuera tan bueno. Jodeeeeer.

Casi sin darme cuenta estoy justo frente a la puerta de la guarida. Mierda, ni siquiera recuerdo haber pasado todos los puestos de seguridad con mis innumerables malditos códigos. Me quedo congelado con la mano derecha, la que tengo que mantener alejada de todo y todos, sobre el teclado alfanumérico que la desbloquea.

Sé que Butch está dentro, otra situación de las jodidas que no creo tener fuerzas suficientes para enfrentar en este momento. Al menos hoy no percibo su angustia y frustración desde fuera de casa. Me froto la cara con fuerza con la mano izquierda, aguantándome las ganas de darme de cabezazos contra el hormigón del túnel... “casa, Casa, CASA... pero ¿cómo es posible que mi subconsciente me traicione de esta manera?, ¿desde cuándo he tenido yo una puta casa? Nunca joder... pero ahora... la tengo... donde esté el poli ahí está mi casa”.

Respiro profundamente clavándome el arnés que rodea mi pecho y el olor de Butch me llega incluso a través de la gruesa puerta. Siento como si me ahogara, así que suelto las hebillas y me quito las dagas intentando encontrar algo de alivio. Vuelvo a inhalar otra bocanada de aire tratando de captar todos los matices de su rico aroma, metiendo a patadas todos los sentimientos de culpa y asco que me produce semejante ofensa a nuestra amistad en el rincón más escondido de mi mente, mientras me permito por un instante disfrutar de algo... algo bueno que no sepa a cenizas sobre mi lengua y que me transmite una calma y serenidad que hace tiempo que me han abandonado.

Me pongo en marcha e introduzco el maldito código de acceso. Mientras abro la puerta y el aire de la guarida me golpea en la cara, respiro de manera pausada y profunda, intentando exprimir al máximo este poco habitual momento de calma antes de la tormenta... algo me pone en alerta, me detengo en el pequeño espacio que ejerce de recibidor antes de llegar al salón con su tele y sus enormes sofás de cuero. Saco una de mis dagas con un movimiento rápido y dejo caer la cazadora y el arnés al suelo. No hago ni un solo ruido y continúo respirando pausadamente mientras intento extender todos mis sentidos y averiguar qué va mal.

Entro en barrena mental de pronto, algo pasa con Butch... “¿Dónde está Butch?”. De un sólo vistazo recorro toda la guarida... Vasos, botellas, revistas, ropa tirada por todos lados... ni rastro del poli... oigo un ruido apagado una especie de gemido ahogado y salgo disparado hacia la puerta entreabierta de la habitación del poli.

Se retuerce sobre las sábanas profundamente dormido. Al parecer se quedó como un tronco después de darse una ducha. La toalla que había envuelto alrededor de sus caderas apenas cubre su desnudez. No puedo evitar sentirme como la cosa más inmunda del mundo al no ser capaz despegar mis ojos de esa piel expuesta, regodeándome en el vello oscuro que adorna el centro de su pecho descendiendo hacia sus abdominales. Es como si me indicara el camino a aquello que más deseo, mientras no puedo dejar de percibir la tensión y la angustia que emanan de él... “Joder, soy un puto monstruo. Babeando por mi amigo hetero mientras lo está pasando realmente mal.

Me acerco al fin. El poli hace una inspiración profunda y se relaja de golpe estirándose sobre el colchón de pronto tranquilo. Llego al borde de la cama y justo cuando estoy a punto de agarrarle del hombro para darle un meneo y despertarlo, se le escapa un pequeño jadeo mientras dobla una pierna y arquea la espalda... La hostia puta, esa toalla apenas si se mantiene en el sitio lo suficiente como para cubrir la enorme erección que hace unos segundos no estaba allí. El olor de la excitación de Butch casi hace que me caiga de bruces, sin querer abro la mano y la daga se me escapa aterrizando sobre la alfombra, sin hacer ruido. Mi polla se hincha inmediatamente en respuesta y el olor a deseo escapa en oleadas de mi piel. Me siento arder, parece que las llamas me consumen por dentro como si estuviera a punto de explotar.

El poli inspira de nuevo hinchando su enorme pecho y gime mientras eleva las caderas, deslizando la maldita toalla lo justo como para que pueda tener un atisbo de su inflamado sexo. Creo morir en el sitio cuando se le escapa mi nombre en un gemido bajo y grave que parece acariciar directamente toda mi longitud, de la base a la punta.

"Dilo otra vez Butch… venga poli... di mi nombre de nuevo" la perra de mi mente le grita a voces dejándome prácticamente sordo. Y Butch lo hace. Lo dice de nuevo mientras le miro directamente a la cara.

“No puede ser... Esto no está pasando... No a mí desde luego. ¿Butch… me desea?” De pronto el poli abre los ojos y me abrasa con esa mirada avellana que en ese momento destila sexo y pasión.



Butch
Otra vez solo.

Los demás han salido a patrullar las calles y a mí me ha tocado quedarme de descanso. Descanso, puta palabra vacía y sin ningún sentido. Paseo por la sala mientras escucho el sonido de los ordenadores de V, trabajando sin parar aunque él esté fuera y al final me rindo, como cada noche que me encuentro solo. Me dirijo como una flecha al mueble bar dispuesto a dar buena cuenta de una o varias de las botellas de whisky del armario.

Están colocadas junto a las botellas de vodka de mi compañero de cuarto. Todas juntas, alineadas en un orden casi psicótico por el vampiro cabrón que de la noche a la mañana se ha convertido en alguien indispensable en mi nueva vida. Recorro con la punta de los dedos la hilera de cristal y al final cojo una de whisky y un vaso alto. Me siento en el sofá y dejo que mi mente comience a nublarse con mi inseparable amigo el alcohol. A veces me pregunto cuando mi cuerpo dirá "basta" y dejará de funcionar, pues todo en esta vida tiene un límite y yo hace muchos años que lo he cruzado. Dejo que el líquido pase por mi garganta mientras noto como me quema y me relajo después de unos minutos cuando comienzo a sentir la bendita rendición de mi cuerpo ante el efecto relajante del alcohol.

Seguro que estaré rozando la inconsciencia cuando V regrese de patrulla y la verdad, no me apetece que tenga que ser él quien me ayude a levantarme del sillón y meterme de una patada en el culo a la ducha. Últimamente me siento un poco extraño cuando me toca, no sabría decir por qué, o no quiero indagar demasiado en ello pero creo que me levantaré yo solo y como un niño bueno, me ducharé y me meteré en el catre. Además, así no tendré que aguantar otro de sus discursos sobre el abuso de la bebida en un simple cuerpo humano. Dejo la botella encima de la mesa y el simple hecho de inclinarme hacia delante hace que la cabeza se me vaya por un segundo de vacaciones. "Joderrrr... venga, inténtalo de nuevo… tío, que no se diga..." me digo a mi mismo entre risotadas de borracho empedernido.

Al final decido que lo mejor es que me vaya desnudando justo aquí y luego, si soy capaz, me arrastraré como pueda hasta la ducha. Me saco la camiseta y la arrojo al suelo sin ninguna ceremonia a la vez que me saco los zapatos, tirándolos allá donde coño caigan mientras le siguen los pantalones. Me cuesta dos intentos poder levantarme y me dirijo tambaleante hacia el cuarto de baño. Llego a la puerta y de milagro consigo deshacerme de los boxers sin caerme de morros contra el suelo y al final consigo mi meta. Meterme en la puta ducha.

Dejo que el agua resbale por mi cuerpo y a saber por qué, mi mente me trae a V sin aviso previo aquí, a este minúsculo espacio. Me pregunto si se encontrará bien. Últimamente está algo raro, bueno... más raro de lo normal y cuando estamos juntos es como si nos rodeara una extraña atmósfera que echa chispas a nuestro alrededor. A veces noto que me mira cuando piensa que yo no me doy cuenta y si intento cazarle haciéndolo, desvía sus ojos hacia otra parte y eso por alguna razón me molesta. Mucho.

No puedo entender la razón de ello, tan solo sé que le pasa algo conmigo y me muero por saber qué es porque quiero tenerle a mi lado, porque estamos pegados el uno al otro, porque.... mierda... porque por mucho que lo piense, no sé que me pasa con él. Solamente quiero verle bien, feliz a su manera. Ya sé que son pensamientos raros hacia un amigo, pero sinceramente es lo que me sale.

Salgo de la ducha, me pongo la toalla en las caderas y me dejo caer encima de las sábanas mientras el sueño se apodera de mi cuerpo y en pocos minutos me quedo frito con mi compañero en el pensamiento. Las visiones se suceden en mi cabeza y las putas pesadillas post borrachera aparecen en mi mente para turbarme con la imagen de mi hermana tirada en el suelo ensangrentada, cruzándose con otras de ella despidiéndose de mí, con su vestido de flores mientras se mete en ese puto coche con los que le arrebataron la vida de la peor manera posible. Intento por todos los medios impedir que se suba, conseguir que se quede conmigo, mientras me retuerzo en el colchón sin casi poder respirar.

Al final consigo meter una bocanada de aire en mis pulmones y el olor a tabaco turco y a macho se cuela dentro de mi cuerpo y el sueño da un giro radical. Hacia Vishous. Sigo respirando y comienzo a notar como mi cuerpo se relaja a la vez que mi polla comienza a tensarse sólo con ese olor. Noto su mirada por mi cuerpo desnudo como si me acariciara y mi columna se curva mientras me sale un jadeo. Por alguna razón que no comprendo quiero sentir sus manos en mi piel.

—Vishous... —Susurro mientras jadeo al sentir sus manos en mi piel, abrasándome con su tacto caliente.

Las imágenes se vuelven nítidas en mi mente y alzo las caderas buscando su toque más abajo, justo en mi entrepierna mientras mis sentidos se vuelven lava ardiente sólo de pensar en que puede estar tocándome realmente.

Siento el roce del cuero bajando por mis costillas y las yemas de sus dedos desnudos enroscándose en el vello de mi estómago y cómo me está gustando. Ahora mismo no tengo dudas, ni preguntas estúpidas. Solamente quiero sentirle allí donde me hace más falta. Lo quiero besando mi piel, lamiéndome, lo quiero destrozándome de placer mientras me corro en su boca.

—Ahhh... Vishous... —vuelvo a gemir cuando sus labios succionan mi glande hinchado, mientras mi cuerpo se retuerce ansiando cualquier cosa que venga de él.

En ese justo momento despierto y abro los ojos, con las imágenes del sueño bien calentitas en mi mente. “Joderrrrr... ¿Sigo soñando o realmente tengo a V parado ante mí mirándome mientras tengo un sueño de lo más guarro con él?... Pues va a ser que sí…” Lo tengo parado al lado de mi cama, mirándome sin pestañear y yo con una empalmada del quince, casi a punto de correrme soñando con él.

“Valeee, Butch, ¿a ver cómo sales de esta, campeón?” Me digo a mí mismo mientras con manos torpes intento tapar mis pelotas y mi polla firme como el asta de una bandera. Me levanto de la cama de un salto notando como el puto sonrojo comienza a teñirme la cara y maldigo en silencio del primero al último de mis antepasados.

—V... joder... tenía... tenía una pesadilla. —Murmuro muerto de vergüenza, rezando porque no me haya salido su nombre en voz alta mientras soñaba.

Intento asegurar la puta toalla en mis caderas pero la muy hijaputa no se para en su sitio así que me quedo agarrándola con las dos manos, mirando al suelo. V no se ha movido ni un milímetro y cuando le digo que he tenido una pesadilla, noto como su cuerpo se tensa y se da la vuelta, queriendo salir de la habitación. En un gesto involuntario, una de mis manos suelta la toalla y le agarro del brazo, haciendo que se gire hacia mí.

Cuando logro mi objetivo alzo mi mirada a la suya y me doy cuenta de que estamos como muy juntos... tanto, que puedo ver perfectamente una línea azul marino que bordea sus iris transparentes y que no había visto hasta ahora. Trago saliva haciendo ruido con mi garganta y me quedo así... mirándolo sin pestañear y sin movernos así nos parta un rayo a los dos.



Vishous
Su mano sobre mi brazo genera una corriente eléctrica que me recorre toda la columna y sus ojos me atrapan más firmemente que miles de cadenas. Me siento arder y sin saber cómo, me encuentro con la mano izquierda enredada en su pelo castaño, inclinándole la cabeza hacia atrás, obligándole a entreabrir los labios para ser capaz de meter aire en sus pulmones.

Tengo la respiración entrecortada mientras elevo mi mano enguantada y recorro su fuerte mandíbula. El pelo incipiente de su barba raspa contra el cuero y sujeto su barbilla con los dedos de manera brusca. El jadeo que se escapa entre esos carnosos labios casi me deshace por completo, pero es su otra mano agarrándome la cintura y el ruido de la maldita toalla cayendo a plomo al suelo, lo que acaba por hacer que pierda el control del todo. “Butch... mi poli... POLI... MI BUTCH.”

Un ronroneo profundo brota de mi pecho y rozo mis labios contra los suyos. Son justo como siempre soñé, llenos, con sabor a Whisky... suaves. Todo raciocinio me abandona y aprieto más nuestras bocas antes de deslizar la lengua en su interior cálido y húmedo robándole todo el aire. Tiro de su pelo acercando su cuerpo más a mí y noto su erección latiendo atrapada contra mi cadera. Bajo la mano derecha hasta su culo agarrando su nalga y un gruñido de aprobación se escapa por mi garganta cuando siento su jadeo en respuesta.



Butch
De repente me agarra del pelo tirando hacia atrás, mientras su mano enguantada sujeta mi barbilla con fuerza, haciéndome daño. Se me escapa un jadeo sin poder contenerlo y mi mano le apresa la cintura. La toalla termina a mis pies sin darme cuenta mientras mi erección palpita contra el cuero de su pantalón.

Oigo su ronroneo felino y al momento no puedo enfocar su cara.

Joder... siento sus labios contra los míos y una corriente eléctrica atraviesa mi cuerpo de arriba a abajo hasta concentrarse en mi polla. V aprieta aún más su boca contra la mía y cuando desliza su lengua dentro de mí y degusto su sabor el corazón se me detiene en seco y el aire abandona por completo mis pulmones.

Es algo distinto a todo lo que he experimentado en mi vida. Su perilla me roza la barbilla y sus dedos enredados en mi pelo me obligan a levantar la cara para que pueda besarme con mayor facilidad mientras su otra mano baja por mi espalda hasta llegar a mi culo, apretando una de mis nalgas con fuerza. En ese momento me doy cuenta de que estoy besando a otro tío, uno más alto y mucho más fuerte que yo. Alguien que está equipado entre las piernas con el mismo arsenal que yo y de un empujón intento apartarlo de mí.

Como si quisiera derrumbar una pared de hormigón. Exactamente lo mismo. Me retuerzo y consigo separar mis labios de los suyos y él al final se da cuenta y se aparta como si yo estuviera envuelto en llamas. Su respiración es fuerte y sus ojos brillan con la fuerza del deseo que ahora mismo está sintiendo.

Pero no hace nada. Se queda parado frente a mí y yo me quedo mirándolo mientras mi respiración se acelera y es lo único que se oye en la habitación. Estoy desnudo frente a él y la erección que tengo dice mucho más de lo que yo puedo en este momento. Así que no digo nada.

Simplemente estrello mi puño en su cara y el muy cabrón ni siquiera se mueve, sólo se pasa la mano enguantada por la nariz y al ver su sangre allí, saca la lengua y volviendo a mirarme, lame el guante despacio. Mis ojos se quedan pegados en esa imagen y soltando una maldición, le agarro de la camiseta, retorciéndola tanto en mi puño que se la saco del pantalón y la empujo hacia arriba, dejando parte de su estómago al descubierto.

—Capullo... Cabrón de mierda... —le rujo antes de volver a estrellar mis labios contra los suyos, degustando el fuerte sabor de su sangre en mi boca mientras sus colmillos chocan con mis dientes y me desgarran el labio inferior.



Vishous
Tan centrado estoy en lo que siento con ese beso que tardo en darme cuenta de que Butch se tensa e intenta alejarse de mí. Le suelto inmediatamente como si quemara y me quedo congelado en el sitio igual que si me hubieran tirado un cubo de agua helada por encima “¿Cómo puedo ser tan jodidamente hijoputa?”

No soy capaz de reaccionar en absoluto. Butch destila confusión y cabreo a partes iguales tomando una posición defensiva, con el torso ligeramente inclinado hacia el frente después de haber retrocedido un par de pasos, enseñándome su cuerpo gloriosamente desnudo y… “¿Qué… demonios?” Asombrado, compruebo que continúa completamente empalmado. “El muy cabrón está bien… muy bien dotado.” Me señala mi muy diligente y pervertida mente.

Le observo expectante, paralizado… acojonado. No muevo ni siquiera un músculo cuando echa el brazo hacia atrás y veo el puño acercándose a mi cara, desde luego no es la reacción que esperaba en ese momento. El dolor florece extendiéndose desde mi nariz por toda la cara y siento un hilillo de sangre gotear hasta la barbilla, lo que acaba por cabrearme del todo.

No había estado de tan mala hostia en muchísimo tiempo, como en putos siglos joder. Me paso la mano enguantada por la cara limpiando la sangre, miro el guante manchado un instante y saco la lengua para lamerlo lentamente. Casi puedo ver las pupilas de esos enormes ojos avellana dilatarse hasta ocupar prácticamente todo el iris antes de que el poli saque su lengua a pastar y me pille totalmente desprevenido agarrándome de la nuca para poder estrellar su boca contra la mía.

No es un beso, es un jodido encontronazo. Mis colmillos extendidos al máximo desgarran su labio inferior y en el instante en que el sabor de su sangre roza mi lengua, mi cuerpo toma el control. Un rugido animal como nunca he proferido me destroza mientras sube por mi garganta. Me separo de manera brusca del poli, terminando de arruinar con mis colmillos la delicada piel de su labio.

La sangre empieza a extenderse por su barbilla, deslizándose por su cuello, chorreando hasta su pecho. A más velocidad de la que nunca me he movido, sujeto las muñecas del poli levantándole los brazos por encima de la cabeza y le empujo contra la pared más cercana. Junto sus muñecas para poder sujetarle sólo con la mano derecha y con la otra en el centro de su pecho le mantengo quieto mientras me inclino para quedar a centímetros de esa bocaza de listillo que tiene.

Sin apartar la mirada de él, me muerdo el labio inferior y chupo la sangre que lo tiñe de rojo, el sabor de Butch junto con el mío es… jodidamente correcto. Cierro los ojos con fuerza y dejo que mi lengua salga lentamente de entre mis labios limpiando todos los restos… “MÁS.” Cierro la pequeña distancia que nos separa y lamo la barbilla de Butch. Su barba es áspera contra mi lengua, pero su sangre hace mis venas vibrar. El pecho se me llena con un ronroneo rítmico y profundo, otro sonido que no había escuchado saliendo de mí en toda mi vida. Subo hasta su boca y succiono su labio destrozado dando un fuerte tirón, bebiendo más de él antes de lamerlo suavemente para cerrar las profundas heridas.

Butch jadea de pronto e intenta empujar contra mis manos, una batalla perdida desde el principio porque no conseguirá que me mueva ni un ápice. Con una parsimonia que no tengo ni idea de dónde ha salido, continúo lamiendo de manera obsesiva la delicada piel hasta cerrarla del todo y por un momento un sentimiento cálido llena ese hueco que siempre he tenido en el pecho, superando y acabando con el intenso cabreo que sentía hace un momento.

No abro los ojos, no quiero averiguar qué es lo que le está pasando por la cabeza a mi poli… “Mi Poli joder… Mío…” continúo lamiendo, introduciendo la lengua entre sus labios entreabiertos y una extraña sensación de calma se apodera de mí. Como si el tiempo se hubiera detenido en este preciso momento que jamás creí que podría vivir. Butch ya no empuja contra mí, abre la boca, me acepta en su interior y yo me pierdo en ese beso, diferente a todos los que he dado en mi vida. Suave, dulce, lento.

El tiempo se acelera de manera vertiginosa, el corazón del poli a punto de explotar bajo mi palma, su respiración entrecortada y superficial, los pequeños gemidos escapándose entre nuestros labios, sus manos cerradas en puños contra la pared, el increíblemente erótico aroma a deseo que desprende cada uno de sus poros… todo se confabula para que decida de manera consciente tirarme de cabeza a un pozo que sé de antemano que se encuentra vacío. El golpe al llegar al fondo va a ser tan duro que no sé si podré recuperarme, pero que me jodan si este único momento entre nosotros no merece la puta pena. “Ya me preocuparé de ello cuando Butch recupere la cordura y la mierda golpee de lleno el ventilador. ¿Cierto?”

Y me dejo llevar. Dejo de empujar con mi mano desnuda y la deslizo por su cuello para llegar a su nuca y acercarlo más a mí. Acaricio con el pulgar esa palpitante vena azulada que tantas veces he observado de lejos y la bajo de nuevo recorriendo su enorme pecho, enredando los dedos entre el vello oscuro. Llego a su pezón derecho, lo rodeo y acaricio sintiendo como se endurece para mí. Lo pellizco con la presión justa para que roce el límite del dolor y su jadeo de sorpresa ahogado hace que se me escape un corto gemido en respuesta.

Mi mano sigue explorando traviesa y se desliza por su costado mientras Butch arquea la espalda todo lo que la mano que tengo sujetando sus muñecas le permite. Intento concentrar todos mis sentidos en lo que me trasmite la piel tensa de su costado y los músculos duros de su espalda sin dejar ni por un momento de seguir poseyendo su boca y su lengua. Bajo lentamente por su columna y vuelvo a agarrar su nalga con fuerza pegándolo a mí. Siento su polla creciendo aún más, palpitando contra mi muslo, se siente como hierro al rojo incluso a través del cuero.



Butch
V se separa de mí de un modo brusco y sus colmillos terminan por desgarrarme el labio del todo. Siento la sangre recorrerme las barbilla y el cuello, acariciándome la piel como me gustaría que lo hiciera él, caliente y húmedo como ahora lo estoy sintiendo.

Me siento extraño, cachondo de un modo que nunca imaginé por otro hombre. Tal vez haya perdido del todo la razón. Tal vez mi vida de excesos me está pasando factura y la parte racional de mi cabeza se ha fundido del todo y ya sólo me queda sentir.

En un movimiento que no puedo calcular, me agarra de las muñecas y recibo un fuerte golpe en la espalda al hacerme chocar contra la pared del fondo. Mi respiración pierde el ritmo y el corazón en vez de latir, se dedica a dar tumbos dentro de mi pecho cuando mis ojos se encuentran con su cara.

Por dios, lo que tengo ante mí es la versión salvaje de V, gruñendo, empujándome el pecho con su mano desnuda abrasándome del calor que despide, manteniéndome contra la pared para que no pueda moverme, para que ni siquiera pueda rozar mi piel contra su cuerpo y me mira fijamente, clavando en mí esos iris que me hipnotizan. Desgarra su propio labio para después pasar su lengua por él y sólo esa imagen hace que mi polla se tense más aún, haciéndome gemir sin que pueda evitarlo.

Luego le veo acercarse más, hasta que no puedo centrar la mirada en él pero no llega ni a rozarme. Y es entonces cuando siento su lengua en mi barbilla, lamiendo el reguero de sangre que la atraviesa mientras un ronroneo vibra en su pecho. Yo me tenso e intento soltarme de su agarre, no sé si es para alejarlo de mí o para acercarlo todavía más y de pronto su boca se estrella de nuevo contra la mía, succionándome fuerte el labio para un momento después acariciarlo suavemente con su lengua, cerrando la herida.

Me siento arder por dentro de una manera que jamás imaginé. Sus labios llenos, su lengua caliente invadiéndome, su cuerpo tenso como el acero a un suspiro del mío. La cabeza comienza a darme vueltas, los gemidos de placer se escapan de mi boca y entran en la suya, queriendo, deseando tener más de él, del modo que sea.

Intento soltarme de su agarre pero aunque empleo toda mi fuerza no soy de capaz de moverme un sólo milímetro mientras él me lame con una tranquilidad que logra sacarme de mis casillas y entonces, me rindo del todo. Abro más la boca y dejo que la inunde con su lengua en un beso sentido, de amantes. El corazón me sigue dando martillazos dentro del pecho hasta casi romperse dentro de mí.

Su mano comienza a acariciarme lentamente el cuello para luego bajar por mi pecho y enredarse en mi vello. Sus dedos atrapan mi pezón y el muy cabrón se endurece bajo su duro toque, rozando el dolor. “Diooooss.” El jadeo que se me escapa, mezcla de sorpresa y placer me hace enrojecer. Él me responde con un gemido y sé que esto se está convirtiendo en una bola de nieve bajando por una ladera. A cada minuto más grande y más difícil de parar.

Sus dedos dejan de tocar mi pezón y se dirigen a mis costillas. Curvo la espalda intentando llegar hasta él pero su agarre me lo impide y yo ya pierdo la noción de todo, del lugar, del tiempo... solamente quiero más, y que el diablo me lleve bajo sus negras alas si lo entiendo.

Baja por mi espalda, recorriendo toda mi piel y cuando me agarra con fuerza la nalga y me pega a él, me doy cuenta de que me falta un suspiro para correrme contra el cuero de su pantalón. Me la noto dura como el acero y por dios que necesito algo de fricción justo allí, de su mano, de su boca... de la parte que sea de él. Una gota de humedad resbala por mi glande hinchado y con un movimiento no tan involuntario como me gustaría creer que es, alzo las caderas en respuesta hasta que logro acariciar la piel desnuda de su vientre que su camiseta desarreglada deja descubierta por encima del pantalón. Mi toque parece quemarlo pues tiene que separarse de mi boca para soltar un largo suspiro y apoya su frente en la mía.

Vamos, dámelo joder. Hazme lo que sea, pero déjame sentirte como jamás volveré a dejar que lo hagas.” Le grito en silencio, deseando que mis pensamientos entren en su cabeza. Él sigue respirando pesado, quemando con su aliento mi rostro, acariciando con sus mechones mi mejilla, haciéndome daño mientras clava sus dedos en mi culo. Lo desea, joder, estoy seguro que se muere por seguir pero hay algo que lo frena de algún modo y tengo que ser yo el que dé alguna pista.

—... V... —más que una sílaba, es un gemido lo que ha salido de mi boca mezclado con su nombre.

Vishous separa la cara de mí y veo sus ojos brillando como bengalas mientras su dura erección se clava en mi cadera, inmensa, deseando abrirse paso por donde sea capaz. El agarre en mis muñecas vuelve a intensificarse y suelta mi culo para agarrarme del pelo con fuerza, haciendo que me sea imposible separar mis ojos de los suyos que brillan como estrellas. Su gesto serio me descoloca un poco y cuando de sus labios sale la pregunta que más miedo me da contestar, me quedo paralizado mientras una fuerte discusión entre mi cerebro, mi corazón y mi polla me dejan casi sordo.

“Dios... y ahora… ¿A cuál de ellos hago caso?”



Vishous
A pesar de mi presa en él, Butch consigue elevar las caderas hasta que siento su sexo mojar mi piel. Es… demasiado…” Como si me ahogara, algo bajo mi piel parece querer estallar por todo mi cuerpo. Sé que estoy a instantes de perder el poco control que me queda. Me separo de la boca de Butch para recuperar el aliento, apoyándome contra su frente. Entonces, de pronto, la mente del poli se abre por completo a mí, gritándome como si me lo estuviera diciendo a viva voz.“Vamos, dámelo joder. Hazme lo que sea, pero déjame sentirte como jamás volveré a dejar que lo hagas

Cierro los ojos apretando fuertemente, como si con eso pudiera mantener en pie los diques que yo mismo he minado. Acabo de ver el fondo seco y sucio del pozo al que decidí tirarme. “Era… demasiado… bueno… Ya lo sabías… ¡Imbécil!”

El corazón me late desacompasado, errático. La sensación extraña en mi piel se vuelve dolorosa. La respiración se me agita. Inhalo profundamente y el fuerte aroma del poli me llena los pulmones, mi polla late y se endurece mientras moja el cuero. Su olor es masculino, con el trasfondo del deseo potenciando sus matices, picante y persistente. Hace que algo en mí clame por él. Por su bocaza de listillo, por su mente despierta, su irresistible humor negro, por su cuerpo, su corazón.

Aprieto las manos sin darme apenas cuenta, sujetando con más fuerza sus muñecas, magullando hasta clavar los dedos en su culo. Separo mi rostro de él soltando el aire lentamente y sé que no hay vuelta atrás para lo que ha sucedido hoy aquí. Acabo de firmar mi condena en vida. Abro los ojos para encontrarme con el profundo avellana que anhelaré por siempre, a distancia, en segundo plano. No puedo controlar el impulso de darle lo que me pida. Suelto su trasero de pronto y le agarro fuertemente del pelo echándole hacia atrás la cabeza, apretando todavía más sus muñecas.

—Escúchame bien, Butch… —la respiración acelerada me hace hablar entrecortado, —Porque esta… va a ser la única oportunidad… no lo voy a preguntar nunca más… ¿qué quieres de mí? —Mi voz tan grave y cargada que no puedo ni reconocerla.

Le miro fijamente a los ojos, las pupilas comiéndose casi por completo la calidez de sus iris. Está completamente tenso, quieto como no le he visto nunca. Sólo el latido de su corazón, palpitando a través de su sexo contra mi piel desnuda, contradice esa impresión. Su mente vuelve a estar cerrada a mí y casi lanzo una plegaria en agradecimiento por ello. No necesito descubrir las verdaderas razones por las que esto está pasando. Este único momento compartido entre nosotros, que yo atesoraré para siempre y él se esforzará en olvidar.

—Háblame Poli. —Le susurro acercando los labios a su oído —Dime… ¿qué deseas?… ¿qué necesitas?… —Saco la punta de la lengua y recorro el contorno de su oreja lentamente.

Butch parece volver a la vida de pronto y deja escapar un gemido largo y bajo. Suelto su pelo y le masajeo la nuca mientras me separo para poder mirarle a la cara. Su gesto de deseo por un momento consigue que casi me olvide de que es solamente por esta vez. Vuelvo a llegar hasta ese impresionante culo y hundo los dedos en la redondeada carne. Lo acerco más a mí aumentando el roce y la presión y no puedo evitar la sonrisa de medio lado que me llena los labios al verle echar la cabeza hacia atrás, entornando los ojos con un fuerte jadeo escapando de su boca abierta.

—¿Es esto lo que necesitas, Poli? —siento como empuja con las caderas y retrocede para volver a empujar intentando generar un ritmo.

Suelto su trasero y su movimiento de vaivén se vuelve cadencioso y fluido. Subo la mano de nuevo hasta su pecho. Recorro su piel notando la fuerte musculatura ondularse bajo mi mano hasta llegar a su pezón, pellizcándolo de nuevo con fuerza y consiguiendo que arquee todavía más la espalda. Vuelvo otra vez a abrir mi mano desnuda sobre su esternón, sintiendo el aleteo incontrolado de su corazón.

—Responde. —le digo al empujar firmemente su torso contra la pared, dejándolo inmovilizado por completo. —Ahora.



Butch
—Háblame poli. Dime... ¿qué deseas?... ¿qué necesitas?... —Siento el roce de su perilla mientras me susurra.

Cuando la punta de su lengua roza el contorno de mi oreja un escalofrío me recorre el cuerpo y un largo gemido se escapa de mis labios entreabiertos. La mano que me acaricia la nuca baja por mi columna hasta llegar a mi culo, clavando los dedos con fuerza en mi piel. Me acerca más a él y ese contacto me hace echar la cabeza hacia atrás, moviendo mis caderas contra él, buscando algún tipo de alivio por pequeño que sea. La cabeza me da vueltas, su olor está haciendo perder el rumbo a la parte racional que me dice que esto debería parar porque a cada minuto que pasa, se convierte en algo más peligroso y prohibido.

—¿Es esto lo que necesitas, Poli? —me vuelve a susurrar mientras mis caderas se mueven contra él y se me nubla la vista por completo.

Sube la mano por mi pecho y al atrapar de nuevo mi pezón y apretar con fuerza curvo completamente la espalda, pero la sensación de alivio que siento ahora se pierde cuando vuelve a empotrarme contra la pared mientras su voz ronca ordena. V está tenso, hay instantes en que su mirada parece triste, pero es algo tan fugaz que no podría asegurar si es cierto o solamente fruto de mi imaginación desbordada.

—Responde. Ahora. —Cierro los ojos con fuerza.

Siento cada gota de sudor que resbala por mi cuerpo como si fuera su lengua. Cada vez que se mueve, siento esa ligera brisa como si fuera su aliento en mi polla. Su olor se mete en mi cuerpo y cada vez que inspiro es como si lo tuviera pegado a mí, aliviando ese dolor que siento en todo el cuerpo y que solamente él es capaz de calmar.

“¿Qué necesito?” Miro y lo veo ante mí, esperando a que diga las palabras correctas, incluso ansioso por ello. Su pulgar enguantado me acaricia el pulso de la muñeca casi con ternura, pero el gesto de su cara sigue frío, distante, como si estuviera esperando el momento en que le diga “para”. La presión que ejerce en mis muñecas no me gusta. No quiero sentirme atrapado, pero temo que si le digo que me suelte, él lo haga, porque dentro de mí sé, que él jamás cruzará la línea roja sin mi permiso. Podrá imponer su voluntad a cuantos le rodean pero si le digo “suéltame”, él lo hará en ese mismo instante.

Comprendo al fin que aunque V sea quién me tiene inmovilizado, una palabra mía haría que me dejara libre. Pero entenderlo me hace temer mi reacción. Lo miro intentando fijar la vista en sus ojos. Me siento mareado, me siento prisionero y me siento perdido. Y si en este momento se fuera y me dejara así...

Abro la boca pero no soy capaz de articular palabra. Me paso la lengua por los labios resecos y él deja de respirar, pero tiene tal autocontrol sobre sí mismo que sólo me doy cuenta de lo mucho que le ha afectado cuando sus ojos se abren ligeramente y sus pupilas brillan por un instante.

—V... —Sus ojos siguen clavados en mi boca y veo asomar la punta de sus colmillos entre sus labios. Los tiene completamente alargados y sólo pensar en lo que podría hacerme con ellos hace que de nuevo mis caderas se impulsen hacia delante encontrando solamente vacío.

—Necesito... —cuando digo esa palabra por fin sus ojos se separan de mis labios.

Me mira serio, sin dejarme adivinar qué es lo que está pensando en ese momento. Tan seguro, tan dueño de sus reacciones... ahora comprendo qué se siente al someterse a él, por qué sus sumisas vuelven corriendo cada vez que él lo ordena. Porque tan sólo una mirada suya hace que pierdas la perspectiva del mundo real y solamente te quede el anhelo de sentirle a él. “Ya sé que necesito. Sentirle. Tan fácil como eso.” Tomo una bocanada de aire y siento el rubor teñir mi cara.

—Necesito... sentirte... —le confieso con la voz rota de deseo —Necesito sentirte de la manera que sea y que el infierno me lleve por esto, pero sé que si no lo hago, llegará el día en que me arrepienta. —Me mira por un momento sin mover ni un puto músculo, sólo sus colmillos se hacen todavía más evidentes entre sus labios, como si se dispusiera a atacarme.

Parece crecer varios centímetros al inspirar fuerte, echando ligeramente la cabeza hacia atrás mientras cierra con fuerza los ojos. Su pulso se hace menos seguro y un escalofrío le recorre el cuerpo, tan fuerte que lo siento vibrar ante mí. Está asustado, de alguna forma sé que esto que está pasando le asusta demasiado. Su postura, su mirada… V sabe que este es el momento que decide como va a ser el resto de nuestra vida juntos, que nos lo estamos jugando todo a una sola baza.

—Hazlo V... déjame sentirte... por... favor. —El rugido que sale justo del centro de su pecho me recuerda a un depredador delante de su presa, dispuesto a devorarme. Su mano en mi pecho aprieta todavía más fuerte y ese punto de dolor mezclado con su mirada, despierta mi instinto de supervivencia y me retuerzo contra su agarre de hierro, jadeando a la vez de deseo y... miedo.



Vishous
Escuchar a Butch pidiéndome que le toque mientras el rubor cubre su rostro, hace que mis colmillos se desplieguen del todo. “Quiere sentirme... A mí...” Respiro profundamente llenándome aún más del olor del poli. Cierro los ojos para concentrarme mejor, su deseo es cada vez más fuerte y su aroma es más picante que antes. Me recorre un temblor y siento como si un puño me estrujara el corazón de manera extremadamente dolorosa, pero aún así mi sexo sigue hinchándose, mojando mi vientre mientras lucha contra el cuero que lo atrapa.

Su voz, grave y cargada rogándome, hace que se me escape un rugido que parece salirme de las entrañas. Butch lucha contra mis manos mientras le atravieso con la mirada, pero si quiere esto de mí, tendrá que ser bajo mis condiciones. El poco control que aún me queda se iría a tomar por el puto culo si le dejara tocarme libremente. O de eso intento convencerme para no admitir que quiero reducir mis pérdidas al máximo. Cobarde de mierda que soy, no podría sobrevivir si sintiera por primera vez unas manos sobre mi piel, sabiendo que jamás volverá a repetirse.

Acerco lentamente los labios deteniéndome a unos milímetros de los suyos, inhalando sus jadeos, observando sus dilatadas pupilas. Dejo de empujar su pecho y deslizo la mano hasta rodearle el cuello, levantando su mandíbula con el índice y el pulgar, haciendo que incline la cabeza hacia atrás. Tenerlo a mi merced se siente tan bien, pensar en apoderarme de esa boca hace que necesite cerrar los ojos un instante y afianzar las piernas.

Cierro la pequeña distancia entre nosotros. Relajo los labios presionando ligeramente y él responde empujando contra mí. Cuando me separo, Butch deja escapar un pequeño suspiro. Aprovecho para sacar la lengua y acariciar su boca tan sólo con la punta húmeda, antes de penetrarle de manera brusca, sujetando su cabeza firmemente. “Mío” grita mi mente. Apoyo la frente contra la suya intentando calmar mi respiración.

—Siénteme… poli… —el ronroneo profundo de antes vuelve a llenarme el pecho, rozo sus labios con el pulgar metiéndolo en su boca y casi me corro en los pantalones cuando el cabrón descarado lo chupa acariciándolo con la lengua —voy a tocar… —digo mientras muevo la mano para pellizcarle un pezón —tu cuerpo… —rozo su pecho llegando al otro pezón para pellizcarlo también —con esta mano… —continúo bajando y recorro sus duros abdominales —hasta llegar… —acaricio su bajo vientre, sus caderas —a esa increíble… —enredo los dedos en el vello largo de su pubis —polla que tienes… —cerrando la mano alrededor de su gruesa base en un fuerte agarre.

El gemido más erótico que jamás he escuchado atraviesa su garganta. Afianzando el agarre de mi mano siento como su sexo palpita y tiembla entre mis dedos. Está a punto de correrse. Sonrío de medio lado. “No hasta que yo lo diga Poli.” Dejo de rodearle y cuando apoyo la palma ejerciendo presión sobre su vientre, suelta un quejido en protesta. Bajo hasta sus testículos sopesándolos durante un momento, están tensos y pesados. Vuelvo a rodearle la base y deslizo la mano hasta su punta. Gime otra vez pero un jadeo entrecortado lo sustituye cuando aprieto bruscamente su glande hinchado durante unos segundos.

Está a punto de empezar a largar improperios con esa increíble bocaza suya, pero le obligo a callar metiéndole la lengua casi hasta la garganta, mientras le sujeto las caderas contra la pared. Empieza a mover la lengua siguiendo la mía inmediatamente. Podría estar comiéndole la boca todo el puto día, jamás creí que algo tan simple pudiera ser tan jodidamente intenso. Me retiro un poco inclinando la cara y enredando la lengua con la suya, acariciando sus labios con la punta. Me apodero de su hinchado labio inferior sujetándolo entre los míos, intentando no volver a abrírselo con los colmillos. Se entrega por completo a mí, relajando los brazos y los puños.

El cabrón besa igual que habla, sin miedo y directo. Nos complementamos y encajamos exactamente igual que en todo lo demás, parece saber incluso antes que yo cuál va a ser mi siguiente movimiento. Me separo de su rostro y me encuentro con un Butch que no había visto nunca antes, la boca entreabierta y jadeante, los ojos cerrados, el gesto relajado. Me alejo un poco más para observar todo su cuerpo, por una vez sin tener que conformarme con vistazos robados rápidos y por partes, pudiendo absorberlo todo de golpe con total libertad.

Empiezo por sus grandes y fuertes manos ahora atrapadas y bajo la mirada hasta su rostro para encontrarme con esos escrutadores ojos avellana que parecen un poco desenfocados. Me centro en su nariz rota y sus labios carnosos, ahora separados intentando llenar de aire sus pulmones. Su ancho cuello me lleva hasta sus hombros, con los músculos en tensión debido a la postura que le estoy obligando a mantener. Los pectorales sobresalen en su amplio torso con los pequeños pezones rosados completamente erectos. Tiene los abdominales marcados porque intenta con todas sus fuerzas separarse de la pared.

El corte de sus caderas y ese caminito de vello oscuro que baja desde su ombligo me dirigen como si fueran un puto mapa del tesoro hacia la polla más increíble que he visto en mi vida. Sobresale de su pubis orgullosa, gruesa y con las venas hinchadas y palpitantes recorriendo toda su longitud. Recta y bien torneada, con el tono de un rosa subido en la punta completamente húmeda. El corazón me retumba como loco, bailando la samba en mi pecho. Sólo pensar en que mi mano la ha tocado, recordar la suavidad de su piel recubriendo su dureza, hace que me tenga que agarrar a su cadera para que no me fallen las piernas. “Tengo que verlo todo.”



Butch
Ahora entiendo por qué la gente dice que hay que tener cuidado con lo que deseas. Su frente está pegada a la mía intentando calmar su respiración agitada. Yo me chupo los labios saboreando su saliva en ellos mientras el corazón está a punto de romperme las costillas.

—Siénteme... poli... —No habla. Ronronea profundo mientras su pulgar me acaricia los labios, separándolos y metiéndose dentro de mi boca.

Lo atrapo entre mis labios y lo acaricio con la lengua, enrollándola en él, perdiéndome en el sabor de su piel. Lo saca despacio y recorre el contorno de mis labios, su tacto ahora húmedo con mi saliva, para luego ir bajando hasta mi pecho. Sigue hablando en ese tono bajo mientras pellizca mis pezones, rozando ese punto casi doloroso para seguir por mi estómago, mi ombligo y más abajo, siguiendo en línea recta descendente. Mi cerebro da un vuelco y tengo que cerrar los ojos cuando llega a la base de mi polla.

“Dioooooosss...” gimo con todas mis fuerzas hasta no dejar un ápice de aire dentro de mis pulmones. Necesito aliviar esta quemazón que me corroe por dentro. Siento como mi cuerpo vibra ansiando ese bendito momento de desahogo para que me dé algo de paz y pueda pensar racionalmente, porque ahora sólo soy un montón de sensaciones agrupadas en un tanque de donde no puedo salir.

Su tacto me quema. Todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo se concentran en el mismo punto y temo perder la cordura en este jodido momento. La sangre recorre mis venas hasta concentrarse en la punta de mi polla. Comienzo a sentir las primeras descargas cuando el muy cabrón me suelta para volver a inmovilizarme poniendo su manaza en mi estómago.

Ya no puedo pensar. Me está torturando de un modo que me hace sentir cada uno de sus movimientos aumentados a la millonésima potencia y juro que me apetece llorar y suplicarle que termine con este tormento de una vez pero sigue sin inmutarse, recreándose en esta angustia que siento por su toque.

Sólo soy un humano, mi cuerpo tiene un límite, pero no parece importarle. Baja la mano hasta mis testículos y los abarca, sosteniéndolos en la palma y de nuevo siento los primeros espasmos del orgasmo. Las piernas me fallan mientras la cabeza me da vueltas. Esto es demasiado, no puedo más, es como si me desintegrara ante sus ojos sin poder hacer nada al respecto.

Intento tragar una saliva que ya no tengo y al volver a sentirlo en mi polla, subiendo su mano despacio, se me entrecorta la respiración mientras luces de colores me nublan la vista y tiemblo de anticipación. Pero cuando su mano se cierra con fuerza en mi hinchado glande haciendo que el orgasmo se ralentice, estoy a punto de la puta locura.

“Maldito hijoputa cabrón.”

Estoy a punto de decirlo en voz alta cuando su lengua vuelve a inundar mi boca, salvaje y profundamente. Me encuentro totalmente desarmado. Su boca me devora y yo le correspondo con cada fibra de mi ser, rindiéndome completamente ante él y por primera vez desde que esta locura comenzó, mi cuerpo se relaja y me limito a sentirlo como si fuera el principio y el fin de todo. Como si sólo él fuera mi universo.

Se separa de mí y me quedo un momento con los ojos cerrados, intentando digerir todo lo que se agolpa dentro de mí en este momento. Derrotado, sin poder moverme, sin poder aliviarme. Soy un prisionero que no puede salvarse por sus propios medios.

Abro los ojos y mi mirada está desenfocada. Tengo que parpadear varias veces hasta que logro volver a ver sin distorsiones y le veo admirando mi cuerpo con ojos hambrientos. Cada palmo de él, con calma y no puedo evitar sentir una ligera vergüenza.

La hostia. Se está comiendo cada centímetro de mi piel con los ojos y eso me está poniendo al borde del infarto. Disfruta de una manera que no logro a comprender y me vuelvo a fijar que de un modo fugaz, su mirada cambia. En esos momentos no es nada sexual, es... joder, no logro identificarla por mucho que lo intente pero cada vez que la veo un extraño peso detiene mi corazón. Creo que estoy desvariando de algún modo y comienzo a ver visiones porque este comportamiento en él no es normal.

Me agarra la cadera con fuerza usando su mano, como si necesitara un punto de apoyo y sus iris brillan. Alza esa mirada hambrienta hacia mí, suelta una larga bocanada de aire y de repente me encuentro besando la pared y la polla casi clavada en el frío cemento. Sigo con los brazos en alto, el cuero me roza la piel y un miedo primitivo se instala en mi pecho cuando me doy cuenta de la postura en la que estoy. Completamente a su merced.

—... V... —consigo articular entre respiraciones cortas y aceleradas.

Mi cuerpo se tensa y toda la sangre que antes palpitaba en la punta de mi polla me baja a los pies mientras una fina capa de sudor cubre mi frente. No me dice nada y ese silencio me está matando porque no sé si él será consciente de lo que pasa, del miedo que ahora me cierra la garganta impidiéndome respirar. Se queda parado a mi espalda y sólo después de lo que me parece un siglo, siento su mano en la nuca, acariciándome.



Vishous
Sin apenas pensar levanto la mano que tengo en su cadera hasta sus muñecas y pongo a Butch de cara a la pared manteniéndole los brazos en alto. Me como con los ojos esa enorme espalda que se estrecha hasta llegar a su trasero. Sus nalgas son prietas, con poco vello, redondeadas… los colmillos me palpitan de las ganas de morder, chupar y lamer. Joder, la ropa no le hace justicia alguna a mi Butch. El poli se tensa y el acre aroma del miedo me golpea de lleno. Otro doloroso recordatorio de que esto no llegará a nada más. “Joder, Poli. No… joder, Butch. No tienes nada que temer de mí. Nunca”

—Confía en mí Poli… si me dices que pare… lo haré. —masajeo su nuca intentando tranquilizarle aunque continúo sujetando sus brazos en alto. Para mi sorpresa noto que se relaja.

Bajo por su cuello y por su columna, apenas rozando con las yemas de los dedos. Me detengo unos instantes en la parte baja de su espalda e intento controlar las ganas de azotar su perfecto culo hasta que adquiera un adorable tono sonrosado y no puedo. Le doy una palmada con la fuerza justa para que lo note, pero no la suficiente como para que resulte doloroso. Y mi Poli reacciona soltando un gruñido ronco de placer, jodeeeeerrrr… mi polla supura y empuja como loca.

Rodeo su cintura y pego su cuerpo completamente al mío. Me aseguro de echarme hacia la izquierda para no encajarle mi tremenda erección entre las nalgas, no quiero que le dé una taquicardia. Así que me pego a su cadera mientras acerco mi boca a su oreja y el ronroneo que sale de mí casi parece el de un enorme felino.

—Voy a tocarte la polla ahora, Butch… —no sé quién gime más de los dos —Mírame Poli… —espero pacientemente a que levante la cabeza y abra los ojos antes de acercar mi mano para mojarla con pasadas lentas de mi lengua.

Butch abre los ojos de manera desmesurada y doy una última lamida antes de pegarme del todo a él y abarcar su grueso sexo con la mano. Los dos temblamos de anticipación y él apoya la cabeza contra mi brazo estirado. Abandonándose a mis manos. Su polla crece por momentos y la deslizo en mi mano casi sin ejercer presión, sólo para disfrutar de la sensación de su delicada piel resbalando con mi saliva, haciendo tope con la corona de su glande y pasando el pulgar por la punta. Repito el movimiento de manera suave y consigo que se cuelgue de mi mano enguantada mientras aprieta los puños de nuevo.

Impongo un ritmo un poco más rápido ajustando el agarre. Joder, oír al poli soltando guarrerías con su voz ronca me está poniendo todavía más cachondo. Está tan cerca del límite que haré que se acabe demasiado pronto, pero es lo que su cuerpo quiere, lo que yo deseo darle. Así que dejo que todo se acelere, muevo la mano al ritmo que su sexo necesita, intentando mantenerle al límite durante unos momentos hasta que siento que ya no puede más.

—Córrete para mí, Butch. Deja que te sienta y que te oiga. —mi voz es casi gutural.

Concentro toda mi atención en las reacciones del poli. Su respiración entrecortada, su corazón latiendo tan fuerte que puedo sentirlo bombeando contra mi pecho, sus caderas acompañando el movimiento de mi mano. Se tensa de pronto y gime con mi nombre entre los labios.

Tiembla contra mi cuerpo mientras se corre de manera bestial. Su olor me envuelve, denso y pesado como nunca antes, parece quedarse grabado a fuego en mi nariz. Le acompaño suavemente con el movimiento de mi mano hasta que las pulsaciones se detienen. Sin pensar en lo que estoy haciendo suelto su sexo y levanto la mano llevándola directamente a mi boca… puto error… los huesos parecen desaparecer de mi cuerpo… cierro los ojos con gesto derrotado… después de haberlo probado no querré nunca nada más.

“Puedo olvidarlo. Puedo esconderlo en la parte más apartada y oscura de mi mente como si se tratara de una pesadilla y seguir viviendo en paz, pero nuestra amistad ha quedado herida de muerte, nunca volverá a ser igual.” Butch se ha abierto de nuevo a mi… no he odiado mis putos poderes tanto como en este jodido momento. Mi mente y mi cuerpo se bloquean. Mi sexo pierde por completo su dureza. En mi pecho, donde antes latía un corazón, sólo hay un dolor sordo y profundo que llevaré conmigo para siempre.

—Soñé con esto… algo que sabía que no me pertenecería nunca… —confieso pegado a su oreja. Parece que una vez que he abierto la bocaza no voy a ser capaz de cerrarla —pero no temas poli, no me interpondré en tu camino. ¿Cierto?

A pesar de todo no puedo dejar de tocarle, no consigo separarme de él. Apoyo la frente en su nuca y me meto su olor lo más adentro que puedo por última vez. Reúno toda mi fuerza de voluntad y cargando su cuerpo contra el mío suelto sus brazos, los baja lentamente y alza la cabeza.

—¿Crees que puedes mantenerte en pie? —Le pregunto con voz muerta cuando ya es obvio que no existe motivo alguno que justifique prolongar el contacto.

Asiente con la cabeza e inmediatamente alejo mi cuerpo del suyo. Joder y yo que pensaba que sabía lo que era el dolor... Es como si me estuvieran abriendo en canal con una de mis propias dagas. Me giro y salgo de la habitación de mi poli.

—Adiós, Butch. —cierro la puerta, apenas haciendo ningún ruido y camino como un autómata hasta mi habitación.

Ni siquiera sé cómo soy capaz de continuar avanzando, estoy completamente vacío, no me queda nada. Entro en mi cuarto y de pronto no sé cómo seguir ni qué debo hacer. Me detengo como si las fuerzas me hubieran abandonado y la carcasa de mi enorme cuerpo fuera un deshecho olvidado en este lugar.

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